Capítulo 30

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-¿Cuándo se reanudan tus clases? -cuestionó Nam a Freen al verla pasar con palomitas de maíz en la mano-.

-En dos semanas.

-¿A principios de febrero? Esa universidad te explota, trabajaste hasta casi Navidad -dijo Babe-.

-Me fui de vacaciones unos días después de conocer a Rebecca, pero me ofrecí para quedarme hasta Navidad. -explicó-. Además, todavía voy allí para las sesiones de Rebecca. Ella se siente cómoda conmigo, no quería tener que cambiar de fisioterapeuta.

-Rebecca ¡Oh na na, la mitad de mi corazón está en Rebecca oh na na! -Billy cantó y Freen bufó.

-Estoy segura de que la canción no es así.

-Para tí -respondió el niño riendo-.

-Sarocha, ¿te gustó "Naughty Girls 3"? -preguntó Nam y Freen levantó una ceja-.

-¿Qué es eso? -preguntó llevándose un trozo de palomita a la boca-.

-El cortometraje que te compré para que te jodas. Pensé que lo necesitabas, no sabía que tú y Rebecca ya estaban en la fase de besos.

-¿Dónde lo dejaste? -preguntó Freen aterrada, probablemente toda la sangre de su cuerpo había desaparecido, ya que la niña estaba pálida-.

-Allá arriba con nuestras pelí... -su voz se perdió en el aire al ver a Freen correr escaleras arriba casi a la velocidad de la luz-.

-¿Pero qué le ocurrió a ella? -preguntó Babe confundido-.

-Sólo Dios entiende a Saro, hombre -dijo riendo-.

Freen podría haber jurado que nunca había corrido tanto en toda su vida, pero cuando llegó a la manija de la puerta y la abrió se dio cuenta que ya era demasiado tarde: Rebecca estaba de pie, apoyada en sus muletas, con los ojos pegados a la pantalla del televisor, donde dos chicas claramente tenían relaciones sexuales.

Freen corrió hacia el televisor y lo apagó apresuradamente, deteniéndose frente a Rebecca y colocando las palomitas de maíz en la cómoda. Un largo suspiro salió de sus pulmones.

-Al principio pensé que una estaba lastimando al otra -dijo Rebecca-.

-¿Por qué?

-Porque gritaba como una hiena -dijo Rebecca, haciendo reír a Freen al imaginar el tipo de cortometraje que Nam había alquilado-.

-Lo siento, amor -dijo Freen con sinceridad, tomando suavemente un mechón de cabello de Rebecca detrás de su oreja-. No sabía que eso estaba allí.

-Freen, entendí que no se estaban lastimando -advirtió Rebecca-.

-Traje palomitas de maíz, ¿qué tal una película romántica? -dijo Freen avergonzada-.

-Y sentí ganas de orinar.

Freen la miró.

-Creo que necesitamos tener una charla, ¿eh? Tú y yo sabemos que eso no es lo que sentiste, jovencita -dijo Freen y Rebecca la jaló por la cintura, enterrando su rostro en su cuello-.

-Es un poco extraño hablar de esto -susurró Rebecca, haciendo reír a Freen-.

-¿A Rebecca Armstrong le da vergüenza decir algo? Esto es nuevo para mí -dijo, sosteniendo las dos muletas de Rebecca y apoyándolas allí-.

Llevó ambas manos a la parte posterior de las piernas de la niña grande y la levantó, haciéndola envolver sus piernas alrededor de su cuerpo.

-Vamos, pongámonos cómodas -dijo caminando con Rebecca en su regazo, colocándola con cuidado en la cama cuando llegaron a ella y recostándose a su lado-.

-¿Cómo se llama eso que sentí? -preguntó Rebecca mirando a Freen-.

-Cachonda, ganas, excitación -respondió Freen-.

-Podrías ayudarme, ¿no? -Freen frunció el ceño-.

-¿En qué?

-Teniendo un orgasmo, Freen.

Freen casi se ahoga con su propia saliva cuando escuchó eso.

-Mira, tu sinceridad realmente me avergüenza a veces -dijo completamente sonrojada-. Naturalmente puedo ayudarle, pero creo que es demasiado pronto para hacerlo.

-¿Por qué? Vanessa dijo que cuando dos personas se gustan hacen eso y tú me gustas y yo te gusto -Freen se mordió el labio inferior-.

-No sé por qué, en realidad. Siento que todavía es temprano.

-¿No puedes sentir las florecitas? -preguntó Rebecca y Freen sonrió-.

-Las siento -dijo, dándole un beso a Rebecca-.

-Cuando me besas nacen ahí abajo también, pero siempre huyes de mí -confesó Rebecca con tristeza y Freen se acomodó en la cama-.

-¿Quieres saber por qué me escapé? -Rebecca asintió-. Porque me emociono mucho, pero no quiero apresurar las cosas.

-¿Entonces no quieres quedarte conmigo así?

-Tengo muchas ganas, pero creo que tenemos que esperar un poco más -fue sincera-.

-¿Y qué hago con lo que estoy sintiendo ahora? Porque es realmente molesto -confesó ella, inquieta-.

Freen cerró los ojos y respiró hondo.

¿Qué hacer cuando tu novia te dice que está excitada en tu cama, a tu lado?

Bueno, Freen sabía exactamente qué hacer, pero no creía que fuera lo correcto todavía.

-Podríamos ver una película hasta que tu mente se distraiga -sugirió-.

-Pero quiero besarte durante la película.

Dios, Rebecca no se lo puso fácil a Freen.

-Eres muy adicto a los besos, ¿eh?

-Pero solo contigo, Freen -dijo Rebecca, acercando sus cuerpos y besando el rostro de Freen-.

-¿Sólo yo? -preguntó Freen sonriendo-.

-Sí. Me gustas mucho, ¿sabes?

-Tú también me gustas mucho -respondió Freen sintiendo a Rebecca tocar su cintura-.

-Soñé contigo esta mañana.

-¿Ah, sí? Y cómo fue el sueño?

-Estábamos en una fábrica de chocolate y en un enorme charco de chocolate también -habló con emoción-. Y me enseñaste a nadar y estabas en traje de baño -Freen se rió-.

-Te gusta mucho verme en traje de baño, ¿no?

-Me gusta mucho. Mucho -dijo Rebecca y Freen asintió con una sonrisa-.

-Cuando camines sin muletas te llevaré a la playa, pero sólo en verano, ¿vale?

-Sí. ¿Usarás traje de baño?

-No. Estaré usando bikini -dijo Freen y los ojos de Rebecca brillaron-.

-¡Sí! -gritó Rebecca emocionada, haciendo reír a Freen nuevamente-. ¿Puedes darme un beso para sellar la promesa?

-Ah, ¿entonces ya no es el meñique? -preguntó Freen arqueando una ceja-.

-Sí, pero quiero un beso -dijo Rebecca depositando un beso sin malicia en el cuello de Freen, pero fue suficiente para hacerla suspirar-.

-Bien -dijo Freen, inclinándose y dándole un beso a Rebecca-.


Algo en el beso de Rebecca le dijo que sería difícil pasar el fin de semana sin explotar por dentro.

En un parpadeo [FreenBecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora