Capítulo 7

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Exhausta. 

Así se sentía Freen. 

Saint había abusado de su poder e hizo que Freen trabajara mucho más duro de lo habitual, incluso tuvo que ir a buscarle café al otro lado del hospital varias veces.

Sabía que esto sucedería, ya que el Sr. Suppapong no estaba lidiando muy bien con el hecho de que ella, sin haberse graduado aún, asumiría un caso tan raro e importante como el de Rebecca. Rebecca fue un milagro médico y, a pesar del poco tiempo que llevaba despierta, su nombre ya aparecía en los titulares de todo el país. Junto a su nombre destacaron los nombres de todos los medicos involucrados en el caso, obviamente el apellido Chakimha se daría a conocer dentro del panorama sanitario y, ciertamente, a Saint le gustaría que su nombre estuviera ahí también.

Freen le hizo el favor de dejar al hombre en el equipo, no por él obviamente, sino por Rebecca, pero el hombre no parecía satisfecho con eso, al fin y al cabo, tantos años de carrera no sirvieron para tenerlo ahí.

Puesto de asistente en un titular importante, probablemente se sintió humillado.

La pelinegra se dio una ducha rápida en el hospital y se dirigió a la habitación de Rebecca. Rawe la recibió con la misma amabilidad de siempre y le dijo que ya había dejado la autorización para pasar la noche con Rebecca en la recepción. También le explicó que sobre la mesa estaba su número escrito en un papel. Freen lo anotó en su celular por si acaso, ya era lo suficientemente torpe como para saber que un trozo de papel podía destruirse fácilmente de muchas maneras.

Rebecca no quería que su madre se fuera, pero cuando Freen le explicó que Rawe necesitaba dormir en una cama cómoda y comer algo saludable, Rebecca terminó dándole la razón a Freen.

-Oye Bec, mi hermanita tiene unas muñecas en mi casa. Ella no vive aquí, pero a veces viene a visitarme, ¿Quieres que las traiga para que podamos jugar?

Rebecca hizo una mueca y negó.

-No me gustan las muñecas -Freen se rió y asintió-.

-Para ser honesto, a mí tampoco me gustó nunca -Rebecca asintió sin siquiera mirar a Freen-. Oye, ¿Qué tienes?

-Nada -dijo Rebecca, mirándose las manos-.

-¿Y qué es lo que genera esa cara de tristeza, entonces?

Rebecca comenzó a parpadear demasiado rápido para que Freen considerara algo normal.

-Rebecca, ¿Estás bien?

Los ojos no dejaron de parpadear, Rebecca los presionó con fuerza al momento siguiente y luego Freen tomó su mano.

-Voy a llamar a un doctor, espera... -dijo Freen tomando suavemente la mano de la castaña-.

-Freen... ¡No!

-Entonces respira, ¿Bien? ¿Sientes algún dolor? ¿Algo fuera de lo común? -preguntó Freen, subiéndose a la cama y acunando a Rebecca en sus brazos-.

Rebecca negó lentamente, empezando a dejar de parpadear tan rápido.

Freen siguió acariciando su espalda hasta que la menor volvió a la normalidad.

-Perdon -dijo Rebecca suavemente, enterrando su rostro en el hueco del cuello de Freen-.

-No hace falta que te disculpes, angelito -dijo Freen con calma-. Tendré que contarle esto al doctor, de todos modos, ¿te parece bien?

-¡No, por favor! -dijo Rebecca, comenzando a llorar suavemente-. No me dejes sola.

-Shhh, está bien. No me iré de tu lado. Entonces esperaré a que venga una enfermera para el turno de noche, pero si pasa algo raro tendré que ir, ¿Está bien?

En un parpadeo [FreenBecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora