Capítulo 32

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Es la tercera vez que el móvil de Jake suena y el mismo número de veces en que, tras ver la pantalla, lo guarda. Cada que lo hace su cuerpo se tensa un poco más, tanto que creo en cualquier momento va a romperse en pedazos. Se ha quedado relegado del grupo y me he visto obligado a acompañarle, lo último que quiero es que mi madre se preocupe aún más.

—¿Todo bien? —me animo a preguntar en la cuarta ocasión.

—Es ella —me dice pasando saliva —no ha dejado de enviarme mensajes, llamadas o correos.

En algún momento tendrá que enfrentarla a ella y a la verdad, pienso buscando a mi madre en el grupo. Ella y papá lideran la línea de ocho jinetes, de vez en cuando mira hacia nosotros, constata que estamos allí y tras sonreírnos, regresa a la conversación con papá.

—¿A qué le temes?

—A una verdad mal contada —comenta guardando su móvil y es el turno del mio en sonar.

Leo el mensaje de texto de parte de la empresa encargada de las cercas eléctricas y suspiro. Hago una pausa en el camino y busco el contacto que necesito. Jake se detiene a mi lado y se muestra preocupado. Sonrío o lo intento, comparados con los suyos, los míos no son problemas.

—Los de las cercas eléctricas, no podrán llegar —comento —ni hoy, ni mañana. —bufo, fastidiado —me envían a la zona de espera.

—¿Firmaste algo? —niego —¿Un contrato, compromiso? —menciona.

—Irían a comprobar la zona, verificar sitios y hacer un estimado de gastos —le digo —la ausencia de clientes en esta zona, ha dificultado las cosas.

Jake se queda pensativo ante mi respuesta y sacude la cabeza al tiempo que sonríe. Le reenvío el mensaje a Salvador y a Luisa, el primero para que no detenga su trabajo para esperarles y la segunda para que se mantenga en casa.

—Debe ser una empresa nueva o sin visión —explica —serias el primero en la zona en este tipo de seguridad, abrirías las puertas a nuevos clientes.

—Debí empezar por ahí.

—Eran ellos los que debieron verlo —me corrige y mira hacia el frente, sigo lo que ha llamado su atención y me cuesta entenderlo.

—¿Qué carajos?

Ambos galopamos rápido hasta el sitio en que se han detenido el grupo. Son mis padres los primeros en bajarse y avanzar hacia los veinte cuerpos que yacen en esparcidos en el suelo.

—Esta es reciente —nos dice mi madre señalando el orificio por donde ingreso el proyectil y mira las demás. —algo me dice que las otras también.

Papá se acerca una al azar, que revisa y afirma en silencio, los demás hacemos lo mismo con igual de resultados. Lo que me llena de curiosidad es que ninguno escuchó nada.

—Es demasiado extraño y peligroso para ser casualidad —comenta mi padre sacando el móvil de su bolsillo —llamaré al sheriff.

Mamá nota mi tensión y me pide calmarme, mientras que Jake ha decidido contestarle a Senna. Lo curioso de todo es que mi madre no se muestra preocupada o celosa. Toda su atención parece tenerla, las reses asesinadas y contemplo la escena.

La buena noticia es que iré con Luisa antes de lo prometido ¿La mala? Nuestro enemigo ha decidido ser violento, ha dejado de jugar.

—Está apagado —dice colgando la llamada.

—Llama a la oficina —sugiere mamá —alguien tomará tu declaración.

Contemplando la escena, entiendo que es poco lo que podemos hacer, los chicos pueden hacerse cargo. Una exhaustiva revisión señala el mismo sitio de impacto, me arrodillo en la última de ellas y miro cada una de ellas.

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