Los niños Córdoba se caracterizan por una cosa y esa era la energía que tenían. Siempre era una nueva aventura en la casa Córdoba.
Eran cinco en total iniciando por el mayor de todos ellos, Chayanne Córdoba de 15 años, él cual al ser el mayor, se sentía el responsable de sus pequeños y desastrosos hermanos. Era alguien sumamente tranquilo, pero si llegabas a meterte con alguno de su familia toda aquella tranquilidad se volvía en lo contrario, lo que más le gustaba hacer al adolescente era cuidar su huerto y aprender a hacer diferentes platillos a base de los alimentos que cultivaba.
La siguiente de los hermanos era Leonarda de 14 años, a diferencia de su hermano, Leo siempre se encontraba sumergida en su mundo y no porque fuera tímida. Leo tenía otra forma de hacer las cosas, amaba escuchar música y siempre que podía practicaba con el piano o violín.
Bobby y Richard los siguientes encabezando en la lista, eran gemelos contando con 8 años de edad, son un peligro respectivamente. Bobby el gemelo mayor nacido por un minuto de diferencia orgullosamente, es quien guiaba al otro, siempre se encontraba inventando y haciendo que sus hermanos se colmaran la paciencia. A pesar de todo Cucurucho y su padre habían sido muy pacientes con él, lo que más le gustaba hacer era buscar aventuras. A diferencia de Bobby, Richarlyson era mucho más tranquilo, aunque ayudaba con las travesuras de su alocado hermano, Richard prefería la pintura y artes plásticas, soñando en volverse un famoso artista.
Por último, pero no menos importante se encontraba la pequeña Tilly o Tilin como sus hermanos y padre le llamaban cariñosamente de 3 años, ella era una pequeña muy activa como sus hermanos, pero al ser demasiado joven aún no destacaba algún gusto.
Los cinco vivían cómodamente en la residencia o como los niños la llamaron mansión quesadilla, al ubicarse en la calle con mismo nombre. Cosa que en un principio les hizo mucha gracia. Ellos habían tenido un sin fin de niñeras que habían intentando tratar con ellos, pero siempre terminaban renunciando al no poder controlarlos, varias betas habían desfilado por la puerta de aquella elegante residencia.
Debido a aquella preocupante situación, el padre de los cinco no tuvo otro remedio que dejar a cargo de los niños a Cucurucho, su mano derecha. Aquel serio hombre siempre portaba una máscara de oso, cosa que nadie cuestionaba, incluso los gemelos habían ya hecho su propia historia de que su cuidador era una especie de espía secreto que debía cuidar su identidad.
Pero todo eso solo era imaginación de los pequeños, Cucurucho era el único beta que los pequeños aceptaban y estaba bien con eso, a pesar de su personalidad un tanto fría nunca había incomodado a los cinco.
Aunque era mayor el problema cuando tenían que cambiar cada cierto tiempo a los empleados, ya que los niños los hacían renunciar.
Pero volviendo al momento actual, ambos gemelos se situaron enfrente de aquella habitación, todos conocían perfectamente aquella habitación, la cual era el estudio privado de su padre. Bobby miró a Cucurucho, quien abrió la puerta dejándolos pasar.
Bobby no era un cobarde, su padre le enseñó a no serlo, por lo que tomó aire apretando el agarre de su hermano, ambos entrando. Siendo recibido por aquel cálido y reconocido olor a vino de su padre, si fuera otra situación, siendo pocas, le hubiera gustado recibir el aroma de su padre, pero ambos sabían que no era así.
Su padre Luzuriaga Borjas Córdoba era un hombre sumamente ocupado, siempre se encontraba con algo nuevo, pero a pesar de su vida agitada lejos de algún descanso, lograba pasar tiempo con los cinco, cosa que a más de uno de sus colegas les sorprendía.
Bobby vio como su padre se encontraba rayoneando en su escritorio, aquel color que sostenía bailaba con elegancia como la mano que lo guiaba, cuando de repente simplemente cesó. El alfa alzó su vista carmín a ambos niños, sin mostrar ninguna sonrisa a pesar de que Bobby le dio la mejor que pudo, notando como su papá frunció su ceño.
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Oh Mr Córdoba
FanfictionDicen que las mejores historias inician con una inesperada sorpresa. Quackity adoraba las historias, amaba conocer cada aspecto de ellas, como si viviera en otra realidad, soñando que algún día dichas historias fueran protagonizadas por él mismo, al...