La última vez que vi a Travis Odam, estaba malherido, inconsciente y dudaba de su permanencia en el mundo de los vivos. El que ingresó al rancho Mallory, me abrazó, besó, desbordado salud y buen humor. Gastó bromas de todo tipo, la mayoría de ellas hacia su cuñado, al que no parecía molestarle.
Una velada agradable, rodeada de personas maravillosas, empañadas por el incidente que destapó un recuerdo que creía enterrado y superado. La imagen de una niña rubia, descalza, semidesnuda, pidiendo ayuda a gritos en la oscuridad de un establo me fue desbloqueada.
Su terror iba más allá de la humedad de sus pies o la poca visión de lo que le rodeaba, se debía a los cascos de los caballos, al relincho y escozor en la piel. Había sido derribado, pisada y hecha un novillo en un rincón maloliente en medio de heces de animales llamaba a Margot.
«—¡Cuando dejes de llorar, te llevaré a casa! —le ordenaba una voz».
El sitio y castigo cambiaba, la orden, no tanto. Dejar de llorar, quejarse, llamar a su hermano o nana, significaba que los golpes cesaran. Esa niña fue creciendo y entendiendo que el llanto la hacía débil y a su atacante poderoso.
Me deslizo con cautela de la reunión de los Mallory y salgo al exterior, al no poder controlar lo que mi mente había desbloqueado. El miedo. Estaba convencida de que al quitarme todo, también se llevó esa parte. Por desgracia existía una niña interior que lo conservaba producto de los ataques de quien creía, su padre.
Dejo la bebida en una mesa de camino a la salida al jardín intentando exorcizar los demonios que pululan en mi aire. Alfred Vass, ya no puede dañarme, hace años dejé de ser una víctima. Me repito una y otra vez.
El descenso por las escaleras la hago admirando la noche cubierta de estrellas y lo parecido que es esa imagen con mi vida. La oscuridad que me rodea se ilumina por momentos maravillosos, personas como los Jaken, Landon o Los Mallory que se convierten en ángeles.
Las tinieblas regresan al descubrir quién soy o cuando debo huir. Mi vida es una mezcla de oscuridad-luz, que añoro con ansias llegue a su fin. Me siento en mitad de los escalones, contemplando a mi alrededor ante la impotencia de poder seguir.
Cinco minutos después, Travis se sienta a mi lado con dos latas de cervezas, deja uno a un costado, destapa la otra y me la ofrece. Hace lo mismo con la que ha dejado a un lado y le da un sorbo largo antes de hablar.
—Malcolm me contó lo de Back —me lanza miradas fugaces dándole un sorbo a su cerveza —no sabe qué sucedió.
—Se quedó sin frenos. Fuga del líquido.
Es todo lo que se me ocurre decir y causa el efecto que espero. Travis sonríe alzando la lata de cerveza en mi dirección y choco con la mía.
—¿Cómo te fue con el doctor? —señala el cabestrillo y suspiro.
—Me fue bien, el que no puede decir lo mismo es Patrick —curva sus labios y alza una ceja interrogante —¿Por dónde empiezo?
Lo primero fue una reprimenda a ambos por no acudir a tiempo, fue reemplazada por otra al ver mi sangrado. El retiro de la sutura realizada por Alice, fue en medio de quejas por la poca responsabilidad de Patrick. Era veterinario y no doctor, debió llevarme en cuanto la tormenta cesó. Esa fiebre que tuve pudo haber sido el preámbulo de una infección y una sarta de reclamos sin sentido.
—No había más opciones —le defiende una vez le doy los detalles.
—Ambos se lo hicimos saber, —admito dándole un sorbo a mi cerveza—esa gente estaba poseída. —confieso dándole una oportunidad a la cerveza.
A Jaken le disgusta que la tome, considera la cerveza una bebida vulgar y no acta para damas. Poco y nada le importó los alegatos de su padre sobre la historia de las mujeres en la elaboración de la bebida.
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Indomable
RomancePatrick se ha resguardado en la tranquilidad que su soltería y el rancho Mallory le brindan; jamás imaginó que ayudar a una mujer y su caballo tirarían a tierra esos deseos. Luisa es una mujer hermosa, envuelta en una nube de misterio y mucha rebel...