Capítulo 19

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-¿Puedo saber por qué llegaste tan temprano? -preguntó Saint bruscamente al ver a Freen empacar las cosas necesarias para el día-.

Su primera persona en responder sería Rebecca y eso mejoraría su día, considerando que no la había visto desde el día anterior y que su día había sido horrible, ya que la mañana había estado Ilena de gemidos de Film y Nam, desde el baño. Cumplían un aniversario de mes más y la celebración hizo que Freen apenas cerrara los ojos.

-Aún no estoy en mi horario, no necesito responderte -dijo Freen con una dureza igual a la suya-. Ella siempre había sido amable, razón por la cual Saint encontró extraña su respuesta.

-Exactamente. No se le permite tocar nada aquí fuera de su horario. Deshaz todo y déjalo como lo encontraste -demandó-.

-No -respondió ella secamente, bostezando poco después-.

-Freen, no me hagas tomar medidas drásticas.

-Saint, mi horario comienza en cuatro minutos. ¿Por qué estropearlo todo cuando tengo que reorganizar las cosas exactamente así?

-Porque te estoy diciendo que lo hagas -exigió apretando la mandíbula-.

-No se puede tratar a las personas como si fueran simples pedazos de basura -dijo Freen al ver al hombre acercarse con una expresión rígida en su rostro-.

-Los trato como quiero -dijo mirándola-. Ahora haz lo que te digo o hare que tus próximos meses aquí sean un infierno.

Freen respiró hondo.

-¿Todo porque dije que no necesitaba responderte?

-De esta manera aprendes a ser menos grosera con la gente -le advirtió-.

-¿Grosera? ¿De verdad, Saint? -preguntó sintiéndose cansada y derrotada-. ¿Qué te he hecho?

-¿Disculpa?

-¿Qué te he hecho? -repitió con vehemencia-. De los diez estudiantes bajo tu responsabilidad, soy el único al que tratas así. Soy el único que se queda hasta tarde para ayudarte a organizar todo, incluso cuando no es necesario, y no lo hago para besarte el trasero, sino porque me imagino lo cansado que debes estar -dijo humedeciéndose los labios-. Entonces ¿qué te hice para que me trates todos los días como un pedazo de basura? ¿Como si estuviera bajo tierra?

Saint se rió y negó con la cabeza.

-Está bien, Freen. Así que además de ordenar todo eso, tendrás que ir a buscarme un café -dijo, apoyándose tranquilamente contra el pilar que había allí.

La pelinegra simplemente se sentó en el suelo y apoyó la cara en las piernas, aspirando aire con fuerza hacia sus pulmones.

-¿No me escuchaste?

-No estoy en mi maldito horario. Llegué temprano porque me ofrecí como voluntario para mejorar el ambiente para Rebecca, así que si quieres tu maldito café, saca tu trasero holgazán y ve a buscarlo tú mismo -dijo irritada, simplemente no sabía con qué exactamente-.

Freen siempre había sido pacífica.

Siempre había aceptado todo lo que decía Saint sin ningún problema, pero quizás el cansancio, el mal humor, la soledad y el síndrome premenstrual estaban demasiado combinados.

La llamada de su madre esa mañana la puso sensible, no es de extrañar, extrañaba a su familia y le hizo pensar en toda su vida: era una tremenda solitaria.

Siempre sola.

Sus amigos eran como una pequeña segunda familia, pero apenas se veían, considerando que sus horarios eran todos incompatibles.

En un parpadeo [FreenBecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora