Capítulo 13

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¿Existía algo más difícil que ocultarle cosas a un Giles? Lo dudaba. Patrick creció lejos de su padre y Jaken, conservaba el mismo carácter autoritario y perspicaz. La diferencia entre él y sus parientes es que Patrick no insistía en hacer preguntas, aun bajo la sospecha de que lo escuchado era mentira. En este instante en que su hermano menor, me bombardeaba con preguntas, nada me encantaría más que adquiriera esa costumbre.

—No pierdas el tiempo en mentir —me advierte —has estado llorando y algo me ocultas.

Jake Nayid Giles, es el hombre más obstinado y presumido, que he podido conocer. Sin importar cuantas veces evada sus interrogatorios, regresa a formular la misma pregunta. ¿Por qué tengo los ojos hinchados? El día anterior, lo evadí en lugar de hacer con la acostumbrada videollamada, le respondí por mensajes.

¿El resultado? Llamar a primeras horas de la mañana y bombardearme con preguntas. De no resultar, enviará a su padre con toda la artillería. Mi sonrisa no logra lo esperado, entorna los ojos viendo a su alrededor con suspicacia.

Me instaló en el balcón, le hago un giro en la cámara y le muestro el horizonte. El rancho Mallory tiene un hermoso amanecer, sin embargo, es el ocaso el que se lleva todas las estrellas. Por el momento, el bello amanecer, bien podría ayudarme como método de distracción.

—¡Mira qué hermoso! —hablo emocionada.

—Nada que no haya visto en otros sitios —gruñe apretando los dientes —Luisa—advierte.

—Estoy enfocando mal —hablo apresurada —¿Dime que no es hermosa?

—Mmm —duda en responder —hermosa la paliza que está recibiendo ese infeliz.

—¿Quién? —pregunto inocente, imaginando que es una de sus tretas para que mire la pantalla y pueda detallarme

—En la glorieta, cerca los naranjales —duda —creo que son naranjales.

Son demasiados detalles para ser un ardid. Alzo la mirada por encima del móvil y busco el origen de lo que ha llamado la atención de Jaken, escuchándolo decir que ha contado más de diez hombres y ninguno hace por darle una mano.

—¿Qué crimen pudo cometer para ser golpeado de esa manera? —se queja.

—¡Patrick! —hablo entre susurros y con el pulso temblado —¡Es Patrick!

Las manos que empuñan el móvil se entumen, al ver la figura de Patrick sobresalir en medio de sus empleados. El aturdimiento dura unos segundos, que se sienten una eternidad. Sin despedirme de Jaken, pero con el móvil en manos salgo de la habitación.

—¡Patrick! Por Dios, cariño. —solloza Alice —Ese no eres tú ¿Qué te sucede?

—Lo que sea te hizo, hijo, podemos solucionarlo. Pero, no a los golpes.

El descenso por las escaleras lo hago en medio de los gritos de Alice y la voz pausada de Malcolm rogándole a su hijo, calmarse. Agitada, con el corazón latiendo a millón llego al pie de las escaleras.

Patrick se encuentra en mitad del jardín con una soga en sus manos y toda la postura de una persona dispuesta a luchar. Hiperventila alejándose del hombre que, de rodillas, parece esperar su miserable destino.

El descenso por los últimos escalones, son más lentos y el acercamiento al grupo, dudoso. Mi corazón da un salto, al verle irse otra vez en contra del hombre con la soga en sus manos. Apoya su pie derecho en el pecho del desconocido lanzándolo al suelo. El grito de su madre, se mezcla con las protestas de su padre, pero él parece poseído por la ira.

Mi alma regresa de nuevo al ver que la soga es para atarle de pies y manos. Cuando se incorpora y nota mi presencia, hay decepción y furia en su rostro.

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