Capítulo 37

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Fatiga fue lo que resumió Freen en ese momento. Su mayor deseo era correr a la casa de Rebecca y arreglar las cosas, sin embargo, estando cansada como estaba, eso no solucionaría nada. Había trabajado dos horas más, intentando olvidarse de sus propios problemas mientras ayudaba a su paciente. Sin mencionar que perdió mucho tiempo leyendo los papeles que firmó de su contrato.

Mientras arrojaba su llave sobre la mesa auxiliar de la sala de estar, se sorprendió al ver a Nam abrazando a Film, viendo una película.

-¿Sin sexo? -preguntó Freen sorprendida-. Este día es realmente extraño -dijo Freen, haciendo reír a Nam-.

-Creo que lo mejor es no bajar a beber agua a primeras horas de la mañana, ya que incluso nos verás boca abajo -dijo Nam, haciendo que Film hundiera su rostro en la almohada, tal era su vergüenza-.

-No te preocupes por eso, ya que tengo la intención de desmayarme hoy -dijo Freen subiendo las escaleras y dirigiéndose directamente a su habitación-.

Se sorprendió tan pronto como vió el cuerpo de Rebecca en su cama. La castaña estaba abrazada a su almohada y la miraba con tristeza.

-¿Me perdonas por gritarte? -preguntó Rebecca, haciendo que Freen inmediatamente se suavizara y se acercara a la cama, arrodillándose en el suelo para estar cara a cara con su novia-.

-Debo disculparme -dijo Freen suavemente-. ¿Vas a dormir aquí hoy?

-Si me dejas... -dijo Rebecca con miedo y Freen sonrió-.

-Tontita, puedes dormir conmigo cuando quieras. ¿Puedo ir a darme una ducha para que podamos hablar? -Rebecca asintió, sintiendo los labios de Freen tocar la piel de su rostro antes de ir al baño-.

Tan pronto como Freen salió del baño vio que Rebecca se había cambiado; llevaba su camisa blanca holgada que cubría sus muslos y, mientras estaba acostada, Freen pudo ver que debajo solo llevaba bragas. No pudo evitar sonreír ante la ternura de la escena, poniéndose sus pantalones deportivos y un camisón al azar antes de gatear sobre la cama hacia su novia.

Rebecca se acurrucó alrededor de su cuerpo y se ajustó, girando su rostro para mirarla.

-Arruiné tu cumpleaños, Freen. Lo siento -dijo Rebecca en voz baja-. No sé qué me pasó -Freen rió suavemente y le dio un beso en la sien-.

-Se llama síndrome premenstrual, amor, y todas lo tenemos -dijo Freen mordiéndose el labio inferior antes de volver a hablar-. O tal vez seas tú en tu fase rebelde -bromeó antes de suspirar-. ¿Realmente fui tan sobreprotectora?

-Sí, pero no es tu culpa -aclaró Rebecca-.

-Por supuesto que sí, debería...

-No, Freen -Rebecca la hizo callar, colocando el dedo índice en sus labios-. No sabías, no podrías adivinar que esto me molestó -dijo mirando los orbes marrones-. Nunca te lo dije.

-Hablaste con tu madre, ¿no? -preguntó Freen entrecerrando los ojos y Rebecca se rió, asintiendo-.

-Es muy buena dando consejos -dijo Rebecca y Freen estuvo de acuerdo-.

-Vamos a hacer un trato... -sugirió Freen y Rebecca frunció el ceño-. Dime cuando algo te moleste y te enseñaré a conducir. ¿Qué tal? -los ojos de Rebecca se iluminaron con esa propuesta-.

-¿Lo juras? -preguntó emocionada y Freen se rió de la emoción-.

-Lo juro -dijo sintiendo los labios de Rebecca tocar los suyos dulcemente-.

-Te amo, te amo, te amo. Tanto, amor. Argh. -dijo Rebecca antes de abrazar fuertemente a Freen-.

-Yo también te amo mucho -respondió sonriendo-.

-¿Pero Billy te prestará el coche? -preguntó Rebecca confundida-. Podemos pedirle a mi madre que...

-No -la interrumpió Freen-. Mañana por la mañana irás conmigo a un concesionario -informó Freen-. Es hora de que compre mi auto y necesito tu opinión al respecto.

-¿Mi opinión? -preguntó Rebecca sorprendida-.

-Claro. Tienes buen gusto, además soy terrible eligiendo. Me enamoraré de unos quince coches y no me decidiré entre ninguno de ellos -dijo riendo suavemente-. ¿Estás dispuesta a ayudarme?

-Sí -respondió Rebecca emocionada-. Me entristeció haber peleado contigo. No me gusta, Freen.

-Yo también lo estaba, amor -dijo Freen acariciando respetuosamente la cintura de su novia-. ¿Cómo llegaste, por cierto?

-Tomé un taxi.

-¿Le dijiste a tu madre? -Rebecca asintió-. Genial, no me gusta preocuparla.

-Ni yo.

-¿Sabes que tengo una nueva noticia? -dijo Freen sonriendo-.

-¿Cómo puedo saber? -bromeó Rebecca y Freen se rió, entrecerrando los ojos-.

-Oye, no seas así -dijo Freen y Rebecca le dejó un beso en la cara-.

-Vamos, dime -dijo Rebecca ansiosamente-.

-Bueno, Saint logró que me graduara antes de tiempo, y que ahora me van a pagar por ir al hospital.

-¿En serio? Después de todo, tiene corazón -dijo Rebecca riendo y Freen asintió-.

-Sí, pero no me interesa hablar de él. ¿Qué tal si me das unos besos para curarme del dolor que sentí por nuestra pelea, hm? -sugirió Freen y Rebecca sonrió-.

-A mí también me dolió -advirtió Rebecca-.

-Entonces tendrás que darme el doble de besos, así ambos nos curaremos -dijo Freen-.

-Siento que te estás aprovechando de un ser humano inocente como yo -bromeó Rebecca-.

-Ni siquiera vengas con tus pequeños juegos mentales, ¿eh? -dijo Freen sonriendo-. No eres tan inocente.

-¡Qué calumnia! -dijo Rebecca fingiendo estar molesta e iba a decir algo, pero Freen la hizo callar con un beso-.

-Por cierto... -susurró Freen contra la boca de Rebecca-. Aún faltan unos minutos para que termine mi cumpleaños, así que no arruinaste nada -Rebecca sonrió al escuchar eso-.

-Tengo que darte veintitrés besitos. Uno por cada año -dijo Rebecca y Freen asintió-.

-Puedes empezar ahora... -sugirió Freen con una ceja levantada y Rebecca se inclinó-.

-Uno... -dijo, después de darle un largo beso a Freen-. Dos... -Y ahí se detuvo, finalmente Freen pidió paso con su lengua, desbordante de alegría de que todo había vuelto a salir bien-.

-De esa manera nunca terminará esto -dijo Rebecca, jadeando apenas terminó el beso-.

-Ésa es la intención.


Rebecca no rompió su promesa, dejando veintitrés besos a Freen, antes de besarse un poco más y finalmente caer en el sueño, abrazadas y satisfechas.

En un parpadeo [FreenBecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora