Capítulo 11:Galletas con pepitas de chocolate.

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**Trevor**

¿Qué hora es? Me levanté despacio abriendo los ojos lentamente los cuales volví a cerrar al entrar la luz por ellos. Instintivamente llevé mis manos a mi cabeza para luchar con el dolor que tenía en ésta. Me senté en la cama intentando recordar lo que sucedió ayer.

Flashbacks me llegan a mi cabeza de lo que sucedió ayer. Pasé el día con Alice, con los chicos y Chloe.. ¿como terminé en mi cama?

Miré el reloj. Eran las 10 y media pasadas. ¡Mierda! Había perdido ya dos clases. Me levanté de la cama rápidamente y me dirigí a la puerta para buscar a Boris. Pero de repente sentí una gran punzada en mi cabeza.

-¡Joder! - dije llevando ambas manos a mi cabeza

-¿Quiere un vaso de leche, señor?- me preguntó Boris con un vaso de leche en la mano saliendo de la nada.

- ¡Boris! Gracias. Damelo- le dije y me bebí el vaso de un trago disminuyendo así mi dolor de cabeza.

- Oye Boris, ¿que pasó después de que llegase aquí?- le pregunté impaciente.

-Cuando llegaste de ayudar a la señora Loise, te bebiste una botella entera de whisky y lo llevé a su cama señor- me dijo Boris

- Espera, yo no llevo la misma ropa que ayer ¿tu me...?- pregunté esperando su respuesta. Además de que no tengo los mismos boxers.

- Fui muy discreto señor- me dijo mirándome.

-¡Genial! ¡Lo que faltaba! ¿Algo mas que contarme? ¿Me lavaste los dientes también?- pregunté sarcástico.

- Hace un rato vino su novia, y no, no le lavé los dientes señor. El olor que llevaba era horroroso - me dijo tranquilo. No, imposible. Yo bebí con los chicos y con Chloe. Estoy seguro de eso. Me olvidé de mi dolor de cabeza y le pregunté a Boris.

- Espera, ¿quien ha venido hace un rato?-pregunté

-¿Usted tiene muchas novias señor? - me preguntó con gracia. Y lo miré fijamente.

- Mis disculpas- dijo intentando no reír.

-Sólo dime qué pasó- le ordené.

-Alice Jonshon vino hace un rato y al principio no sabía si dejarla pasar. Así que le hice el viejo protocolo, como se hace siempre. Pero luego recordé su nombre cuando me pidió su dirección- me dijo.

-¿Has usado el viejo protocolo? ¿Por qué?- le pregunté.

- Por su seguridad señor. Mire que si le pasa como sus otras novias que querían mas al mobiliario de la casa que a usted- dijo con una sonrisa

- Me parece justo- dije- y.. ¿para que vino?

- Estaba preocupada por ti. Me dijo que no sabía nada de ti desde que la dejaste en su casa- me contestó.

- ¿Y que te pareció su historia? Esto es genial Boris- dije con una carcajada.

- Pues señor, ella pensaba que era apuesto y ambos coincidimos en eso- dijo sonriendo.

- Bien, y ¿de que hablaron?- pregunté. Ya me imaginaba la cara de Alice cuando hablaba con él.

- Lo siento señor, pero eso si que no puedo decirlo, es una pinky promesa- dijo. Y eso hizo que se me fuese el dolor de cabeza. Imaginarlos hablando me hizo sonreír. Seguramente estaban hablando de mí. Este hombre me conoce demasiado bien. Lo que me pregunto es por qué no me despertó.

-¿Por qué ella no me despertó?- pregunté curioso.

-Se lo pregunté y me dijo que no era necesario. Ambos coincidimos en que debía descansar y levantarse cuando fuese necesario- me dijo.

Debo salir con el playboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora