21. Omega Córdoba

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Una nueva vida iniciaba para él, mentiría si dijera que no estaba nervioso. Aunque ya había pasado gran tiempo con los niños, la idea de vivir por completo en aquella hermosa residencia lo ponía ansioso.

Se despidió de sus días monótonos y silenciosos, al ser cambiados por el ruido y el desastre de los niños. Todos lo recibieron con alegría una vez que terminó de mudarse por completo y para festejarlo cada uno le había preparado algo especial, desde un postre delicioso, un recital de violín, un dibujo o incluso regalando una flor o una pelota.

Para Quackity aquellos cinco niños ya eran suyos, por lo que estaba emocionado de poder brindarles todo ese amor y cariño que se merecían.

–Muy bien, recuerden estudiar mucho.

–Pero no me gusta estudiar –se quejó el gemelo mayor con aquel uniforme, Quackity sonrió agachándose para cómoda su pequeña corbata.

–Estudiar no es tan malo, si lo haces podrás ser un hombre exitoso y con mucho dinero así como tu papá.

–Pero quiero ser un jugador de fútbol.

–Ellos también estudiaron Bobby. La escuela es uno de los privilegios que algunos no pueden.

–Bobby, ya llegó el autobús.

Anuncio Chayanne, el pequeño miro ansioso a su nueva "madre", quien tomó su mano.

–Vamos.

El pequeño asintió feliz, uniéndose Richard con ellos. El chico llegó hasta aquel autobús colorido donde una chica esperaba a los niños sorprendiendose de verlo.

–Buenos días– saludo alegre, mientras el omega asentía.

–Buenos días, Bobby, Richard tengan un buen día. Ustedes también Leo, Chayanne.

Los mayores asintieron ayudando a sus hermanitos a subir, ya era costumbre suya que cada uno cuidara a un gemelo. Aunque al inicio Quackity se sorprendió de saber que los hijos de Córdoba tomarán el bus escolar, Luzu le había explicado que quería que vieran esa parte de la vida, aunque la escuela fuera privada.

La mujer le miró curiosa, llamando la atención del menor.

–Ah lo siento, es que Roier siempre es quien los despedía, pero me comentó que ahora sería usted.

–Si, lamento si le sorprende. Soy Alexis Ste... Córdoba –corrigió estrechando la mano de la chica– pero solo con Quackity basta es un apodo.

La mujer se mostró sorprendida, pero más animada moviendo aquel saludo.

–Es un placer, soy la maestra de los gemelos, Jaiden Birdsong. Espero poder llevarnos muy bien, los gemelos no paran de hablar de usted.

–¿Lo hacen?

Jaiden asintió animada.

–Tal vez debería alguna vez visitarnos, tenemos un cajón que llamamos el álbum de los recuerdos, para casa niño. En él se juntan las actividades que los niños creen importantes para entregarlas hasta que se gradúan de la escuela. Los gemelos han hecho varios dibujos del señor Luzu y de un Quackity, aunque al inicio por el nombre pensé que Luzu les había regalado un pato.

–Eso es interesante, jamás creí que me incluyeran...

–Lo quieren mucho–agregó la maestra– bueno, fue un gusto conocerte. Nos vemos mañana.

Quackity asintió despidiéndose de los pequeños que se asomaban por la ventana. Notando que incluso Tilin la más pequeña estaba abordo junto a otra maestra, mientras se despedía con su manita. Sintió como su omega lloraba ante la separación de los que ya consideraba sus cachorros, pero negó una vez que desapareció aquel autobús.

Oh Mr CórdobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora