𝗠𝗢𝗖𝗞𝗜𝗡𝗚𝗝𝗔𝗬²

i.

SU TRABAJÓ ERA PREPARAR A LOS TRIBUTOS PARA QUE ESTÉN LISTOS PARA LA ARENA de los juegos aunque realmente no lo toman en cuenta debido a su edad y porque a algunos les daba miedo estar cerca suyo por eso mismo no tuvo alternativa de aceptar la invitación de Cassius Snow a tomar el té junto con su familia lo cual se le hizo extraño así que estaba aferrado a esa silla de terciopelo rojo hecho de caoba mientras sostenía una taza llena de té sabor melocotón el cual sabía realmente bien.

- Cuéntanos sobre ti querido - le daba miedo la confianza que tenía la señora Snow, como si fueran amigos o conocidos

- ¿Qué desean saber? - pregunta notando cómo los niños lo ven con curiosidad

- Lo que desees compartirnos esta bien - habla el señor Snow revolviendo cartas

- Tengo dieciséis, vivo con mi padre, madrastra y hermano, tenemos una panadería - cuenta viendo con cautela a su al rededor

Estaban en un invernadero lleno de rosas blanca.

- ¿Te gusta? - dice Esme - Es el invernadero del abuelo -

- Es... - aburrido, monótono, elegante, curioso, raro entre otros - Agradable -

- Yo diría que es demasiado aburrido - dice el señor Snow - Al principio es muy bello, pero luego es tan monótono -

- Cassius, amor - interviene la señora Snow, esto le provocaría nauseas - Estoy segura que el joven Mellark no quiere oír eso -

Simplemente desvío la mirada tomando más de su té de melocotón, tener la boca llena de algo evitaba que diga algo indebido, eso lo aprendió cuando conocía a Evelyn y le expreso su parecido con las serpientes, sobretodo por sus ojos tan verdes que a veces parecía atravesar tu alma.

- ¿Juegas algún deporte? - pregunta Eros

¿Contaba cazar? Porque eso lo demostró muy bien cuando estuvo en la arena de los juegos.

- No - responde sin expresión en su rostro

¿Cuando se podía ir? Estaba agradecido por la amabilidad de la invitación y también del té de melocotón, pero realmente quería irse o tal vez no ya que desde que gano los juegos del hambre tenia a cierto rubio del distrito cuatro encima de él y no era un decir, cada que se veían se abalanza para poder abrazarlo cosa que lo incomoda aunque a veces le daba igual.

- Xanthos - observa al señor Snow - ¿Alguna vez has jugado póquer? -

- No - le daba miedo que todos ellos vistan combinados, sobretodo el color rojo

- Bueno hoy jugarás - dice con una sonrisa

El juego era sencillo más que todo era estrategia y era bueno en eso asi que el objetivo era conseguir formar una jugada de valor superior a la de los contrarios, no es necesario que la jugada sea mejoror que la de los contrarios, bastará con que los rivales que crean que lo es, para que se retiren antes de ver las cartas y tomando en cuenta lo que demostró en los juegos supo que se le sería sencillo.

Primero salió Eros del juego, después la señora Snow y de último fue Esme quedando solo el señor Snow y él, debía confesar que era un buen contrincante ya que era bastante astuto, pero él había sobrevivido a los juegos del hambre por supuesto que ganará una partida de póquer.

- Háblame sobre tu familia - pide el señor Snow

- Ya le dije como es ¿eso no basta? - responde sin expresión alguna

- Solo has dicho quienes la forman, dices solo lo esencial así como actúas - lo observa con cautela - Se que no eres ese chico encantador que te muestras ante las cámaras de todo Panem ya que lo estás mostrando ahora mismo como eres en realidad -

- ¿Eso importa? - pregunto

- No de hecho no - sonríe el hombre - Sabes muy bien como actuar y manejar esto, lo que me preocupa realmente es que lo sepas hacer desde que tienes catorce años -

- Era mejor que morir -

- Yo hubiera preferido morir ahí adentro que ganar -

- Diga eso a los padres que perdieron a sus hijos - responde con total veneno

Odiaba muchas cosas y entre ellos a las personas que querían ser agradables mientras hablaban desde su propio privilegio y eso estaba haciendo el hombre frente suyo, quería ganar su confianza o compresión a través de comentarios que estaban pésimamente estructurados ya que él es el hijo del hombre más poderoso de todo Panem, nunca sabrá qué era estar en los zapatos de un niño que debe sobrevivir a unos malditos juegos donde todos tendrán que morir a exepción de uno.

- ¿Si recuerdas con quien estas hablando verdad? -

- Su traje hecho de terciopelo me recuerda muy bien con quien hablo - responde sin miedo

Contrario a lo que pensaba que reaccionario el hombre frente suyo soltó una gran carcajada.

- Eres un niño ingenioso - mostró una escala de colores - Pero no lo suficiente para ganarme -

Ahora fue su turno de sonreír, solo fue eso, una simple sonrisa para luego mostrar su escala real ocasionando que el hombre frente suyo cambie su expresión facial.

- ¿Usted cree? - pregunta con descaro

Fue viendo ese momento fue interrumpido dejando ver al presidente Snow también vestido de rojo ¿que tenía esa familia con ese color?

- Al fin alguien pudo bajar de la nube a mi hijo - habla el hombre acercándose

- Abuelo - sonrieron los niños

Confirmo esa idea, Snow si amaba a alguien y eran sus nietos, sobretodo a su nieta no por nada podía ver que ambos tenían combinado anillos.

- Me alegro verlo joven Mellark - tampoco hay que mentir para convivir - Y más al saber que por fin vencieron a mi hijo -

- Fue un honor jugar con su hijo, es un jugador excepcional - sonríe con encanto

¿Podía irse ya? Sus pómulos no van a resistir tantas sonrisas falsas, pero algo en los ojos del Presidente Snow hizo que ese pensamiento se detuviera.

- ¿Alguna vez conoció a su abuelo joven Mellark? - preguntó de repente el viejo

- No señor, murió unos meses después de que mis padres se hayan casado - respondió con cordialidad - Y mi abuela murió durante la adolescencia de mi padre así que tampoco se sobre ella -

¿Qué le importaba viejo? No entendía porque todos parecían interesados en él de una manera extraña, le parecía casi aterrador que quisieran saber sobre su familia... Sea lo que sea haría una rebelión si se atreven a tocar a su familia.