24. Amor

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Algo que no podía negar, era sobre los hermosos diseños que creaba Luzu, cada uno era magnífico y digno de ser parte de aquella colección. El tema era las castas en la época moderna, empoderando a los omegas a pesar de que eso era ridículo, recordando quién era aquel alfa soltando una risa divertida.

Cansado de fingir y que la gente se acercara para saludarlo le dijo a sus dos amigos que iría al baño retirándose de aquel lugar.

Por un momento recordó a su padre y como este era totalmente diferente, recordando cómo había tenido aquella conversación unos días después de la partida de su madre y Auron. Por primera vez escucho la mayor preocupación de él, hablándole de que deseaba que encontrara a alguien para él, alguien que luchara por él y que aceptara a su hijo por quien era.

Pero Quackity simplemente le respondió que no pensaba casarse, que estudiará y trabajará para sacar a ambos de ese estado tan deplorable, aquello hizo reír a su padre mirándole con amor, pero un toque de tristeza pura. En ese tiempo no entendía bien aquella mirada, pero ahora que era un adulto por fin había captado la desoladora mirada que su padre le había dado en aquel entonces.

Sabía que si su padre estuviera ahora mismo con él, se hubiera dado cuenta de todo, de que no era en realidad feliz y que aquel matrimonio que tenía con Córdoba no era más que una mentira llena de muchas más. Soltó una suave risa, mirando su reflejo, no.

Claro que no.

Si su padre estuviera vivo, no tendría que pasar por todo esto, no hubiera tenido que casarse con un hombre que para nada le quería, ni siquiera le dirigió una mirada. Si su padre estuviera vivo, estaría muy feliz en casa disfrutando aquella noche entre películas y risas, tal vez con Spreen visitandolos como era costumbre suya, pero nada de eso era real, ahora mismo estaba viviendo una vida diferente de la que siempre había querido y se encontraba ahogándose sin poder corregir aquello.

–No luces feliz.

Se asustó notando una voz ajena, percatandose de un hombre sumamente elegante y bien parecido.

–Lo lamento, no deseaba asustarlo. Solo vine aquí a ocupar el baño y pude notar su aroma. Pero qué modales son los míos, estoy frente al diamante de la temporada. Mi nombre es Jschlatt Libers.

Extendió su mano en señal de saludo, de inmediato Quackity la aceptó.

–Ah, un placer. Soy Alexis Córdoba.

–Lo se bien –le dedico una sonrisa– ¿Puedo saber qué es lo que lo tiene tan afligido? Se que no nos conocemos de nada, pero no puedo ignorar a un dulce omega como usted en este estado.

–No es nada, solo estaba pensando en mi padre...

–Claro, la pérdida de un ser querido siempre es muy dolorosa más si es un padre o una madre, ¿no lo cree?

–Si, aunque en realidad no tengo muy buena relación con mi madre.

–Vaya qué coincidencia, yo tampoco –soltó una suave sonrisa– Señor Córdoba si me permite.

–Puede decirme Quackity, es un apodo. En verdad no estoy tan acostumbrado a que me digan el apellido de mi esposo.

–Comprendo completamente Quackity, bueno queria saber si usted le gustaría platicar un poco más en la fiesta. Aunque debe estar ocupado con su esposo.

–Para nada, solo debo hacer algunos saludos y estaré libre.

–Maravilloso, en ese caso estaré esperándolo. Creo que podríamos hablar un poco más de los padres –volvió a reírse retirándose de ahí.

Oh Mr CórdobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora