CAPITULO 6: Pelirroja.
EMMA DOM
Mas que preocupación, diría que tengo temor. Ver a mamá con ese semblante tan cansado y una debilidad en el cuerpo que hasta yo puedo sentir me causa un miedo terrible.
De por si no me levante con buen humor como es mi costumbre y eso empeoro con la notable decadencia de mi madre. Ella esta sentada en el sillón lamentándose en voz muy baja por sus dolores y yo salgo de la sala por el nudo de impotencia que se forma en mi garganta. Tiene que estar bajo supervisión, pero ni yo, ni papá, podemos faltar al trabajo o de lo contrario nuestros ingresos se atrasarían
—Sam ¿Puedes quedarte a cuidar a mamá?
Mi hermano deja de acomodar la corbata del uniforme de su instituto frente el espejo y me observa frunciendo sus claras cejas angustiado, pidiendo una explicación. Entro a su desorganizada habitación cuidando de que mamá no nos escuche o de lo contrario se enojara por que mi hermano no vaya a la escuela sintiéndose una carga.
—La veo descompuesta, si te quedas papá y yo estaremos mas tranquilos —El asiente y afloja la corbata que justo acababa de acomodar—. Le notificare al instituto de tu falta y si mamá pregunta, di que hoy no tuvieron clases.
—Entiendo —Mi hermano empieza a sacarse el suéter de color rojo vino, despeinando a un mas su cabello revoltoso—. ¿Sabes si ya se tomó sus medicamentos?
—Supongo que no, aun es temprano —Reviso la hora en mi teléfono—. Deje el desayuno listo en la cocina, pide el almuerzo e intenta distraer a mamá.
Beso su mejilla melosamente y despeino su cabello, el suelta un quejido por mi acto. Agradezco tener un hermano como Sam, es tan comprensible, paciente y sus sus planes se ven interrumpidos por algún motivo, no se angustia. Hablar con el cómo recibir la paz de la granja.
—Ya voy al trabajo, te quiero.
.......
—Adiós papá —Me bajo de la patrulla luego de recibir un beso en mi cabeza—. te amo.
El hace un ademan con su mano y pone en marcha el auto de policías luego de que yo entre a la cafetería. Guardo mis cosas en los pequeños casilleros que hay al fondo de la cocina del café, sin dejar de teclear un mensaje a la maestra de mi hermano sobre su ausencia en el día de hoy.
—¡Hey! —Volteo en un brinco— ¿Cómo estás?
Los ojos azules de Alan quedan atentos de mi respuesta, con Jeremith detrás guardando sus cosas y acomodando su delantal. Hago una mueca y me encojo de hombros.
—No muy bien, mamá esta algo enferma de nuevo —Ambos me miran con expresión preocupada—. Esperemos que solo sea alguna contraindicación de su tratamiento, mamá no puede volver a decaer.
—Tienes razón, hay que pensar positivo.
La verdad es que no me habia convencido de ello hasta que mi mejor amigo lo dejo. Acomodo la boina en mi cabeza y salgo con mis amigos acomodándome el uniforme del trabajo y acomodando las mesas para poder abrir el local. Debo dejar de pensar en los peores escenarios.
—Jeremith, tu hermana esta hermosa —Él sonríe sin dejar de colocar las sillas alrededor de las mesas—. Tu madre debe de estar feliz de ver a todos sus hijos reunidos.
—Lo está y eso a León le ha ayudado a sanar muchas cosas —Jeremith se queda callado y dibuja una sonrisilla—. ¿Qué tal la salida con el badboy?
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Solo Una Apuesta Más
RomanceModa, fotografía, campo, responsabilidad y, para terminar, madurez. Las pasiones con las responsabilidades muchas veces no se llevan de la mano y ambos jóvenes tendrán que encontrar una manera de que sus más grandes anhelos, no interfieran con sus m...