El tráfico había dejado de moverse debido a un atasco causado por la lluvia torrencial. En la radio habían comunicado que tardarían un par de horas en resolver el problema. Siendo sincera, no me molestaba la idea de pasar un rato a solas con Liam. Tal vez lo había juzgado mal, después de todo. Se había ofrecido a llevarme a casa sin nada a cambio, al fin y al cabo.Liam
No había podido apartar mis ojos de aquel maldito vestido que estaba haciéndome enloquecer. Ni a esos ojos, que me miraban de vez en cuando, para refugiarse en el brillo de los míos. ¿Conseguiría algún día decirle que aquel brillo lo provocaba ella? No estaba seguro de nada. Quizá fuera un capricho. Quizá me había enamorado de verdad.
- ¿Quieres escuchar algo de música? - solté sin pensar.
- Sí, claro - contestó, volteando la cabeza hacía mí, dedicándome una sonrisa desperezada en modo de agradecimiento.
- ¿Qué te apetece escuchar? - pregunté.
- Antes hemos escuchado una que me gustaba a mí. Lo justo es que ahora elijas tú.
Asentí con la cabeza y abrí Spotify, en busca de la canción que había estado sonando en mi mente toda la noche. Las primeras notas de la canción inundaron el silencio que había alrededor.
- ¡Me encanta esta canción! - dijo mientras empezaba a cantar al ritmo de "I wanna be yours"
Estuvimos haciendo eso durante toda la noche. Canción tras otra, ella sumida en la letra de cada melodía, yo descubriendo en ella una melodía que nunca antes había oído.
- Estás muy guapa hoy, Lucciola - dije sin pensar. Pareció tan sorprendida como yo, algo me hizo arrepentirme inmediatamente de mis palabras.
- Qual è il tuo problema con me, ragazzo? - me espetó.
No. Ella no podía saber italiano. Mierda.
- ¿Sabes... sabes hablar italiano? - dije.
- Desde los 14. ¿Por qué me comparas siempre con una luciérnaga, Liam? ¿Qué intentas conseguir? - me dijo, mirándome a los ojos, rebuscando en las profundidades de ellos, intentando encontrar ahí todas las respuestas a sus preguntas.
- Las luciérnagas lo iluminan todo a su paso. Como haces tú. - me sinceré.
- Pensaba que me odiabas - me dijo, con ojos suplicantes. Le brillaban las pupilas, ¿iba a llorar?
- Joder, Margot. Como podría odiarte. Dime, ¿cómo pretendes que te odie? ¿Crees que no quiero hacerlo? No puedo. Cada vez que lo intento, cada vez que deseo odiarte con todas mis fuerzas, tu sonrisa se dibuja en mis pensamientos y el mundo se me cae encima, ¿entiendes? No podría odiarte, aunque fueras la persona más cruel y despiadada del planeta. - Acto seguido, me incliné y la besé. Fue un beso delicado, apenas un roce. Como si tuviera miedo a la explosión que podría formarse si nuestros labios intercambiaban algo más profundo.
Margot
No sabía que estaba pasando. Había perdido el hilo de mis pensamientos en el momento exacto en el que mis labios entraron en contacto con los suyos. ¿Aquello estaba bien o mal? No podía pensar con claridad. De pronto, sus labios se separaron de los míos y pude ver sus ojos, su mirada, que hacía que mi corazón se desbocara. Me miraba a mí. El mundo se detuvo bajo mis pies y sentía el temblor de mis manos volverse más intenso por momentos. Por algún motivo, de repente quería saberlo todo de él. Quería conocerlo a fondo. Quería conocer al verdadero Liam Wilson, y no a la careta que llevaba de tipo duro la primera vez que lo vi. Si eso no era amor, ¿entonces que podría ser?
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Una Nueva Vida En Las Afueras
RomanceUna ilusión. Un secreto desvelado. Dos corazones en juego. Para Margot, ha llegado el momento de dejar atrás la ciudad y empezar una nueva vida en las afueras. Con ello, empieza un nuevo curso escolar en una ciudad no tan desconocida para ella, pue...