La llegada a la ciudad

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Aún no me he acostumbrado a los días nublados en Madrid, sobre todo viniendo de Valencia, donde el sol estaba siempre quemándome la espalda cada vez que iba a la playa o a algún chiringuito con mis amigos. En Madrid todo es diferente, mucho más de lo que esperaba. Tengo que admitir que es bastante extraño ver a tantas personas caminando en una misma acera o  pubs llenos de jóvenes que no pasan de los 14 años. Aún no entiendo por qué mi padre tuvo que aceptar esa propuesta de trabajo y hacer que no mudásemos a otra ciudad (en contra de mi voluntad). ¿Lo bueno? Tenemos mucho dinero. No somos ricos pero tampoco pobres, lo más probable es que después de haber aceptado el trabajo, nuestro estatus social asciendo como la espuma.Y eso no me disgusta. Pero ya no hay nada que hacer, mañana empieza mi nuevo curso escolar con gente a la que ni siquiera conozco. Así que decidí irme de compras porque, no hay nada que un cambio de armario no pueda solucionar. No sé como pero, 3 horas después me encontré hablando con una chica a la que, al parecer, le encantaba mi ropa y empezó a hacerme preguntas extrañas teniendo en cuenta que no la conocía de nada. Lo que no sabía era que iba a ser mi nueva compañera de clase.

Una Nueva Vida En Las AfuerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora