me levanté por el ruido de lucía escuchando "Cintureo" junto a mariana.
E' flaco que 'toy, pero tampoco soy feo
No crea' que va' de robo si me roba' en un teteo (Cintureo)
Qué ci-cintureo, qué ci-cintureo
Cinture-re-re-reo-reoAbrí la puerta mirándolas con cara de enojo y volví a cerrarla.
Estaban emocionadas, pero yo no tanto. Hace unos días nos inscribimos para ser secretarias de los jugadores de la selección de Colombia y justo quedamos. Nos tuvimos que mudar a la misma ciudad que los jugadores y ahora era nuestro primer día.
Intenté no pensar en lo nerviosa que estaba mientras me arreglaba. Me hice unas ondas en el cabello y salí de mi habitación, ya lista.
Las chicas también lo estaban así que salimos para allá. Íbamos a tiempo gracias a Dios; qué horrible ser impuntual el primer día.
Al llegar nos dejaron pasar enseguida y nos sentamos a esperar a Néstor. Nosotras aún no sabíamos quién nos iba a tocar.
Al llegar, Néstor nos saludó. Él era una persona amigable, la verdad.
Nos entregó una carpeta a cada una y al entregarla se fue enseguida. Al abrirlas estaba el jugador que nos tocaba y decía información de:
* su nombre
* edad
* fecha de nacimiento
* posición en la canchay una pequeña foto de ellos. Respiré hondo, era mi primer trabajo y estaba bastante ansiosa.
—¿Quién te tocó? —preguntó Mariana.
—Richard Ríos —respondí cerrando la carpeta.
—A mí me tocó Mojica —respondió Lucía.
—Y a mí Daniel Muñoz —dijo Mariana cerrando su carpeta también.
Me di la vuelta y ahí estaba él.
Venía hacia mí y justo enfrente de mí me miró de pies a cabeza y me habló.
—Tú eres la mía, ¿no?
—¿La qué? —respondí mientras salía de mis pensamientos.
—Estoy seguro que eres tú, sígueme.
Sin decir una sola palabra lo seguí y me llevó hasta una habitación.
—Este es mi lugar, algo así como mi oficina.
—Mi nombre es Richard —dijo leyendo y organizando unos papeles.
Me pareció lo correcto decirle el mío también, pero pasó esto.
—Mi nombre e...
—Después habrá tiempo para eso —me interrumpió.
—Estas son unas hojas sobre mis temas personales, apréndete los nombres. Es incómodo hablarte de mi familia o algún amigo y que no sepas quién es. Y por favor también los números —dijo entregándome los papeles.
Solo asentí.
—Primera regla, no tomar en horario laboral.
—Está bien.
—Espero que seas buena en esto —dijo suspirando como con desprecio.
Y yo como 🙂
—En fin, necesitaré que concretes mis horarios, entrenamientos, partidos, reuniones, TODO. También que planifiques mis viajes, mi hospedaje y si voy acompañado, el de mi acompañante también. Coordinar entrevistas y eventos públicos, etc. También manejar mis tareas personales como citas médicas, compras, etc —dijo mientras se sentaba en su silla.
—Está bien —respondí parada enfrente de él con pena.
—No he terminado —contestó—. Tengo alguien que maneja mis redes sociales, tienes que estar pendiente de eso, administrarme las contrataciones, la correspondencia y los documentos importantes. Necesito que trabajes con mi abogado y mi contador para cuestiones financieras. Organizar eventos tanto profesionales como personales, como cumpleaños o lanzamientos de productos.
Asentí.
—Eso es todo, puedes irte —dijo agarrando su celular. Me di la vuelta para salir por la puerta.
—Se me olvidó algo, sobre todo asistir en las necesidades de mi familia —asentí aún de espaldas—. Aún no te puedes ir, quédate cerca por ahí.
Salí de esa habitación así
Me encontré con las chicas en la cancha de entrenamiento.—¿Cómo te fue? —preguntó Mariana.
—Terrible, de cosa no quiere que le limpie el culo.
Ellas rieron.
—A mí me fue increíble —dijo Mariana.
—A mí igual —contestó Lucía.
—¿Por qué? —respondí.
—Porque Muñoz es increíble y da risa.
—Igual Mojica.
—El mío me trató mal —dije mirando hacia la cancha cuando ellos salían a entrenar.