Intercambio de Papeles...

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Estos últimos días habían sido extraños, como si todo estuviera fuera de lugar, y los papeles que cada uno solía tener se hubieran intercambiado sin previo aviso. Mi Zorreador, aquel que siempre había sido tan enfadadoso conmigo y con quien, de alguna forma retorcida, me había acostumbrado a esa dinámica, ya no se comportaba como solía. En cambio, parecía más distante y mucho menos interesado en hacerme sentir su presencia. Pero lo más raro de todo era el comportamiento del 'todas mías', el amigo de mi Zorreador y aquel que casualmente le gustaba a mi amiga. Algo en su actitud había cambiado y me dejaba completamente desconcertada.

Mi Zorreador, que antes siempre sabía cómo ignorarme de la manera más evidente, ahora dedicaba sus esfuerzos a fastidiar a mi amiga. Y ella, quien lo consideraba su mayor enemigo, lo toleraba solo por mí. Sabía que le caía mal, pero por nuestra amistad, hacía un esfuerzo en no mostrarlo demasiado. Sin embargo, esa tensión entre mi amiga que tenía hacía mi Zorreador estaba siempre latente, y a veces no podía evitar sentirme mal por ponerla en esa situación, aunque también era inevitable. Era mi Zorreador, después de todo..

Lo que más me sorprendía era el cambio en el 'todas mías'. Mientras mi amiga lo veía con ojos llenos de esperanza, esperando que en cualquier momento le regalara una sonrisa o una mirada cómplice, esas señales que ella ansiaba no llegaban... al menos no para ella. En cambio, él me sonreía a mí a cada rato, incluso había momentos en lo mi amiga me decía que el me escaneaba de pies a cabeza, como si me estuviera zorreando, algo que nunca hubiera esperado de su parte. En ocasiones, me saludaba primero, lo que no dejaba de ser incómodo porque mi amiga, quien esperaba que esa atención fuera para ella, tenía que presenciar esos momentos.

Era extraño, porque mientras ella deseaba que él le dedicara esa atención, yo, en el fondo, no podía evitar sentir que preferiría estar en su lugar con mi Zorreador. Aunque ella anhelaba la atención del 'todas mías', yo no podía evitar desear lo que ella vivía con mi propio Zorreador, a pesar de lo doloroso que era a veces. Parecía que el destino nos estaba jugando una broma retorcida, dándonos lo que queríamos, pero no de la manera en que lo habíamos pedido.

Mi Zorreador, que antes solo tenía ojos para fastidiarme, ahora tenía una nueva misión: molestar a mi amiga.

Todo era tan confuso. Por un lado, sabía que a mi amiga le dolía no recibir la atención que esperaba, y por el otro, yo también sentía el peso de no tener la interacción que solía tener con mi Zorreador. Era como si ambos estuviéramos en situaciones que no habíamos pedido, deseando lo que la otra tenía, pero sin poder hacer nada para cambiarlo. Las cosas entre nosotros estaban fuera de balance, y me hacía preguntarme si este intercambio de papeles sería algo temporal o si las dinámicas habían cambiado para siempre.

A veces deseaba poder regresar al punto donde todo era más sencillo, donde mi Zorreador seguía siendo el mismo de siempre y el 'todas mías' no me prestaba más atención que la necesaria.

Pero ahora, aquí estábamos, atrapados en este nuevo juego, donde lo que deseábamos parecía estar justo fuera de nuestro alcance, y lo que no pedimos, era lo que terminaba llegándonos.

Enemies to Lovers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora