Capítulo 38

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-Puedes subir, cariño -dijo Rawe sonriendo y Freen se acercó a ella dándole un gran abrazo-.

-La extraño, Rawe -dijo Freen sonriendo apenas terminó el abrazo-. No tuve tiempo de venir aquí esta semana, lo siento.

-No te preocupes. ¡Oh! te estoy haciendo unas galletas increíbles, luego le pediré a Rebecca que lleve a tu casa.

-Si no es la mejor suegra del mundo, la competencia probablemente será feroz con la número uno -dijo Freen riendo-. Muchas gracias.

-No hay de qué -dijo acariciando la mano de Freen-. Ahora sube las escaleras, porque Rebecca ha estado hablando de comprar este auto desde la semana pasada.

-Si, iba a ir con ella la semana pasada, pero tuve que cambiar mi turno esa semana. Voy para allá, discúlpeme.

-Siéntete como en casa -Freen escuchó decir a Rawe antes de subir las escaleras-. Caminó hasta la habitación de Rebecca y llamó a la puerta tres veces.

-¡Entre! -escuchó la voz de su novia y sonrió, hacía dos días que no la veía.

-¿Es aquí donde vive una novia hermosa? -preguntó Freen sonriendo y Rebecca la miró con ojos brillantes-.

-¡Freen! -dijo Rebecca emocionada y se levantó, corriendo hacia su novia y dándole un gran abrazo antes de juntar sus labios en un largo beso-.

-Oye, estás haciendo cambios, ¿eh? -dijo Freen al notar que algunas cosas eran quitadas de las paredes de la habitación de Rebecca-.

-Sí, mi habitación no corresponde a mi edad, pero no sé qué desechar, me gusta todo -Freen asintió y jaló a Rebecca de la mano, haciéndola sentarse en su regazo antes de envolver sus manos alrededor de su cuerpo-.

-Mira, no hace falta que quites las hadas por esta vieja tontería. A mí me apasionan los seres místicos y si pudiera tendría una habitación como la tuya.

-¿No es malo entonces? -preguntó Rebecca y Freen asintió-.

-En serio. Así que si quieres cambiar el estilo de tu habitación porque estás aburrida, te ayudaré, pero si quieres encajar en los estándares de la sociedad, olvídalo.

-¿Realmente me ayudarías?

-Claro -dijo Freen y Rebecca sonrió-. Simplemente no quiero que aceptes ninguno de los carteles de Nam, habrá mujeres desnudas en ellos, estoy segura y estaré celosa -dijo Freen riendo y Rebecca abrió la boca sorprendida-.

-¡Freen! -dijo Rebecca antes de enterrar su cabeza en el cuello de Freen-.

-Solo dije la verdad -dijo Freen riendo-.

-Ya que hablamos del tema... -comenzó Rebecca, acariciando la clavícula de Freen con un poco de torpeza-. Logré hacerlo sola -Freen parpadeó lentamente hasta que entendió a qué se refería Rebecca-.

-No... No es necesario que me digas eso... -dijo Freen mordiéndose el labio inferior-.

-Pensé que era justo decirlo, después de todo pensé en ti -dijo Rebecca y Freen podría jurar que había un poco de malicia en la voz que normalmente sonaba inocente-.

-Tu madre podría aparecer, la puerta está... -comenzó Freen, jadeando y cerrando lentamente los ojos al sentir los suaves besos de Rebecca en su cuello-. Abierta...

-¿Alguna vez has hecho eso pensando en mí? -preguntó Rebecca mirándola antes de morder el labio inferior de Freen-.

-Sí -confesó jadeando-. Pero nunca logré terminar, ya sabes... siempre alguien se interponía -sintió los brazos de Rebecca rodeando su cuello-.

-Podría ayudarte con eso, Freen -susurró Rebecca y Freen sintió que su cuerpo de repente se calentaba, haciendo que su respiración se volviera inestable-.

-Te estás convirtiendo en una experta -dijo Freen entrecerrando los ojos y Rebecca sonrió, asintiendo-.

-Lo soy, ¿no? -preguntó riendo, antes de acariciar la nuca de Freen e inclinarse, capturando sus labios en un suave beso-.

Freen gimió suavemente ante el anhelo que había sentido por ese contacto; nunca se cansaría de ese beso. Freen presionó sus manos en la cintura de Rebecca cuando sintió una de las manos de la chica bajar y entrar en su blusa, acariciando su vientre.

-Te extrañé... -susurró Rebecca antes de profundizar el beso nuevamente, haciendo que el corazón de Freen se acelerara aún más cuando una de las manos de la chica subió dentro de su blusa. ¿Puedo tocarte?

-La puerta, amor... -susurró Freen casi sin aliento y Rebecca se levantó, yendo a cerrar la puerta apresuradamente-.

-Problema resuelto -dijo Rebecca antes de regresar al regazo de Freen-. ¿Y ahora? -preguntó, depositando lentos besos en la clavícula de su novia-.

-Puedes... -dijo Freen en un susurro, sintiendo la cálida mano de Rebecca rodear su pecho en el siguiente instante debajo de su blusa y apretarlo sin usar mucha fuerza-.

La más baja gimió suavemente y sintió sus pechos hincharse bajo el tacto.

-Me encanta el hecho de que casi nunca usas sostén -dijo Rebecca en voz baja-. Casi siempre puedo ver su forma -dijo besando nuevamente a Freen intensamente-.

Freen mordió el labio inferior de Rebecca y apretó con más fuerza su cintura, pero sus ojos se centraron en el reloj en el medio de la pared detrás de Rebecca.

-Todo esto es muy, muy lindo, amor, pero tenemos que ir a comprar este auto pronto. Necesito ir a trabajar -dijo Freen con dificultad, haciendo que Rebecca retirara su mano de su pecho antes de darle un beso-.

-Está bien -asintió levantándose del regazo de Freen y jalándola de la mano-.


[...]


Freen escuchó atentamente lo que el vendedor decía sobre uno de los autos mientras sus brazos rodeaban el hombro de Rebecca, con una de sus manos entrelazadas con la de Rebecca.

-¿Cómo dijiste que te llamabas? -preguntó Rebecca y el hombre le sonrió gentilmente-.

-Juan.

-Entonces, Juan. Realmente no me alegra que hayas dicho que este es el modelo más económico y el último modelo lanzado, ya que tú y yo sabemos muy bien que este modelo ni siquiera es económico y hay un modelo que se lanzó más tarde -dijo Rebecca con calma-. Así que le pido sinceramente que no mientan, porque mi novia está dispuesta a comprarle un auto por su cumpleaños, y no estaré feliz si termina odiando lo que compra.

El hombre la miró desconcertado y Freen la miró fijamente con la boca abierta.

-Yo... Lo siento, señorita.

-No lo sienta. Mira, parece que tenemos otra vendedora ahí mismo, gracias, ya no necesitamos de tus servicios -dijo Rebecca, empujando a Freen hacia otra vendedora-.

-¿Cómo sabes todo eso? -preguntó Freen en voz baja y Rebecca sonrió, dándole un beso en la mejilla-.

-En el hospital sólo había revistas de moda y de automóviles -dijo Rebecca riendo-. Y odio la moda.

-Absorbes muy fácilmente lo que lees, ¿sabes? No sé si estoy orgullosa o celosa -dijo Freen riendo, dándole un beso a Rebecca antes de acercarse a la vendedora.

-Puedes tener ambas.


Y ante la graciosa risa de Freen, Rebecca inevitablemente sonrió junto con ella.

En un parpadeo [FreenBecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora