Capítulo 23

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De todas las cosas que Freen había hecho en su vida, ésta era definitivamente una de las más correctas, a juzgar por ella. Su dedo volvió a tocar el timbre y al segundo siguiente Rawe abrió la puerta.

-¡Hola! -Rawe la recibió con una enorme sonrisa-. Por favor entra... -le dijo a Freen y a sus amigos-.

Todos habían sido invitados, al fin y al cabo, cuanta más gente, mejor para Rawe. Esta sería la primera Navidad que pasarían en su casa desde que sufrieron un accidente hace años. La primera fuera del hospital.

-Me gustaría agradecerle por invitar a mis amigos -dijo Freen entrando a la casa-. Freen le presentó a Film a Rawe y todos se quitaron los abrigos, dando un buen vistazo por la casa.

Los ojos de Freen se fijaron en Rebecca, pero rápidamente apartó la mirada.

Primero había algo que hacer.

-¿Podemos hablar un minuto a solas, Rawe?

-De acuerdo... -dijo Rawe, arqueando una ceja-. Por supuesto, sígueme a la cocina. -pidió-. Siéntanse libres. Ya regresamos.

Freen acompañó a Rawe hasta la cocina, oliendo el delicioso olor de algunas cosas que ya se estaban preparando. La criada estaba cocinando, pero a Freen no le importaba su presencia, al fin y al cabo la mujer estaba usando audífonos y bailando como loca mientras cortaba unas papas.

-¿De qué se trata? -preguntó Rawe y Freen suspiró al ver a la mujer mayor inclinada sobre el mostrador.

-Se trata de Rebecca -dijo al ver a Rawe parpadear, aún en silencio, esperando algo más-.

-¿Qué tiene ella? -preguntó con naturalidad-.

-Hmm, ayer ella... Quiero decir, esto vino antes, desde el tema de las flores... -Rawe frunció el ceño, conteniendo la risa ante el aparente nerviosismo de Freen-. El masaje también fue una señal, pero tal vez ella ni siquiera sabe por lo que está pasando.

-Entiendo -dijo Rawe, sacudiendo la cabeza, haciendo reír a Freen al momento siguiente-.

-¿Perdón? No dije nada coherente, es solo que estoy muy nerviosa -dijo, secándose el sudor de las manos en sus jeans-.

-Está bien, mi corazón. No te preocupes -dijo Rawe amablemente-.

-No sé exactamente cómo sucedió, pero tu hija me gusta de una manera más intensa de lo que creo que debería. Pido disculpas por esto, realmente no sé cómo controlarlo y no quiero que pienses que me estoy aprovechando de ella, porque no es así.

-¿Te gusta románticamente, quieres decir? -preguntó Rawe y Freen asintió un poco vacilante-.

-Ayer ella me besó -confesó temerosa-. No fue un beso, fue un simple roce de labios, pero definitivamente no quería ocultártelo. Si crees que debería mantenerme alejada, lo entenderé, aunque realmente quiero estar cerca.

-Ya sabía lo del beso -dijo Rawe al ver a Freen luciendo sorprendida-. Y no quiero que te alejes de Rebecca, Freen. ¿De dónde has sacado eso?

-No sé. Solo entiendo que ella tiene cosas con las que lidiar: fisioterapia, clases, acostumbrarse a todo.

-Y le haces todo esto más fácil. Mira, si tienes paciencia y no vas a lastimar a mi niña, estoy más que de acuerdo con eso -confesó-. Ayer hablé con Rebecca, está confundida y cree que estás enojada con ella. Esto no será fácil, ella sigue siendo, la mayor parte del tiempo, la inocente Rebecca.

-Lo sé -dijo Freen, un poco más aliviada-. No tengo intención de acelerar las cosas. Para ser honesta, ni siquiera sé cómo actuar -confesó avergonzada-.

-¿Qué tal si actúas como siempre, hm? -propuso Rawe-. Eso realmente suena bien para todos.

Luego de la conversación con Rawe, ambas regresaron a la sala. Todos estaban sentados en el sofá devorando unas gominolas que Rebecca les había ofrecido. Los ojos de Freen se centraron en Rebecca, llevaba un vestido rosa con bordes de encaje negro.

-Hola -dijo Freen dulcemente mientras se acercaba a Rebecca-. La castaña estaba junto al árbol de Navidad con Leo en sus piernas, en la silla de ruedas.

-Leo te extrañó, Freen -dijo Rebecca al ver a Freen sonreír e inclinarse frente a ella-.

-¿Sólo Leo? -Rebecca miró las luces del árbol de Navidad un poco vacilante-.

-Mamá también -Freen no pudo resistirse a reír-.

-Yo también los extrañé -dijo, a pesar de que sólo habían pasado veinticuatro horas-. Y a ti más. -los ojos cafés se encontraron con los avellanas y Rebecca sintió que su corazón saltaba en su pecho-.

-¿No estabas enojada? -preguntó y Freen negó con la cabeza-.

-No. Creo que te debo una disculpa.

-¿Por qué?

-Por salir así ayer y probablemente dejarte confundida. No era mi intención -Rebecca parpadeó un par de veces antes de decir algo-.

-¡Te caíste en la nieve! -Freen rió y se mordió el labio inferior-.

-Sí -dijo al ver los ojos de Rebecca recorrer su cuerpo en busca de algún hematoma-. No te preocupes, la blusa amortiguó la caída.

-Freen... -llamó Rebecca con su dedo índice, haciendo que Freen se inclinara para poder decirle algo al oído-. Lo siento...

-¿Por qué? -preguntó Freen confundida-.

-Por ayer -confesó acariciando el osito de peluche que tenía en el regazo-. Por todo. No quiero que te vayas porque soy una tonta.

-No eres tonta, Rebecca. Yo soy la tonta.

-Tú no, Freen -dijo Rebecca con vehemencia-. Prometo no volver a hacerlo.

Los ojos de Freen fueron atraídos por la fuerte risa de Babe, quien estaba comiendo un hot dog que servía una de las sirvientas mientras hablaba con Rawe y sus amigas.

-Me gustó lo que hiciste, Rebecca. Yo sólo.. no estaba preparada. -informó Freen al ver a Rebecca comenzar a acariciar su mano, que estaba en su pierna-.

-¿No estabas realmente enojada? ¿Lo juras?

-Lo juro princesita, pero dime ¿por qué hiciste eso?

Rebecca pareció pensar durante unos milisegundos.

-No lo sé, me pareció correcto -dijo jugando con los dedos de la pelinegra-. Me gustó, pero te fuiste.

-Prometo no volver a irme así, ¿vale? -dijo Freen levantándose y dejando un largo beso en la frente de Rebecca-.

-De acuerdo -dijo, con el comienzo de una sonrisa apareciendo en sus labios-.

-Freen, ¿adivina cuántos dedos hay? -dijo cubriendo los ojos de Freen con una mano y extendiendo la otra con tres dedos extendidos-.

-Hmm, déjame ver... cinco -Rebecca quitó su mano de delante del ojo de Freen para poder ver-.

-¡Incorrecto! -dijo riendo-.

-No cometí ningún error. Tienes cinco dedos, dos bajados y tres extendidos. No especificaste -Rebecca curvó la boca y frunció el ceño, luciendo realmente pensativa-.

-Es correcto. ¡Éste no vale! -dijo repitiendo la situación mientras Freen se reía-.


¡Oh! Cómo le encantaba estar cerca de Rebecca.

En un parpadeo [FreenBecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora