𝗠𝗢𝗖𝗞𝗜𝗡𝗚𝗝𝗔𝗬²

ii.

SE MANTUVO EN EL COMEDOR DIBUJANDO ROSTROS AL AZAR MIENTRAS BEBÍA aquel té de melocotón que le regalo la señora Snow, debía de admitir que era muy bueno así que nunca se dio cuenta del rubio molesto que estaba detrás suyo que en seguida se abalanzó sobre él abrazándolo por la espalda.

- Hola Finnick - saluda aburrido

- ¿Qué te tiene tan preocupado perlita? No me has alejado como de costumbre - habla el chico

- Para empezar deja de llamarme perlita ya no soy un niño, segundo no te he alejado porque estoy ocupado y tercero que te importa -

Para muchos sus palabras serían hirientes, pero para Finnick Odair sonaba como una declaración de amor eterno así que daba igual como lo tratara seguirá actuando como una garrapata, la garrapata Odair.

- Para mi sigues siendo una perla, alguien muy hermoso que es codiciado por muchos - juega con su cabello castaño

- Y para mi eres una molestia - murmura mientras se concentra en su dibujo

- ¿Quién es él? - pregunto el rubio - ¿Es acaso tu amante, por quien me cambiaste? -

- ¡No! - responde en seguida - Es mi abuelo, solo... Quería recordar como se veía -

- Luce como tu hermano - murmura

Observa el dibujo, tenía razón ya que compartían esa mirada de cachorro al igual que esas facciones que transmitían gentileza a cualquiera e incluso él mismo se vio reflejado en el hombre aunque mientras más crecía se parecía a alguien más... A su madre y por lo que entendía su madre se parecía a su abuela así que técnicamente se parece a su abuela materna que extrañamente no conocía.

- Si - murmura mientras continúa el dibujo

No conocía muy bien los orígenes de su familia, más que nombres o a veces solo apariencia y teniendo en cuenta como la familia Snow estaba especialmente interesado en su origen hizo que reflexione ¿De donde viene? A penas si recuerda a su nombre y... Ni siquiera sabe el nombre de su madre la mujer que lo trajo al mundo y observa como sus ojos se cerraban mientras que su cuerpo seguía soltando más y más sangre teniendo de fondo el llanto de Peeta como si supiera lo que estaba pasando.

Su abuelo solo lo conocía por fotografías mientras que su abuela no había nada de ella en su hogar, a penas si había una fotografía en su casa que pertenecía a su madre y ni hablar del origen de su madre ya que era tan instinto como saber si Finnick lo soltara algún día, pero no conocía nada.

Por mucho tiempo odio a su padre ya que amo a otra mujer además que durante su matrimonio con su madre casi no estaba en casa... Él no estuvo cuando su madre murió en cambio él tuvo que estar ahí sosteniendo la mano de su mamá a pesar de que le decía que saliera, solo recordaba como gritaba e incluso algunas veces sigue soñando con sus gritos, su sangre... No sabia que una persona podía tener tanta sangre hasta que vio como su madre moría por la pérdida de esta, ella simplemente acaricio su rostro durante todo ese proceso hasta que su mano cayó a la cama, murió viéndolo a los ojos.

- ¿Estas bien? - la voz de Finnick interrumpió sus pensamientos

En seguida se dio cuenta que estaba llorando así que comenzó a limpiar las lágrimas que cayeron por sus mejillas.

- Si - afirmó - Solo pensaba -

- Xanthos a pesar de mi actitud, realmente estoy aquí para ti ¿de acuerdo? Te quiero demasiado así que confía en mi, al menos un poco -

Había algo extraño en él y era que podía sentir si las intenciones de una persona era sinceras o no así es como podía confiar en ella, fue así como confío en Caroline o en Effy y en esos momentos podía sentir que las palabras del rubio eran completamente puras, como la mirada que siempre le da.

- De acuerdo - acepta

No debió de aceptar ya que en seguida recibe un beso en la mejilla por su parte, no lo aparto o algo parecido en cambio solo quedo estático en su lugar tratando de analizar lo que había pasado.

- ¿Qué hacen aquí tórtolos? - voltea viendo a otro rubio, excepto que este era borracho y con una dudosa higiene

- Estábamos a punto de casarnos ¿Qué no se nota? - dice con sarcasmo y algo de brusquedad

- ¿Osea qué si podríamos casarnos? - no debió de decir nada

- No - responde para luego ver al rubio de higiene dudosa - ¿Qué sucede? -

- Solo quería saber como te fue con la familia Snow ayer - responde

- Le gane en póquer al señor Snow y la Señora Snow me dio té de melocotón -

Aquello hace que el hombre mayor sonría divertido.

- Así que están haciéndolo de nuevo - murmura

- ¿Hacer qué? - pregunta ignorando cómo Finnick juega con su cabello

- Años atrás cuando los juegos eran más fiesta y entretenimiento que matanza,  usualmente la familia Snow elegían a un preferido que podía ir a ciertas actividades solo para personas del capitolio, tener más lujos de lo habitual entre otros - explica Haymitch - Aunque no duraba tanto ya que quien los escogía era la difunta esposa del Presidente Snow y ella era... Encantadora -

- Es cierto - interviene Odair - Mi mentora Mags fue una de sus preferidas y me contó que ser un preferido de la señora Snow era un privilegio en esos tiempos aunque lo malo era que se aburría y no dejaba de darles privilegios, pero lo que más querían los vencedores de antes era su atención más que el estatus -

- Y al parecer trajeron de nuevo esa costumbre contigo perlita - finaliza Haymitch

- ¿Quién fue el último preferido? - pregunta curioso

- Beete - responde Finnick - Del distrito tres, ganó a los quince años y fue el preferido antes de que la señora Snow falleciera tiempo después -

Se quedó pensando ¿que ventajas podría tener al ser el preferido? Prácticamente ya tenía todo aunque quizás para su familia como una buena educación para Peeta no estaría nada mal después de todo no basta en llevarle unos pequeños libros para que aprenda así que podría ser un buen inicio, quizás ropa linda para Evelyn no estaría mal y quien sabe algo más para su padre también sería lindo viniendo de él.