En este universo, Naruto y Sasuke están juntos, ambos han formado una familia y tienen dos hijos, Boruto y Menma. Sasuke protege a la aldea y a su familia desde fuera, mientras Naruto la protege desde dentro.
Esta es la historia del clan Uzumaki-Uc...
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Lograron capturar algunos cuantos gansos de ojos rojos en una jaula pequeña que hicieron con ramas. Avanzaban poco a poco.
—Buenos chicos —dijo Boruto al agacharse frente a los gansos de la jaula—. Esperen un poco más, ttebasa. Los salvaremos enseguida.
Juugo absorbía el sello maldito de uno de los gansos, sus ojos habían vuelto a ser de su color original, aunque la mano de Juugo se había vuelto negra y le dolía, pero, era capaz de soportarlo con tal de que aquellas aves estuvieran bien. Le colocó un distintivo a la pata del ganso que tenía en sus manos, estos daban a entender que el ave ya no tenía nada y lo dejó libre.
«Si pudiéramos extraer el sello maldito, Juugo no tendría que hacerlo solo —pensó Boruto»
Mitsuki y Sarada llegaron cargando gansos.
—¿Qué tal todo? —preguntó Boruto.
—Ya no quedan gansos salvajes al sur, este u oeste del lago —dijo Sarada.
—Solo falta el norte —Boruto se cruzó de brazos.
—Podría haber alguno escondido en los arbustos de la orilla —dijo Mitsuki.
—¿Podrías encargarte de buscarlos ahí, Mitsuki? —preguntó Sarada—. Yo iré al norte.
—Voy contigo al norte, Sarada —dijo Boruto.
—Tú quédate aquí, Boruto —ordenó su prima.
Boruto hizo un puchero. Mitsuki rió levemente, el rubio se sonrojó al instante.
—¿Olvidaste lo que dijo Konohamaru-sensei? —susurró Sarada—. No podemos apartar la vista de Juugo-san. Además, tú tienes los calmantes.
—Es verdad —dijo Boruto—. Tenemos que quitarles el sello e impedir que se propague.
🍃
—Es la hora —Sarada le extendió el calmante a Juugo.
—Si.
Juugo se colocó la inyección.
—Vuelve a inyectártela en tres horas —pidió Sarada.
Juugo asintió. Tosaka se acercó a ellos.
—Así que ahora usa la medicina periódicamente.
—Si. Al hacerlo antes de que aparezcan los síntomas, tal vez evite transformarse —dijo Sarada.
—A mí no se me ocurrió —dijo Juugo—. Pero aunque pospone la transformación, también es un anestésico. Me embota los sentidos y tardo más en quitarles el sello a las aves. Hasta ahora la usaba al tener síntomas y aprovechaba su efecto para ir a la cueva. Pero si me transformo por completo, la medicina no sirve de nada.
