Desde que tengo memoria, el sueño de ser madre y formar una familia ha sido una constante en mi vida, una visión que he acariciado desde mi infancia. Sin embargo, en esta ocasión, la línea entre el sueño y la realidad se desdibujó de una manera que solo mi mente podría haber concebido. En uno de esos sueños que parecen tan vívidos que uno no sabe si despierta o sigue soñando, me vi embarazada, esperando un hijo que llevaba en mi vientre.
Lo curioso es que, en esta fantasía tan detallada, el encargado de cuidarnos, de protegernos y de compartir ese momento de nuestra vida era él, mi zorreador. En el sueño, su presencia era tranquilizadora; su rostro, que siempre he considerado bello, irradiaba una calidez y una seguridad que me envolvía. Me decía con una certeza que solo un sueño puede ofrecer, que él se haría cargo de todo: de los cuidados, de los preparativos y de todas las responsabilidades que vendrían con la llegada de nuestro hijo.
En el momento, su promesa parecía tan real y palpable que me permití soñar despierta, al menos por un instante. Era como si, en ese rincón de mi mente donde los deseos se mezclan con la esperanza, la vida nos ofreciera una visión fugaz de lo que podría ser un futuro perfecto. Sin embargo, al despertar, la claridad de la realidad me golpeó con fuerza. Sabía que esas palabras, ese rostro lleno de promesas y de amor, solo existían en el refugio de mis sueños. La distancia entre mi realidad y ese ideal soñado se hizo aún más evidente, recordándome que lo que viví anoche era una ilusión que solo existía en el mundo etéreo de mis pensamientos más profundos.
Aun así, el sueño dejó una huella en mí, un deseo persistente que continúa latiendo en mi corazón. Es un anhelo que, aunque solo pueda vivir en el terreno de mis sueños, sigue moldeando mi esperanza y mi visión de lo que podría ser un futuro lleno de amor y familia.
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Enemies to Lovers
RomanceEn un día de San Valentín, mi mundo dio un giro inesperado al conocer a "Zorreador", un chico de la preparatoria que inicialmente despertó en mí sentimientos de desdén y antipatía. Sin embargo, todo cambió cuando una simple solicitud de ayuda desenc...