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OBSERVA CON SERIEDAD LA CIUDAD DEL CAPITOLIO DONDE TODOS CELEBRAN A LOS DOS nuevos vencedores de los juegos del hambre sin embargo después de un momento refleccionando lo que había pasado deja soltar una sonora risa llena de satisfacción, se sentí...

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OBSERVA CON SERIEDAD LA CIUDAD DEL CAPITOLIO DONDE TODOS CELEBRAN A LOS DOS nuevos vencedores de los juegos del hambre sin embargo después de un momento refleccionando lo que había pasado deja soltar una sonora risa llena de satisfacción, se sentía victorioso por lo que acababa de hacer, básicamente pisoteo las reglas de los juegos sin que nadie se diera cuenta hasta que fue demasiado tarde siendo aplaudido y felicitado por ello, realmente se sentía glorioso como cuando llego a su distrito y todos lo estaban aplaudiendo.

- Fue un movimiento muy arriesgado perlita - regaña Haymitch llegando a su lado - Si alguien se entera lo que acabas de hacer podrían hacer algo al respecto -

- Pero no lo harán - responde conservando esa sonrisa siniestra - ¿Crees que admitirán su error? Admitir que un joven de distrito fue más inteligente que ellos no será nada sencillo y más si es el más querido de todo Panem -

- ¿Acaso ya lo tenias todo planeado? - cuestiona Haymitch

- Desde que cumplí doce años tengo millones de planes para proteger a Peeta y  sus consecuencias - admite para luego peinar su cabello - Sin embargo todo tiene un corto y en este caso condene la vida de ambos, tendrán que fingir el resto de sus vidas lo enamorados que están -

- No creo que eso sea necesario - habla el rubio - Cuando los veo a los ojos, veo lo mismo que Finnick tiene cuando está a tu lado, amor -

Aquello hace que el castaña voltee viendo a sus niños quienes están el el sillón aun leyendo los libros que él les dio cuando ya no tenían necesidad de hacerlo, ambos tenían la mano entrelazada así que se adentro al lugar donde acaricio el cabello de ambos.

- Estoy orgullos de ambos - revela

En seguida ambos se acercan al castaño mauro abrazándolo, estaba en un lugar seguro cada que estaban en los brazos de Xanthos quien por primera vez corresponde el acto atrayendo a ambos hacia su cuerpo, le dolió tanto verlos llorar como estando heridos e incluso estuvo dispuesto a entrar a la arena matando a todos con tal de mantenerlos a salvo ¿Así se sentía el amor también? Eso sentía por Finnick así que ahora lo siente por aquella castaña quien en seguida la tomó bajo si hala al recordarte a él mismo.

- ¿Mañana regresaremos a casa? - pregunta Peeta

- Así es - afirma

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OBSERVA COMO EL PRESIDENTE SNOW CORONA A AMBOS CHICOS QUIENES TRAEN con orgullo los regalos de su mentor que está algo cerca suyo junto con el resto de la familia presidencia, ambos recibieron felicitaciones como el usual apretón de manos del hijo del presidente, hablando del hombre mayor este parecía inusualmente interesado en Peeta, aquellas facciones podía diferenciarlas en cualquier lugar provocando que su teoría sólo se fortalezca más y más.

- Que adorable insignia - dice la señora Snow viendo a Katniss

- Gracias, es heredada - responde viendo de reojo a su mentor

Coriolanus Snow observa tanto al castaño como al rubio, notando algunas facciones que comparten que al final heredaron de un largo linaje de sangre lleno de personas interesantes a su parecer.

Quizás fue la confirmación de su teoría que provocó cierta tristeza al ver el tren partir en dirección al terrible distrito doce donde dos familias se volvieron a unir llenos de abrazos que expresaban cuando se extrañaban el uno al otro.

- Mi hijo - murmura aliviado el señor Mellark viendo el rostro de su hijo menor, uno que le recordaba a su difunta esposa

- Hiciste un gran trabajo Xanthos - halaga Evelyn - Trajiste a tu hermano de vuelta -

Asiente con la cabeza para luego voltear encontrándose a aquella niña rubia, pero en lugar de lágrimas pudo ver una sonrisa dulce para luego mostrar aquel pañuelo blanco perfectamente limpio e incluso pudo notar que estaba plachado mientras estaba perfectamente doblado.

- Gracias por traer a mi hermana de vuelta a casa - murmura la rubia pequeña

- Es mi trabajo - murmura - Quédate el pañuelo, fue un regalo -

La niña sonríe para luego inesperadamente darle un cálido abrazo al casto quien tardo en reaccionar debido a la sorpresa de la acción así que en cuanto la menor se separo simplemente revolvió si cabello provocando una risa en la menor.

𝗠𝗢𝗖𝗞𝗜𝗡𝗚𝗝𝗔𝗬²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora