Capítulo Final

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El ruido de los parlantes junto con la sala llena hizo que los ojos cafés de Rebecca brillaran. Era su cumpleaños y regresaba de su curso, pero Freen le pidió que se arreglara, ya que estaba haciendo una fiesta en su honor.

Eran casi las nueve de la noche cuando llegó al lugar, se encontraban algunos rostros familiares y sonrisas amables, sin embargo, lo que llamó su atención fueron los globos por todos lados con fotos de ella. Fotos que ni siquiera sabia que existían.

Eso fue justo en el patio trasero al aire libre, porque cuando puso un pie dentro de su casa su corazón dio un vuelco: un enorme cartel blanco con letras rojas que decía: Rebecca Armstrong te amo, feliz cumpleaños.

También hubo mensajes de sus amigas y de su madre por todo el lugar, pero los de Freen fueron los más llamativos, como si quisiera mostrar lo orgullosa que estaba de Rebecca.

-Pediste salir por la noche para poder emborracharnos y besarnos en medio de la pista de baile -la voz baja en su oído hizo que su sonrisa se ampliara involuntariamente-. La menor se dio vuelta y encontró a Freen sonriendo genuinamente, con ojos brillantes y un vestido negro ajustado -Feliz cumpleaños mi amor-.

-Freen, ¿tú hiciste todo esto? -preguntó Rebecca mirando a su alrededor y Freen sonrió-.

-Hay una cosa mas -dijo Freen entrelazando sus dedos con los de su novia y subiendo las escaleras-. Se detuvieron una o dos veces para que Rebecca escuchara "Feliz cumpleaños" de algunos conocidos y pronto retomaron su viaje.

-¿A dónde vamos? -preguntó Rebecca con curiosidad, casi suspirando cuando vio a Freen moviéndose frente a ella-. El perfume de la mayor invadió sus sentidos, recordándole que su novia era sumamente fragante.

-A tu cuarto.

-¿Me vas a mostrar la marca otra vez? -preguntó Rebecca con una voz llena de malicia y Freen se rió, abriendo la puerta del cuarto de las chicas y dándole espacio a Rebecca para pasar-.

-Me encantaría -susurró Freen, presionando sus labios contra los de Rebecca en un suave beso-. Pero tengo que mostrarte algo más -dijo mientras cerraba la puerta-.

-No estoy entendiendo... -dijo Rebecca cuando Freen no la dejaba encender las luces, a excepción de las luces amarillas de la lámpara que ya estaban encendidas-.

-Sólo dame tu mano y confía en mí -dijo Freen y Rebecca no dudó en entrelazar sus dedos con los de Freen nuevamente, viendo a la niña más pequeña abrir las ventanas y colocar a Rebecca allí, colocando su cuerpo detrás del de ella-.

-¡Guau! -exclamó Rebecca tan pronto como sus ojos se encontraron con la figura nocturna iluminada por la luz de la luna-. El cielo estaba lleno de estrellas y debajo la gente bailaba y bebía.

-No es gran cosa, es sólo que la vista es mejor desde aquí -susurró Freen, saludando a Babe que estaba abajo junto a la piscina-.

En cuanto el niño la vió, levantó el brazo y dijo algo por su celular.

Segundos después, el cielo oscuro fue invadido por fuegos artificiales, explotando en el cielo, por encima de todos.

-Espero que te guste -susurró Freen y los ojos cafés observaron todo con tremenda satisfacción-.

Luces cafés, rojas, blancas, azules, entre otras, explotaron allí arriba, haciendo que Rebecca aplaudiera emocionada.

-No puedo creer que hayas hecho esto por mí -dijo Rebecca, volviéndose hacia Freen, con el pecho lleno de alegría-.

-Haría cualquier cosa por tí -dijo Freen suavemente, dándole un largo beso a Rebecca antes de abrazarla por detrás y mirar los fuegos artificiales-.

-Veintiún años, Freen -dijo Rebecca, teniendo las luces del cielo reflejándose en sus ojos cafés-.

-Veintiún años, Rebecca -repitió Freen sonriendo-.

-Argh, estoy muy ansiosa -se quejó Rebecca y Freen frunció el ceño confundida-. Tengo algo para tí. Sé que es mi cumpleaños y sólo te lo daría cuando cumplimos un año de noviazgo, pero quiero dártelo ahora.

-Ahora estoy curiosa -dijo Freen y Rebecca sonrió nerviosamente-. No es un regalo... -dijo Rebecca, caminando hacia la mesa al lado de su cama y sacando algo del cajón superior-.

Al acercarse, Freen pudo identificar una caja de vidrio transparente, con algo marrón dentro.

-Es solo... Algo que nos marca a ambas, pero este momento, aquí y ahora, también marca, así que pensé que era apropiado -los ojos marrones se enfocaron en el exterior, había una pegatina con una foto antigua de ellos del primer fin de semana que Rebecca pasó en la ciudad con Freen.

Sus ojos se profundizaron y vieron una rosa seca, guardada dentro de la caja.

-Fue la rosa que me diste en el hospital -dijo Rebecca y Freen abrió la boca sorprendida-.

Sintió que las lágrimas humedecían sus ojos, mientras un sentimiento bueno y nostálgico invadía su pecho.

-Me pediste que me encargara de ella.

-No puedo creer que la hayas conservado, Rebecca -dijo Freen sonriendo, conmovida-.

No podía expresar con palabras lo que sentía: se estaba calentando, burbujeando, iluminando y explotando.

Exactamente como los fuegos artificiales en el cielo, pero en el pecho, en el cuerpo, en el alma.

-Lo guardaré, exactamente como guardo cada expresión que das, cada sonrisa que das -dijo Freen acariciando la suave piel del rostro de Rebecca-.

-¿Sabes lo que recuerdo? -preguntó Rebecca y Freen negó-. La menor la miró tímidamente antes de reír nerviosamente -Tu voz diciendo mi nombre incluso antes de abrir los ojos. Era como si estuviera en el fondo del mar, ahogándome, sin dirección a seguir, pero entonces entraste a esa habitación y escuché tu voz y pensé: Mira, esa es mi salvación. ¡Hurra! No te vas a ahogar, Rebecca -dijo recordando la sensación de sentirse atrapada y una lágrima solitaria rodó por su ojo izquierdo-. Pero entonces dijiste mi nombre y pensé: Ahí es donde debo ir. Necesito seguir esa voz.

-Y la seguiste -dijo Freen y Rebecca asintió-.

-Cielos, sentí todo mi cuerpo vibrar cuando dijiste mi nombre. Era como si quisiera despertarse y estar agradecido por haber aparecido allí -dijo Rebecca, sonriendo de reojo-. Y no te rendiste conmigo cuando me viste morir en el fondo de ese mar, te atreviste a entrar y salvarme y necesito que lo sepas, tu voz diciendo mi nombre ese día resonará en mi mente hasta mi último aliento.

Freen sintió lágrimas calientes rodando de sus ojos y abrazó a Rebecca con fuerza.

-No me digas esas cosas bonitas porque me mancharán el delineador -dijo Freen y Rebecca se rió, limpiando suavemente las lágrimas del rostro de su novia-. ¿Sabes una cosa?

-¿Mmm? -preguntó Rebecca, sintiendo los labios de Freen arrastrarse suavemente sobre los de ella-.

-Me enamoré de tí tan pronto como abriste los ojos -Freen susurró contra los labios de Rebecca-. Dijiste "Tus ojos también son hermosos". Y parpadeé y, vaya, si pudieras ver cómo se acelera mi corazón, Rebecca. Cielos...

-¿Te gané tan rápido? -preguntó Rebecca y Freen asintió con los ojos cerrados, sintiendo la cálida brisa de una noche de verano-.

-Sólo necesitabas parpadear -susurró y la luminosidad de las explosiones, que aún ocurrían en el cielo, iluminaron el momento en que sus labios se volvieron a tocar, marcando el momento exacto en que dos corazones latieron más rápido y fuera de ritmo, sin embargo, todavía en pura sincronía-.



FIN

En un parpadeo [FreenBecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora