Tener a Landon Giles lanzando amenazas de demandas y revoloteando a mi alrededor, no era fácil, como tampoco saber que Jake sufrió un ataque que debía recibir yo. Me odiaba por ello, debí insistir en que se quedara en la ciudad o negarle alojo. ¡Maldición! Era consciente del riesgo en el rancho, por mínimo que fuera. ¿Cómo fui tan confiado?
«Unos centímetros más abajo y no viviría para contarlo». Las palabras del cirujano oprimen mi pecho al repetirlas mentalmente. No puedo negar que odiaba a Landon con todas mis fuerzas, pero no a Jake. Estos días junto a él, me sirvieron para entender el error que cometí al mantenerlo al margen.
Y en nada tenía que ver la posibilidad de compartir la misma madre.
Jake me demostró ser un hombre divertido y abierto a nuevas experiencias. Con ansias de aprender algo nuevo todo el tiempo, no le importaba ensuciarse las manos, tomar una pala o una cortar el césped. Asegurando que su sueño es tener una vejez en el campo, por considerar que el futuro de la humanidad se encontraba allí.
Encontré un par de detalles en común, más allá de llevar el mismo padre. Jake, al igual que yo, odiaba las injusticias, razón por la cual se hizo abogado. Sus padres nunca influyeron en esa decisión, de hecho, su oficina estaba por fuera del bufete familiar.
Era usual en él los casos pro bono, motivo de disputas con su madre, su padre se había acostumbrado a esos actos. Dentro de sus planes estaba, tener una familia, casarse con su novia y alejarse de su madre. Al respecto, no dio mayores detalles, salvo que era necesario para poder formar un hogar con Yuliana, su novia.
Y sí, era, ni más ni menos, que la chica que me había amenazado en la oficina.
No dejó de reír escuchando mi relato, asegurando que cuando se trataba de él, Yuliana era sobre protectora. Era su novia desde hace cinco años, el mismo tiempo que llevaba trabajando para su padre. En unos meses se graduaría como abogado y tenían pensado trabajar juntos.
—¿Han visto a Luisa? —le pregunto a Magdalena y a Travis.
—La vi salir hace unas horas —responde Travis. —cuando el alboroto de Landon estaba en todo su furor.
—Debe estar en la cafetería o tomando aire.
¿Cómo no me di cuenta de que no estaba? Estaba tan concentrado en Landon que la perdí de vista y olvidé su presencia. Lo último que ese infeliz le dijo debió alterarla, donde sea que esté se debe sentir culpable.
No pude decirle que su padre no es el único sospechoso, la presencia de Landon, lo impidió. Alfred Vass ocupa junto a Augusto Taylor, el renglón de los sospechosos.
El primer ataque que se tiene registro, fue antes de que Luisa regresara a nuestra vida. Fue durante la convalecencia de Travis, diez días después que ella huyera dejando la recompensa.
Es difícil que Alfred me atacara cuando su supuesta hija ya no estaba en el rancho. Aunque con ese hombre, todo es posible. Y, en todo caso, de ser él, los ataques se hubieran incrementado cuando lo saqué a patadas del rancho y ocurrió todo lo contrario.
¿Era estrategia? ¿Esperaba que me relajara para atacar? De ser cierto, le había salido genial. En la misma época en que ocurrió ese asalto, Augusto, envío a su hermano Dorian para ocupar su lugar. El que cesara de hostigar a Magdalena y se hiciera el digno, va en contra de su naturaleza.
Demostró ser un hombre orgulloso y vengativo que no le perdonaba a mi hermana haberlo olvidado y menos que su reemplazo fuera Travis Odam. Un hombre al que consideraba inferior y con un pasado turbio entre sus padres que complicaba todo.
¡Tanta conspiración me va a volver loco!
Inspiro y suelto el aire, sacudiendo mis pensamientos.
ESTÁS LEYENDO
Indomable
RomancePatrick se ha resguardado en la tranquilidad que su soltería y el rancho Mallory le brindan; jamás imaginó que ayudar a una mujer y su caballo tirarían a tierra esos deseos. Luisa es una mujer hermosa, envuelta en una nube de misterio y mucha rebel...