Después de unos días fuera de su casa, Eunwoo decidió que era momento de enfrentar a Felix. Caminó hasta la entrada de la mansión, sus pasos pesados por el peso de la culpa y el arrepentimiento. Cuando Felix abrió la puerta, ambos se miraron en silencio.
—Felix, necesito hablar contigo —dijo Eunwoo finalmente, su voz suave.
Felix asintió y lo invitó a entrar. Se sentaron en la sala, el ambiente tenso pero más tranquilo que antes.
—Felix, vengo a pedirte perdón. Sé que he cometido errores imperdonables y que te he lastimado de formas que no merecías. Quiero darte tu libertad, el divorcio —dijo Eunwoo, su voz quebrándose.
Felix comenzó a llorar, las lágrimas cayendo libremente por su rostro. —Eunwoo... Solo quería que me amarás no pedía mucho a pesar de todo te perdono no quiero vivir con rencores. Quiero una nueva vida.
Eunwoo también comenzó a llorar, sintiendo un alivio y una tristeza profunda al mismo tiempo. —Gracias, Felix. Aunque nunca pude amarte como debía, siempre te quise y te agradezco por darme a Seojun. Deseo que seas muy feliz con mi hermano y se que use esto a mi favor para amenazarte pero te pido que no me alejes de mi hijo quiero estar para él siempre.
— Tranquilo, Seojun crecerá con dos dos papás. No voy a alejarte. Podrás verlo cuando quieras.
— Gracias Felix.
Se abrazaron, ambos llorando y encontrando un cierre en medio del dolor. Aunque su relación había terminado, había un entendimiento mutuo y un deseo compartido de seguir adelante por el bien de Seojun.