Soundtrack: Shania Twain - Any Man of Mine
CAPITULO 13: Maximus y Moca
EMMA DOM:
La fiesta de celebración en casa de Martina por la victoria de los greek gods y la incorporación de Jeremith en el equipo fue todo un éxito, un poco más y literalmente tira la casa por la ventana. No puedo negar que siento un leve dolor por dormir básicamente sentada en el suelo y con la pesada cabeza de Austin sobre mi rodilla. Fue gracioso empujarlo e interrumpirle el sueño.
Fue difícil despegarnos de Alan, sin embargo, le di una de esas "miraditas" como las que te da tu mamá para que entiendas que hiciste algo malo, y luego de batir sus cejas con picardía nos dejó para alistar las cosas que necesitáramos, además, cambiarnos la ropa que apestaba a trago y sudor.
Saco mi brazo dejando que sea acariciado por el viento fresco y doy un rápido vistazo a Austin, que apoya su cabeza en la puerta recibiendo todo el aire en la cara.
—Cambiamos un poco de ambiente —Habla sin quitar la vista del paisaje del campo—, de una alocada fiesta en una mansión lujosa a vivir la tranquilidad del prado.
Asiento sin quitar la vista del camino—. Lo bueno es que no tomamos alcohol, de lo contrario no estaría consciente el día de hoy.
—Pobre Alan, me mando un mensaje diciéndome que no puede parar de vomitar.
Cuando ningún invitado quedaba en la casa (a excepción de nuestro circulo social) Martina sacó una botella de Bacardí, nos sentamos en la sala bebiendo y comiendo de la pizza que sobro, aunque todos sabemos que Alan fue quien se terminó la mayoría de la comida. Pero quienes le sacaron provecho a la bebida fueron Jeremith y Alan, ellos se apropiaron de la botella en el momento en que Austin me prohibió beber más.
Que bueno que estaba lucida para haber grabado ese video de mis dos mejores amigos llorando por el logro del partido.
—Eso le pasa, tiene que gobernarse —Lanzo una manotada al aire—. Casi nunca salimos a beber y cuando lo hacemos, termina desmayado y yo manejando en la oscuridad, odio manejar en las noches.
El no me contesta, lo miro por un segundo. Él sonríe de una manera extraña y luego de hecha a reír.
—¿Qué?
—Nada —Relamió sus labios— ¿Te he dicho que eres un poco gruñona?
—No de frente ¿Por qué?
—Es algo que me gusta de ti y no tengo idea de porqué.
Ahora yo me quede muda, apretando el volante con las manos sudorosas y suplicando por que el no se de cuenta de esos nervios que me produce. Gire el volante e ingrese al terreno de mis abuelos, más específicamente en la gran reja de portón, donde mi abuelo nos espera con las llaves en las manos.
Saco la mano por la ventana saludándolo y rápidamente ingresamos.
—¿Dónde estamos?
—En la granja de mi familia.
Estaciono el auto cerca de la finca y salimos del auto para yo poder asegurarlo. Austin se pone la cachucha y se acerca a mí.
—Nunca preguntaste.
—Ya ¿Y cómo se pregunta eso? —El ladea su cabeza— Oye Emma ¿De casualidad tienes una granja? —pregunta con sarcasmo.
—Si ves que si para que preguntas —Me encojo de hombros y corro hacia el abuelo—. ¡Abuelito!
El me abraza y seguido, abrazo a la abuela que apenas va llegando.
—Mi hermosa Emma —Mie abuela besa mis dos mejillas—, me emocione tanto de saber que vendrías.
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Solo Una Apuesta Más
RomanceModa, fotografía, campo, responsabilidad y, para terminar, madurez. Las pasiones con las responsabilidades muchas veces no se llevan de la mano y ambos jóvenes tendrán que encontrar una manera de que sus más grandes anhelos, no interfieran con sus m...