La tensión en la mansión Hwang era palpable. Después de unos dias alejados, Felix y Eunwoo acordaron encontrarse en la casa familiar para tratar de encontrar una solución. Sin embargo, ambos sabían que la conversación no sería fácil.
Eunwoo estaba sentado en el gran salón, esperando a Felix. Cuando Felix entró, la tensión en el aire se volvió casi tangible. Eunwoo se levantó de su asiento, con los ojos llenos de furia contenida.
— ¿Por qué te fuiste a vivir con Hyunjin? ¿Qué diablos creías que estabas haciendo? —Eunwoo lanzó la pregunta como un dardo envenenado, su voz llena de resentimiento.
Felix respiró hondo, tratando de mantener la calma.
— Me fui porque necesitábamos espacio y te lo dije. No quería que Seojun estuviera en medio de nuestras constantes peleas —respondió, con una voz tan tranquila como pudo reunir.
Eunwoo dejó escapar una risa amarga.
— ¡Eso es una excusa barata, Felix! Lo que querías era alejarte de mí. Estar con mi hermano. ¡Siempre has estado buscando una salida, ¿verdad? Y tal parece que tu salida es mi hermanito —gritó, dando un paso hacia Felix, con los puños cerrados.
Felix sintió la furia subir por su garganta, pero se obligó a mantener la compostura.
— ¡Eso no es cierto, Eunwoo! He estado intentando salvar esta relación desde el principio. Pero tú no me has dado ninguna oportunidad. ¡Siempre estás ocupado, siempre hay algo más importante que tu familia! —respondió, su voz aumentando de volumen.
Eunwoo arrojó un vaso contra la pared, haciendo que se hiciera añicos.
— ¡No me vengas con eso, Felix! Todo esto es culpa tuya. ¡Eres un inútil, incapaz de manejar nada por tu cuenta! —gritó, su rostro rojo de ira.
Felix sintió las lágrimas quemar sus ojos, pero no dejó que cayeran.
— ¡No soy un inútil! He hecho todo lo que he podido para mantener esta familia unida. Pero tú... ¡Tú siempre me has despreciado, siempre me has tratado como si fuera inferior! —gritó, su voz temblando de emoción.
Eunwoo se acercó aún más, su aliento caliente en el rostro de Félix.
— ¡Porque lo eres, Felix! Eres una carga, una molestia. Nunca has sido más que una sombra en mi vida. ¡Lo único bueno que has hecho es Seojun, y ni siquiera puedes cuidar de él adecuadamente! —escupió, su voz llena de veneno.
Félix sintió que su corazón se rompía ante esas palabras. La ira y el dolor lo consumían.
— ¡Basta, Eunwoo! No voy a permitir que me hables así. ¡He soportado suficiente de tus insultos y desprecios! —gritó, empujando a Eunwoo para alejarlo.
Eunwoo tropezó hacia atrás, pero rápidamente se recuperó, derribando una lámpara en el proceso.
— ¡Eres patético, Felix! No tienes ningún valor, ninguna fuerza. Sin mí, no eres nada —dijo, su voz baja y peligrosa.
Felix sintió una oleada de furia incontrolable.
— ¡No me importa lo que pienses de mí, Eunwoo! He aguantado tus insultos y tu indiferencia durante demasiado tiempo. Pero ya no más. ¡No permitiré que sigas destruyendo lo poco que queda de nuestra familia! —gritó, su voz resonando en la gran sala.
Eunwoo dejó escapar un rugido de frustración y golpeó la mesa con el puño, haciendo que los objetos en ella cayeran al suelo.
— ¡Eres un maldito cobarde, Felix! Siempre buscando a alguien más para que te salve. ¡Primero dependías de mí, y ahora de Hyunjin! —gritó, su voz llena de desprecio.
Félix dio un paso atrás, su pecho subiendo y bajando rápidamente por la emoción.
— ¡Al menos Hyunjin se preocupa por mí y por Seojun! ¡A diferencia de ti, que solo sabes despreciar y destruir! —gritó, su voz desgarrada por el dolor.
Eunwoo se quedó quieto por un momento, respirando con dificultad, luego su mirada se oscureció.
— ¿Cuidar? ¿Hablas de cuidar? ¿Dónde estabas tú cuando perdimos a nuestro bebé? ¿Dónde? Hiciste que nuestro bebé se fuera —gritó Eunwoo, sus palabras llenas de amargura y dolor.
Felix sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. Las lágrimas que había estado reteniendo comenzaron a caer.
— ¡Eso no fue mi culpa, Eunwoo! ¡Deja de culparme! ¡Deja de torturarme con algo que nunca hice! —respondió con la voz quebrada, pero Eunwoo no se detuvo.
— ¡Sí, lo fue! ¡Eras tú quien debía cuidarse, seguir las recomendaciones médicas! ¡Eras tú quien falló, Félix! —gritó, su voz resonando en las paredes de la mansión.
Felix se desplomó en el suelo, sollozando.
— ¡Eunwoo, por favor! No puedo soportar esto más. ¡Estoy cansado de esta mierda! Basta... —suplicó, su voz apenas un susurro.
Eunwoo lo miró con una mezcla de desprecio y tristeza antes de girarse y salir de la habitación.
— No puedo ni mirarte ahora, Felix. —dijo antes de salir, dejando a Félix solo con su dolor.
Felix se quedó en el suelo, temblando y llorando. La casa, que una vez había sido su refugio, ahora se sentía como una prisión de recuerdos dolorosos y sueños rotos. Sabía que no había solución fácil, pero en ese momento, solo quería encontrar un poco de paz para él y su hijo.
La puerta se cerró con un estruendo, y Felix se quedó solo, con el sonido de su propio llanto llenando la silenciosa mansión.