CAPÍTULO 21: Una aventura y un plan

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Cuando Christian estuvo lo bastante recuperado como para hablar con claridad, todos lo acribillaron a preguntas. ¿Dónde había estado? ¿Qué le había pasado? Victoria tuvo que apartar a Jack y a los niños para dejarle un poco más de espacio al shek, que de inmediato empezó a explicarse.

- Me marché a Idhún muy temprano, de madrugada. Todos dormíais. Cuando crucé el portal, aparecí en nuestra antigua casa en Celestia. Decidí ir primero a visitar a Ydeon: tenía asuntos que tratar con él. Así que partí hacia Nanhai. Desgraciadamente, iba volando, así que debieron de verme pasar y avisaron a los Nuevos Dragones.

- Pero... ¿por qué ibas volando? - preguntó Erik - ¿No sería más prudente ir a pie, ahora que no quedan sheks en Idhún?

- Bueno... me distraje, eso es todo - mintió Christian.

La verdad era que, como se había marchado para recobrar su parte shek, que había acabado debilitándose, no pudo soportar la tentación de transformarse en shek nada más llegar e ir volando hasta Nanhai. Pero no pensaba admitir aquello ante su familia, sobre todo habiendo dos dragones en ella. 

Eva y Victoria se percataron de la mentira nada más oírla, pero Jack y Erik no parecieron darse cuenta. Christian sonrió. Con eso le bastaba.

- El caso es que, atravesando el Anillo de Hielo, media docena de dragones artificiales me salieron al paso y me atacaron. Hasta entonces habían permanecido escondidos entre las rocas, esperando a aquel joven shek que, según les habían dicho, estaba sobrevolando las montañas completamente solo.

»Me pillaron desprevenido. Intenté defenderme, pero el dragón que supuse que sería el de Denyal y Tanawe me asestó el golpe definitivo. Caí en picado y me estrellé contra el suelo nevado. Rápidamente y con mis últimas fuerzas me escondí entre las rocas, y por suerte los dragones no pudieron encontrarme y se marcharon.

»Antes de perder la consciencia, abrí un portal a Limbhad y así fue como me encontrasteis.

Victoria y Eva estaban conmocionadas y Jack y Erik no sabían que decir. Durante un momento, todos se quedaron mirando al shek fijamente, hasta que Eva se fue a su habitación y Erik la siguió. Seguramente tardarían un poco en asimilar aquello.

Allí sólo quedó la Tríada, sumida en un silencio que Christian se apresuró a romper.

- Tenemos que hablar.

Hizo una seña y se sentó en el sofá, animando a Jack y a Victoria a que lo hicieran también. Cuando estuvieron los tres sentados, Victoria entre los dos hombres, Christian volvió a hablar.

- Esto me preocupa. Me consta que aún quedan szish (y puede que algún shek) rezagados en Idhún, y no sé lo que les harán los Nuevos Dragones si los encuentran - hizo una pequeña pausa y luego añadió: -. Temo por ellos, y por todos los idhunitas que han tenido algo que ver con las serpientes a lo largo de su vida.

- ¿Y qué quieres que hagamos? - preguntó Jack - Tuvimos que irnos, no tuvimos otra opción. Y ahora no podemos volver. Idhún está a salvo, y con eso debería bastar.

- Entonces, ¿propones dejar morir a Shail, a Zaisei, a Kimara y a todos los que nos han estado ayudando, Jack? Yo estoy con Christian, tenemos que volver. Aunque sea para asegurarnos de que todo está bien, bajo control.

- Pero, ¿y Erik y Eva? Querrán quedarse a luchar, Vic, y no podremos obligarlos a volver atrás.

- A ellos no les diremos nada - propuso Christian -. Fingiremos ir de vacaciones, y mientras tanto trataremos de hacer entrar en razón a Denyal y Tanawe. Visitaremos a todos nuestros conocidos y les diremos lo que está pasando. Los niños no tienen por qué enterarse.

Jack y Victoria callaron un momento. No podían negar que el plan era condenadamente bueno. Pero, tratándose de Christian, aquello no era raro.

- ¿Cuánto tiempo pasaremos allí? - Jack aún no estaba del todo convencido - Erik y Eva no pueden dejar el instituto.

- Podemos ir cuando acaben las clases - dijo Victoria -. Sólo faltan dos semanas... cuando empiece el verano nos marcharemos, y ya veremos cuándo podemos regresar.

Los dos hombres callaron, y todos juntos meditaron el plan. Después de aclarar un par de cosas más, ya estaba todo decidido. Sólo faltaba esperar a que acabaran las clases.

Después de todos aquellos años, la tríada iba a pasar de nuevo a la acción.

Regresaban a Idhún.

Memorias de Idhún: Erik y EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora