Capítulo 16

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Esperaba del último día algo especial, una escapada a la ciudad, una comida o algo más simple. Una salida a campo abierto a contemplar el paisaje, cualquier cosa que nos diera privacidad.

Nada más lejos de la realidad.

Admito que me he divertido como nunca, conocí personas maravillosas e hice posibles alianzas. Alguien debió decirme que Patrick Mallory, era un esclavo del trabajo o que su comportamiento pasaba de lo cálido a lo frío.

Jaken me diría que un hombre de comportamiento cambiante, no es de fiar. Imaginar como lo diría y las advertencias que seguirían a esas palabras me saca una sonrisa. No he vuelto a saber de él, desde la última vez que le comenté mis planes de comprar caballos y vender las propiedades.

Suspiro largo al recordar la discusión entre los dos. Acusaba a Patrick de quererme lejos él y de usarme como método de venganza ¿Es posible?

—¿Nos vamos? —la voz de Salvador me saca de mis conjeturas y le miro confundida ¿A dónde? —Almorzar —aclara al verme confundida buscando a mi alrededor.

—¿Y Patrick?

No va a ir Luisa, se comporta contigo como si tuvieras lepra.

—Patrick salió hace unos minutos, me pidió llevarte a almorzar. —lanzo un suspiro que corresponde con una sonrisa apenada.

Se supone que mi presencia era para hacerle compañía, no ser ignorada todo el tiempo. Las pocas veces que se acerca, es por los caballos, los suyos o como va la compra de los míos. Nada más.

—¿Se fue solo?

¿Por qué eso importa? ¿Qué harás si lo hizo? ¡No eres nadie en su vida! Una escena de celos te hará dejar como estúpida.

Me riño escuchando a Salvador responder un Si demasiado rápido. Con la vista fija en mi rostro y pendiente a mis movimientos, parece esperar algo de mí. En su mano izquierda sostiene las llaves de la camioneta y en la otra la fusta. La sonrisa que me había ofrecido hace unos segundos ha desaparecido y se muestra serio viendo expectante.

—Hablo de visitar a alguien en la ciudad. —continúa —Te espero en el restaurante, iré pidiendo por los dos.

—No tengo mucho apetito, iré a la cabaña. —ambos suspiramos, aunque yo no me quedo ahí para seguir esa plática.

—Si deseas algo —insiste —lo que sea.

—Tengo algo de comer habitación —respondo cortes y sin verle —si cambio de parecer te alcanzaré.

Me lanza un "Ok" casi inaudible, bien sea por la distancia impuesta por mí u otra cosa. No tengo interés en verificar a cuál de las dos obedece. Empiezo a buscar el momento en que todo se enfrió. El primer día fue perfecto, existía química entre los dos, tanta que me permití pensar en comprar caballos para su rancho. Así fue hasta la mitad del segundo día, cuando regresé con Salvador de almorzar, su comportamiento había cambiado.

Estoy tan concentrada en hallar respuestas que no pongo atención por donde camino y cuando lo hago, es demasiado tarde. Choco con un cuerpo masculino, desestabilizada, busco apoyo en lo primero que encuentro, siendo el brazo del desconocido mi ancla segura.

—Disculpe —me excuso alejándome al lograr el equilibrio —no vi por donde iba.

—Imagina que hay un apocalipsis zombi, ¿quiénes serían las tres personas que estarían en tu equipo de supervivencia?

La voz me hace alzar la vista del suelo y verle, sonríe ante mi rostro perplejo, que dura unos segundos, suficientes para que él se burle de mi contrariedad.

IndomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora