━━━━━━❛𝑬𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒐́𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒕𝒖𝒚𝒐❜.
Historia de Uchiha Sasuke & Oc, tú.
⚠︎ Los personajes le pertenecen a Masashi
Kishimoto, a excepción de la protagonista y uno
que otro que aparecerán.
⚠︎ A Historia creada por...
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Yumeko
Había utilizado mi increíble kunai, después de sentirme mejor, me he ido a donde mi gran equipo estaba. Aparecí frente a ellos cuando apenas almorzaban, con su típica seriedad y sin hablar, Itachi ha sonreído en cuanto me vio.
—Tardaste mucho, mocosa —habló el pescado gigante—. Desayuna, pronto nos iremos a otra misión.
Me ofreció un pescado rostizado, gustosa acepté y comí, seguramente habían pasado más de doce horas desde la última comida que ingerí y mi estómago me ordenaba más. —¡Esto es muy rico! —expresé sonriente, lo mejor era la consistencia suave del animal.
—Hay más, puedes servirte cuanto quieras —habló el Uchiha, atrás de él había una cubeta con varios de estos y tan pronto terminé el primero, tomé otro—. ¿Por qué no avisaste que no llegarías?
Dejé de prestarle atención a mi comida, me enfoqué en él. Suspiré y fruncí mi ceño, dudando sobre exactamente qué responderle.
¿Le digo que en realidad terminé en la casa de mi padre y tuvimos una pelea, que me perdí y caí en los brazos de su hermano? No, definitivamente no. Ni ellos, ni Sasuke, saben absolutamente nada de mi origen, si les contara todo, armaría un caos.
Itachi mantenía su mirada inexpresiva que a su vez denotaba impaciencia, Kisame colocó su espalda recta, ambos con sus ojos penetrantes puestos en mí.
—Me voy de Akatsuki.
Los dos se voltearon a ver, mas las palabras nunca salieron de sus bocas; Uchiha parecía reflexionar mi respuesta, mientras que Hoshigaki cerraba sus ojos. Mi manifestación a la renuncia lucía como algo previsto por ellos, ninguno de mostraba sorprendido o inquieto.
—¿Cuál es tu plan, Yumeko? ¿Cómo planeas vivir fuera? —interrogó el peli negro—. Vivimos como villanos ante la vista del mundo, nuestra cara está imprenta en todos los libro Bingo.
—Itachi tiene razón, niña insolente. No puedes tomar decisiones tan drásticas sin tener una idea de cómo es el mundo realmente.
Pude sentir en el tono de ambas voces la preocupación ante mi afirmación. —Estaré bien, tengo dinero ahorrado.
—Sabes que no me refiero a eso.
Ladeé mi cabeza, entendía lo que él refería, pero yo estaba insegura si de contarle o no la realidad. —Itachi-san, Kisame-san. Pude haberme ido sin avisarles, estoy aquí para despedirlos de forma adecuada. Han cuidado de mí por más de tres años y les agradezco, son como mis hermanos mayores que nunca tuve —expresé con admiración. Por un segundo, pude notar cómo se formaba un brillo en sus ojos—. Quiero ser Yumeko, no la niña de Akatsuki. Soy fuerte y puedo defenderme.
