Capítulo 4

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Antes de seguir leyendo, debes saber que...

debes haber leído,si o si a CAtarsis.

Actualidad

Los acordes de la guitarra empiezan a sonar en la vieja radio y el trazo queda a medio terminar. El diseño a medias del ángel del sótano, no logra anular los recuerdos que se atoran en mi cabeza y oprimen mi pecho.

Lágrimas en el cielo, de Tears In Heaven. El homenaje más triste que un padre puede darle a un hijo.

La conocida canción hace alejar la atención del dibujo y buscar el artefacto. La melancolía que invade mi sistema va más allá de la triste letra de la canción. Mi respiración sale pesada al expulsar el aire de mis pulmones y recordar que era la canción que ella amaba.

«—Papá me dedicó esa canción antes de morir. Me dijo que la recordara cuando no estuviera junto a él.» Estábamos en la cama, desnudos y abrazados, había sintonizado un canal de música Blues y esa canción fue la primera en salir.

Mamá suele decir una frase que me viene bien. Fue en la época en que abandonamos la ciudad y nos refugiamos en estas tierras. Demasiado joven para entender la profundidad de esa frase, me limitaba a afirmar y ver aburrido el horizonte verde que nos rodeaba.

«Todos tenemos recuerdos escondidos en canciones, dolores mezclados con sonrisas y odios envueltos en jornadas largas de trabajo.»

Hoy no solo entiendo por qué lo decía, sino que me siento a fin con esa frase. Ese día creí tocar el cielo, sin darme cuenta de que estaba al filo del infierno. Es difícil escucharla sin traer a mi cabeza ese día y con ello, el triste final.

Busco un bálsamo regresando al dibujo. La he nombrado de muchas maneras y en todas lleva el nombre de ángel. El ángel del jeep, El ángel del sótano, Mi ángel ardían, entre otros.

Un ángel, era lo que parecía sobre ese viejo jeep, cabello dorado cubriendo partes de su rostro, piel rosada y vestido blanco. Por más que agudicé la vista, no logré ver su rostro con claridad, todo lo demás quedó tatuado en mi cabeza.

Dibujarla se convirtió en mi adicción. La he dibujado con diversos rostros, ninguno de ellos me satisface. La he buscado en este plano terrenal, pero nadie llega a los limistes en que ella llevaba su belleza.

Opté por no darle un rostro al entender que ninguno le quedaría perfecto. Los diversos dibujos que he realizado sobre ella, los hago con un velo cubriendo su cara.

—¡Patrick!

El llamado viene acompañado de la puerta del estudio, abrirse con violencia. De nuevo pierdo la atención del boceto. Con la novedad que no es la canción, sino Amaia, la veterinaria, quien me obliga a hacerlo.

—Lo siento. —se excusa ingresando al estudio— acabo de terminar, — deja sobre el escritorio la tabla de los registros antes de sentarse. — Fred y Tom te darán los detalles.

Le lanza miradas curiosas a mi boceto, al tiempo que me muestra sus adelantos. No me molesto en ocultarlo, no es la primera vez que los ve e incluso conoce parte historia.

—Pensé que ya le descubrirías el rostro —señala el dibujo —¿Puedo?

Afirmo distraído tomando los registros y comparándolos con el reporte entregado por Fred. Escucho lejana la plática de Amaia y sus halagos sobre el dibujo.

—¿Has preguntado por ella?

Perdería el encanto y la magia que representaba. En ese instante y aun ahora, sigo pensando en ella como un ángel. Pese a todos los detalles que tengo como respuesta, lo que sale de mis labios es.

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