Dream

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Era un viernes por la noche, el cansancio de la semana me había vencido y caí profundamente dormida. No recordaba nada claro al despertar el sábado por la mañana, como si el sueño se hubiera desvanecido en la niebla. Sin embargo, había algo que permanecía, algo que no podía borrar de mi mente: su nombre y cada detalle de su rostro.

Por primera vez no recordaba que había soñado con mi Zorreador. No sabía qué habíamos hecho en ese sueño, ni de qué habíamos hablado, pero su imagen estaba grabada en mi memoria, tan vívida como si lo hubiera visto en persona. Fue como si el universo me hubiera permitido llevarlo conmigo, aunque solo por unas horas en el mundo de los sueños.

Sentí una mezcla de sorpresa y emoción al darme cuenta de que, en lo profundo de mi subconsciente, él siempre estaba ahí, ocupando un espacio que seguía creciendo. Sabía que este sería el primero de muchos sueños, una señal de que mi amor por él, lejos de desvanecerse, seguía creciendo cada día.

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