Capítulo 27

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Un mes después

La vista desde el balcón de la habitación me muestra a Delilah siendo sacada de las caballerizas por Salvador. Gracias a Patrick, a Malcolm, me cuesta admitirlo, pero también a Amaia. Hoy, tengo el lujo de contar con su compañía. Delilah ha pasado el estado crítico, gracias a ello, Patrick decidió que el día de hoy saliera a la luz.

Desconozco los motivos que la llevaron a enfermarse, de momento, me basta con saber que estará a mi lado. Agito mis manos saludando a Salvador y busco a Patrick a su alrededor, la noche de ayer aseguró que estaría presente en su salida.

—Buenos días, Luisa —saluda deteniéndose frente a mí y mostrándome a mi amiga —se agita, pero son órdenes del jefe —le señala —una vez por diez minutos cada tres horas —la frase es repetida moviendo el dedo índice en el aire al mejor estilo de Patrick Mallory.

—¿Dónde está? —le pregunto —¿Tu jefe?

—En el comedor, me pidió tomar atenta nota de los que hace y como lo hace.

Agita las manos a manera de despedida y retoma la caminata con Delilah, siguiéndole a pasos lentos. Deseché la idea de un envenenamiento a propósito, Delilah era querida por todos. No existía nadie en el mundo que no sucumbiera al encanto de mi chica de cabellos rizados y blanco pelaje.

Regreso al interior de la habitación y salgo a los pasillos en búsqueda de Patrick. Solo él y yo estamos en casa, sus padres salieron temprano al hospital. El día de hoy, Jaken sería dado de alta y ambos querían estar allí.

Jake, no ha dicho, si se irá con sus padres (los que se han negado a dejarle solo) o se quedará en el rancho. Alice no ha querido presionar al respecto, dejándole la libertad de elegir. No ocurre lo mismo con Senna, quien insiste en llevárselo.

—Nadie habla del ataque.

—Y las veces que ese acto sale a luz, los señores lo evitan.

Las voces de Sally y Martha se escuchan mientras bajo las escaleras, alejándome de mis pensamientos.

—El joven Patrick, dice que el ataque a Delilah —lo siguiente no lo escucho, Martha baja el tono de voz.

Los siguientes pasos los doy con sigilo agudizando mi oído, pero las voces han bajado el tono. Una tercera se mezcla, pero es difícil debido al tono bajo en que hablan reconocerla. Acelero el ritmo de mis pasos deteniéndome solo al llegar en los límites del salón y el comedor.

Martha y Sally, están sirviéndole el desayuno a Amaia, ambas guardan silencio abruptamente al verme en pie en la estancia. Hay nerviosismo en ambas al saludar, que perdura cuando fijo los ojos en cada una de ellas.

—¿Va a desayunar? —pregunta Martha —el joven Patrick, acaba de hacerlo. —se apresura a decir.

—No tengo apetito —afirma mordiéndose el labio y mirando a su compañera.

El intercambio de miradas, cómplices y con nerviosismo perdura un par de segundos.

—Habla con las chicas sobre Delilah, están preocupadas. —habla Amaia —Es todo un misterio lo sucedido, como también la manera de manejarlo.

Alejo la mirada de las chicas y las poso en Amaia. Su rostro relajado y sonrisa angelical señala una silla y me pide hacerle compañía. Le estaban preguntando a ella si sabía algo al respecto, nadie parece querer hablar sobre ello.

—Nadie nos dice nada —habla Sally —es como si acto no hubiera sucedido.

—Nos cuesta creer que alguien deseara dañar a un ejemplar tan hermoso —le sigue Martha —lamentamos la indiscreción.

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