empecé a tomar y la verdad nose como pero estaba en el auto de richard mirando por la ventana mientras él conducía a velocidad, su mano en mi pierna y el aire era Perfecto mientras yo solo tenía una sonrisa boba en mi rostro
Al llegar a su casa me ayudo a bajarme y abrió la puerta , me tomo de la mano y me llevo hasta su habitación
El estaba hablando pero yo ni siquiera lo estaba escuchando , cundo me quedo mirando me acerque a él y lo bese , él quedó como en shock pro luego de mirarme a los ojos por unos segundos el me beso también , era un beso brusco , no esperé que él besara así , me cargó con desesperación y me pego contra la pared
Espera espera y la suprema? —
terminamos cuando renunciaste —
Después de decir eso me volvió a besar , me quitó toda mi ropa en cuestión de segundos yo hice lo mismo con la de el , no quería decirle que era Virgen , me daba pena
yo estaba acostada en su cama con las piernas abiertas en sus hombros y él sin pensarlos dos veces lo metió sin pudor y yo senti que me estaba muriendo , después de un rato empecé a acostumbrarme y ya salían pequeños gemidos de placer , disfrutaba de sus besos y como me tocaba las tetas , me agarraba del cuello muy deliciosamente pero él fue subiendo la fuerza en sus embestidas y enserio me estaba lastimando.
Me duele , espera –
El no se detuvo y lo hizo más fuerte , ya estaban saliendo pequeñas lágrimas de mis ojos , y no podía dejar de gemir
Enserio espera— dije poniendo una mano en su pecho pero él con una mano me agarro las dos y me hizo tenerlas arriba mientras que con la otra me agarraba por la cintura para darme más fuerte
yo estaba sudando frió , cuando me soltó aruñaba su espalda de placer y al final cuando terminamos caí derrotada en la cama y el sueño me venció
Al siguiente día, me levanté con todo mi cuerpo adolorido. Nos miré a los dos en su cama; estábamos completamente desnudos y enrollados en las sábanas. Quité su brazo lentamente de alrededor de mi cintura y me despegué de él con cuidado.
Busqué mi ropa por todo el suelo y me la puse silenciosamente, tratando de no hacer ruido. Todo mi cuerpo estaba adolorido. Bajé las escaleras lentamente, apenas podía caminar.
Tomé un taxi y llegué hasta mi apartamento, donde las chicas ya estaban despiertas.
—¡Ajoooo, hasta que apareces! —dijo Mariana, viéndome entrar por la puerta.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué esa cara? —dijo Lucía, preocupada.
—Me desarmaron el útero —dije, caminando lentamente hasta el sofá. Ellas gritaron y brincaron de la emoción.
—Creo que iré al hospital.
—¿Espera, qué? ¿En serio? —preguntó Mariana, mientras las dos se sentaban a mi lado.
—Sí, en serio. Me dio muy duro, lloré de dolor.
—¿Pero entonces no te gustó? —preguntó Lucía, preocupada.
Yo reí, recordando lo que había pasado.
—Sí, pero no cambia nada —dije, intentando sonar seria.
—Está bien, te llevaré al hospital —dijo Mariana—. Tú arréglate —dijo, señalando a Lucía—. Que cuando venga, nos vamos enseguida a la oficina.
Mariana me dejó en urgencias y se llevó el papel con mi excusa médica. Me quedé esperando a que el médico me llamara para atenderme. El ambiente en la sala de espera era tenso; otras personas con diferentes dolencias esperaban su turno, y el murmullo de conversaciones y el sonido de pasos se mezclaban en el aire.
Finalmente, el médico me llamó. Entré a la sala de consulta, donde me recibió un hombre de mediana edad con una expresión seria pero amable.
—Hola, siéntate, por favor —dijo, señalando la silla frente a su escritorio—. Cuéntame, ¿por qué estás acá?
—Tuve una noche muy intensa y me duele todo el cuerpo —dije, sintiéndome un poco avergonzada—. Especialmente... abajo.
El médico me miró con preocupación y asintió lentamente.
—Entiendo. Primero, vamos a hacerte algunas preguntas para entender mejor tu situación. Luego, realizaremos un examen físico, ¿te parece bien?
Asentí, agradecida por su profesionalismo.
—¿Cuándo empezó el dolor? —preguntó, mientras tomaba notas.
—Anoche, después de... bueno, de tener relaciones —respondí, intentando mantener la compostura.
—¿Fue tu primera vez? —preguntó, mirando directamente a mis ojos.
—Sí —dije en voz baja.
—Bien, eso explica mucho —dijo, asintiendo—. Es normal sentir dolor después de la primera vez, especialmente si fue intensa. ¿Hubo algún momento en el que sentiste que el dolor era insoportable?
—Sí, en varios momentos —respondí
—Lo siento, debe haber sido muy difícil para ti. Vamos a hacer un examen para asegurarnos de que no haya ningún daño serio. Si en algún momento sientes dolor durante el examen, por favor, dímelo.
Me condujo a una camilla y me pidió que me recostara. El examen fue minucioso y, aunque incómodo, el médico fue muy cuidadoso y respetuoso.
—Parece que tienes algunas contusiones y posiblemente una pequeña distensión muscular —dijo finalmente, ayudándome a sentarme de nuevo—. Nada demasiado grave, pero necesitarás descansar y evitar cualquier actividad que pueda empeorar el dolor.
—¿Y qué puedo hacer para el dolor? —pregunté, sintiendo un poco de alivio al saber que no era algo más serio.
—Te recetaré algunos analgésicos y antiinflamatorios —dijo, escribiendo en su bloc de recetas—. También es importante que te tomes unos días de descanso. Si el dolor persiste o empeora, vuelve de inmediato.
Asentí, tomando la receta que me ofrecía. El médico me miró con amabilidad.
—Es importante que hables con alguien sobre lo que pasó, alguien en quien confíes. No tienes que enfrentar esto sola.
—Gracias, doctor —dije, sintiéndome un poco mejor por su apoyo.
Salí de la consulta y me fui para la casa, la verdad me dormí todo el día y tomé mis pastillas cuidadosamente así que el dolor se volvió mínimo y ya para la noche me sentía totalmente mejor, marica yo no lo podía creer literalmente ese Man me había desgarrado