Cuando Christian despertó por fin de su sueño, sólo Victoria estaba allí para verlo. El hombre abrió los ojos lentamente, intentando acostumbrarse a la tenue luz que bañaba la habitación. Sin embargo, no tardó mucho en despejarse.
- ¿Dónde estoy? - preguntó con una débil voz, producto de lo desorientado que estaba.
Victoria, que estaba en aquel momento inclinada sobre él poniéndole un trapo húmedo en la cabeza, no podía creer lo que estaba oyendo. Se le llenaron los ojos de lágrimas: Christian llevaba varios días en una especie de sueño inquieto, delirando de vez en cuando a causa de la fiebre. Todos aquellos días, Jack y Victoria se habían turnado para cuidar de él, y apenas habían dejado a los niños rondar por allí. Y por fin había despertado.
El día en que Christian había llamado a la puerta, Erik y Eva habían llegado tarde a comer. Los dos hermanos habían salido juntos del instituto y luego habían ido a Limbhad. Últimamente, solían ir allí a veces después del colegio, siempre ellos dos solos. Les gustaba acomodarse juntos bajo el sauce que tanto le gustaba a su madre, y a veces pasaban largas horas allí.
Sus padres no sabían que hacían bajo el sauce, pero nunca se habían atrevido a investigar, al menos no Jack y Victoria. Christian sí que habría investigado, si le hubiese interesado lo más mínimo. Pero había decidido que no era de su incumbencia, así que nadie sabía nada de nada.
El caso es que aquel día también habían ido allí, y habían estado nada menos que una hora. Para cuando se dieron cuenta, corrían hacia la biblioteca a toda velocidad, pensando en lo enfadada que estaría su madre por el retraso. Sin embargo, Victoria tenía otras cosas en las que pensar.
Cuando Erik y Eva llegaron a su casa, encontraron a su madre sumida en una honda tristeza, y a un desconcertado Jack que trataba, en vano, de tranquilizarla.
- ¿Qué os pasa? - Erik no tenía mucho tacto y todo el mundo lo sabía - ¿a qué viene esto?
Una mirada asesina por parte de su padre lo hizo enmudecer. Por suerte para Erik, Victoria no había oído nada. No paraba de sollozar.
- Christian...
Su voz, apenas audible, fue como un jarro de agua fría para Eva.
- ¿¡Qué le pasa!?¿¡Qué ha pasado!?
No esperó a que su madre respondiera. En vista de que no iba a hacerlo, la joven salió corriendo hacia la habitación de su padre y entró. Christian estaba tumbado en su cama, y sus heridas eran visibles a través de las mantas.
Erik, que había salido corriendo tras ella, encontró a Eva llorando, de rodillas sobre el suelo del pasillo. Cerró con sumo cuidado la puerta de la habitación de Christian y luego abrazó a su hermana y se la llevó a su habitación.
Más tarde, Jack les contó a los niños lo que había pasado. Eva y Victoria no dejaban de llorar, y los dos dragones no sabían muy bien qué hacer o qué decir. Bueno, al menos Jack, porque Erik era un experto consolando a su hermana, tarea que solían dejarle a él. Se le daba incluso mejor que a Christian, cosa que nadie podía entender.
Ahora, Christian recuperaba el habla poco a poco, y dentro de poco estaría en condiciones de contarles lo que había pasado. Pero ahora, se dijo Victoria, tenía que descansar.
- Vic...toria - la llamó Christian de pronto.
Ella lo miró.
- Te he... echado... de menos... criatura - terminó Christian con esfuerzo.
Se abrazaron, y un tierno beso les salió casi sin querer.
- Yo también, Christian. Yo también.
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Memorias de Idhún: Erik y Eva
FanfictionESTA HISTORIA CONTIENE MUCHOS SPOILERS SOBRE LA TRILOGÍA, ASÍ QUE NO TE RECOMIENDO LEERLA SI NO HAS TERMINADO DE LEER LOS LIBROS. La tríada y sus hijos han abandonado Idhún para instalarse en la tierra. No han dicho nada a sus hijos sobre quiénes so...