CAP 27: Casi

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CAPITULO 27: Casi

AUSTIN PROUM:

—¡Sonrían!

Estar en un yate de lujo es una idea fantástica, pero tener una sesión de fotos eterna es algo que me hubiera gustado perderme y la cara de Jeremith me dice que el también.

Sin más, sonreímos sin muchas ganas y todas se apresuran a tomar muchas fotos con el océano detrás. No se cuánto tiempo llevamos aquí parados en la punta de la embarcación, pero definitivamente es el suficiente como para desear sentarme un rato o hacerles mala cara a la chicas por el sol.

—¡Me voy a quemar! —Exclamo Jeremith con cansancio—. ¿Podemos irnos?

—Si —Alargue la ultima silaba dejando caer mis brazos desganado—, quiero tomarme una piña colada.

—¡No! —Dijeron las tres.

—Para eso les aplicamos bloqueador —Martina se acerco y acomodo la camisa de Jeremith—, modelen.

Nosotros no le veíamos problemas con que ella nos pidieran tomarles fotos, con todo el gusto lo hicimos y más para Emma, otra cosa es que nos pidan posar o hacer esas caras raras que nos pedía para vernos más "varoniles"

Tengo hambre y sed, me siento como un niño pequeño.

—Bueno, ya esta bien —Dijo Martina—. Iré a buscar a Miley, no tardo.

Jeremith, Emma y yo nos miramos con algo de pena. La mejor amiga de la cumpleañera se habia ido para no sentirse el mal quinteto, no habia sido grosera ni nada, pero sé que, a pesar de la pelea con Alan, a Miley le hubiera gustado ver a mi primo junto a todos nosotros.

—Bueno, yo voy a ir a tomarme esa piña colada —Los dos rieron— ¿Vamos?

Emma asiente sonriente y como estábamos en una zona alta del barco, bajamos dos escalones, sin embargo, Jeremith se quedó quieto rascando su nuca.

—Yo esperare a Martina —Como cosa rara, al rubio se le colorearon las mejillas con solo decir eso. El en verdad tiene un serio problema con su timidez—, luego los alcanzamos

Sin más, seguimos nuestro camino hacia el mini bar del yate donde varias personas lo rodean, ya sea conversando o pidiéndole trago al barman. La música de fondo también pone a bailar a una que otro muchacho, es una ambiente agradable.

Emma pide un mojito yo aquella bebida que llevo rato deseando.

—¿Cómo sigue tu madre?

Recibir una sonrisa antes de la respuesta es una buena señal y me sentí contento de que sus pecas se pellizcaran por como los extremos de su boca se extiende.

—Muchísimo mejor, dicen que su proceso es muy bueno y rápido.

Acaricio su cabello y ahora ella estaba sonrojada. Quizá este sea el momento de confesarle que tengo un hijo pues un sentimiento de valentía empezaba a extenderse por mi cuerpo, si, debo decirle.

Hincho mis pulmones de aire, preparándome para darle la noticia en ese arranque de coraje que m dan sus claros ojos.

—¡Emma! —Cierro mi boca y me muevo un poco al lado buscando la voz detrás de la pelirroja— No sabía que vendrías.

Esto debe ser una broma

—Yo tampoco sabría que estaría aquí —Ella da la espalda para saludar al moreno de un abrazo y vuelve a mi lado—, me alegra verte.

El solo hecho del abrazo hace que al piel de mi ojo salte en un tic. Bebo un largo y fuerte sorbo de la piña colada que me acaban de servir como si eso me llenara de paciencia para afrontar la molestia que me produce el chico. Sacudo mi mano en un saludo y le sonrió con más hipocresía de la que quería

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