Si Lupo y Polu me habían llegado a amar y respetar durante nuestra relación, estaba claro que su opinión sobre mí cambió radicalmente tras aquel viaje.
El cartero Jimin era calmado y agradable; pero el alférez Park era un puto monstruo sin compasión. Algo que quedó bien claro cuando Zora trató de escapar y lo primero que hice fue apuntarla con el M17 y pegarle un disparo en la pierna. No iba a perder el tiempo tratando de perseguirla cuando, simplemente, podía dispararle.
Lupo y Polu se quedaron congelados en el sitio. Había sorpresa y terror en sus ojos del azul de hielo, sus posturas eran muy tensas y sus colas estaban muy alzadas en posición de peligro. Miraron a la omega gimiendo y retorciéndose de dolor en la ladera del valle y, después, a mí con expresión completamente indiferente. —Podrías haberla matado —jadeó Lupo.
Bajando el arma, miré a Jungkook y respondí al alfa-lobo:—Yo nunca fallo.
El salvaje se señaló el pecho con los pulgares, después dibujó un enorme corazón en el aire y terminó señalándome a mí mientras decía en silencio: «I love you…». Puse los ojos en blanco y le ignoré, retomando el camino por la ladera, en dirección a la omega que todavía gimoteaba de dolor. Era una puta exagerada, porque ni siquiera le había perforado ninguna vena principal y, si creía que estaba sangrando mucho, ni se imaginaba al ritmo que se estaría desangrando si hubiera apuntado a una arteria y no a su muslo.
Acuclillándome a su lado, todavía con el arma en la mano, le pregunté:—¿Vas a dejar de hacerte la tonta y ser buena chica?
La omega, otra vez con los ojos llorosos y esa mueca de pura rabia que desfiguraba por completo su hermoso rostro, respondió:—Van a venir a por ti, Jimin.
—Les estoy esperando —le aseguré, mostrándole el arma para darle un par de vueltas con el dedo, como si solo fuera un juguete para mí.—Follarte a un salvaje no te va a proteger —gruñó, moviendo los ojos en dirección a Jungkook—. Por muchas cuentas que le pongas en la barba. —Huh… —murmuré.
Qué interesante. Zora no sabían quién era Jungkook. Bueno, sabía quién era, pero no quién había sido. Lupo y Polu llegaron en ese momento, bajando la ladera a largos pasos para ayudar a la joven. Con una mezcla de urgencia y nerviosismo, empezaron a vendarle la pierna herida. A veces sus miradas se encontraban con la mía y podía ver su incomodidad, la forma en la que parecía que, ahora, les diera incluso miedo mirarme. —Dejad de ser tan inocentes —les pedí—. Zora solo os está manipulando para conseguir escapar. No está interesada en ninguno de vosotros. Ella y su amigo artillero pusieron las bombas y destruyeron Mina Negra antes de escapar. No tienen intención de quedarse en la Reserva y… —miré fijamente a Lupo—, por supuesto que no le «duele» estar sucia.
El alfa-lobo apretó los dientes, pero no se atrevió a decir nada al respecto.
No culpaba a Zora por usar todas las tretas a su alcance, culpaba a los gemelos por ser tan estúpidos como para caer en ellas. La omega no había parado de intentar seducirlos desde que habíamos salido de la torre de vigilancia, y Jungkook ya me había advertido que Lupo la había limpiado en algún momento porque había un rastro de aroma a cerezas en él. Y si Zora le sacaba la barba, las cosas solo se complicarían mucho más.
—Es una manipuladora, una mentirosa y una asesina —declaré, poniéndome en pie—. No lo olvidéis.
—¿Y tú no? —me acusó la omega, quien, al parecer, ya podía dejar de gimotear y balbucear que le dolía la pierna—. ¿Por qué no le confiesas a tu salvaje la verdadera razón de que le hayas puesto una cuenta?
Zora sonrió y señaló a Jungkook, esperando con expresión aburrida a que los gemelos terminaran. —Jungkook —le llamé—. Tu cuenta es falsa y solo te estoy utilizando. El salvaje se llevó una mano al pecho y, sin cambiar su expresión desinteresada, dijo:—Auch…
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La Reserva♡Kookmin
FanfictionJimin es un omega nacido en el mundo beta y, aunque no tenga idea de la sociedad y costumbre de los suyos, ahora debe infiltrarse en La Reserva de Animanos más grande del país. La misión es simple: encontrar la célula terrorista que se esconde en...