Los meses pasaron rápidamente y el cumpleaños número doce de Daniela estaba a la vuelta de la esquina. Erika, ahora con veintisiete años, había seguido viendo a Diego con frecuencia, aunque solo como amigos. La relación con su madrastra se había fortalecido, al punto de que ahora la llamaba "mamá". En este ambiente de apoyo y comprensión, Daniela había desarrollado una feminidad notable. Su cabello había crecido largo y su habilidad con el maquillaje mejoraba día a día. A pesar de las complicaciones en la escuela, había aprendido a lidiar con las miradas y comentarios gracias al apoyo de Erika y su madre.
Erika quería que el cumpleaños de Daniela fuera especial. Quería hacer algo significativo, algo que celebrara el progreso y la valentía de su hermano. Después de mucho pensarlo, decidió que la mejor manera de hacerlo sería regalarle una experiencia única: su primera visita a un salón de belleza para un corte de cabello lindo y femenino.
El día del cumpleaños de Daniela, Erika lo despertó con una sonrisa y un suave beso en la frente.
—¡Feliz cumpleaños, Daniela! —dijo Erika con entusiasmo—. Hoy tengo una sorpresa muy especial para ti.
Daniela abrió los ojos, aún somnoliento pero emocionado.
—¿Qué es, Erika? —preguntó, frotándose los ojos.
—Te llevaré a un salón de belleza para que te hagan un corte de cabello lindo y femenino. Quiero que te sientas aún más hermosa de lo que ya eres —respondió Erika, acariciando suavemente el cabello de Daniela.
Daniela se incorporó rápidamente, la emoción reemplazando cualquier rastro de sueño.
—¡Eso suena increíble! ¡Gracias, Erika! —dijo, abrazándola con fuerza.
Después de desayunar, ambas se prepararon para salir. Erika optó por un atuendo casual pero elegante: una blusa de seda blanca y unos jeans ajustados, combinados con unos tacones que estilaban su figura. Daniela, por su parte, eligió un vestido veraniego que resaltaba su feminidad y unos zapatos bajos. Antes de salir, Erika se aseguró de que ambos estuvieran perfectamente maquillados y listos para el gran día.
Llegaron al salón de belleza, un lugar elegante y acogedor con un ambiente relajante. Erika había reservado una cita especial para Daniela, asegurándose de que recibiría la mejor atención posible.
—Bienvenida, Daniela —dijo la estilista, una mujer amable y profesional—. ¿Estás lista para tu transformación?
—¡Sí! —respondió Daniela con entusiasmo.
La estilista guio a Daniela hasta una silla cómoda y comenzó a discutir con él sobre el tipo de corte que quería. Daniela se decidió por un corte en capas que enmarcara su rostro y resaltara su feminidad.
Mientras la estilista trabajaba en el cabello de Daniela, Erika observaba con una sonrisa de orgullo. Ver a su hermano tan feliz y seguro de sí mismo era un regalo en sí.
—Erika, he estado pensando... —dijo Daniela de repente, mirando a su hermana a través del espejo—. Me gustaría tener tres pares de aretes, y también piercings en la nariz y el ombligo, como tú.
Erika levantó una ceja, sorprendida, pero no desalentada.
—¿Estás segura, Daniela? Es un compromiso grande y puede ser un poco doloroso.
—Sí, estoy segura —respondió Daniela con determinación—. Quiero sentirme tan hermosa y segura como tú.
Erika asintió, emocionada por el deseo de su hermano de seguir sus pasos.
—Está bien, haremos eso también —dijo, sonriendo—. Hoy será un día de muchas transformaciones.
Después de que la estilista terminó con el corte de cabello de Daniela, ambos se dirigieron a la sección de piercings del salón. Daniela se sentó en la silla, un poco nervioso, pero decidido.
—Todo saldrá bien —dijo Erika, tomando la mano de Daniela para darle ánimos—. Estoy aquí contigo.
La profesional comenzó con los piercings en las orejas, agregando un par más para un total de tres en cada lóbulo. Luego, procedió con el piercing en la nariz, colocando un pequeño y delicado brillantito del lado izquierdo. Finalmente, llegó el turno del piercing en el ombligo. Daniela aguantó el dolor con valentía, y pronto todos los piercings estuvieron en su lugar.
—Te ves hermosa, Daniela —dijo Erika, admirando el resultado.
—Gracias, Erika. Me siento increíble —respondió Daniela, tocando con cuidado sus nuevos piercings.
Mientras esperaban que el salón terminara con los últimos detalles, Daniela se giró hacia Erika con una expresión pensativa.
—Erika, quería preguntarte algo sobre Diego —dijo, mordiéndose el labio inferior—. ¿Te gusta?
Erika se quedó momentáneamente sin palabras, sorprendida por la pregunta directa de su hermano. No había hablado de sus sentimientos por Diego con nadie, pero sabía que podía confiar en Daniela.
—Bueno, la verdad es que sí. Me gusta mucho —admitió Erika, sonrojándose un poco—. Me gustaría salir con él, pero no estoy segura de cómo decírselo.
Daniela sonrió ampliamente.
—Creo que deberías decírselo. Diego parece un buen chico y te trata bien. Además, eres increíble y mereces ser feliz.
Las palabras de Daniela llenaron a Erika de calidez y seguridad. Sabía que su hermano tenía razón. Debía hablar con Diego y ser honesta sobre sus sentimientos. Decidió que también hablaría con su madre para buscar consejo.
Más tarde, cuando regresaron a casa, Erika encontró a su madre en el salón, arreglando algunos documentos.
—Mamá, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó Erika, un poco nerviosa.
—Claro, querida. ¿Qué pasa? —respondió Clara, dejando de lado lo que estaba haciendo.
Erika tomó una respiración profunda y comenzó a hablar.
—Quería pedirte consejo sobre algo. Creo que me gusta Diego, el chico que conocí en la playa hace unos años. Hemos estado saliendo como amigos, pero me gustaría que fuera algo más. No sé cómo decírselo ni cómo manejar esta situación.
Su madre sonrió, con una mirada de satisfacción.
—Erika, es natural tener esos sentimientos y querer explorar una relación más profunda. Lo importante es ser honesta y comunicar tus sentimientos con claridad. Si Diego es tan buen chico como dices, te escuchará y entenderá. No tengas miedo de ser tú misma y expresar lo que sientes.
—Gracias, mamá. Hablaré con él pronto —dijo Erika, abrazando a su madre.
Esa noche, mientras Daniela admiraba su nuevaapariencia en el espejo, Erika se sintió más segura y decidida. Estaba rodeadade amor y apoyo, y sabía que podía enfrentar cualquier desafío que viniera. Consu hermano a su lado, se sentía lista para dar el siguiente paso y hablar con Diegosobre sus sentimientos. La vida, aunque llena de pruebas y cambios, tambiénestaba llena de oportunidades para el amor y la felicidad, y Erika estabadispuesta a aprovecharlas al máximo.
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Cambios Inesperados
General FictionEl padre de Ricardo ha muerto, dejándolo bajo la tutela de Clara. Ella había desposado a su padre en búsqueda de fortuna, encontrando en el proceso también humillaciones y maltrato, lo que le hizo desarrollar un profundo odio a los hombres. ¿Qué le...