8. ¿Hablamos?

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-Oh Lia cariño, te dije que no era necesario que vinieras. Ven a la cocina que estoy preparando la cena.- dijo mi tía Agnes al abrirme la puerta.

-¿Dónde está? ¿Está dormido? ¿Qué ha pasado? - pregunté recobrando el aliento. Había ido en moto, no corriendo, pero entre los nervios, la preocupación y el cabreo, tenía la respiración más acelerada de lo normal.

-Cariño, te prepararé un té. - y me dio un abrazo en la cocina - Está dormido, se encuentra bien aunque un poco magullado. Al parecer se metió en una pelea, estaba en un bar y no estaba en condiciones de defenderse. Por suerte Jack lo vio y lo sacó de allí. Dijo que lo había traído a casa porque no sabía qué más hacer con él. Aquí estará bien, hasta que se vuelva a marchar.- añadió entristecida.

-Voy a subir. No lo despertaré. Necesito verlo.

Mi tía asintió con la cabeza, yo salí de la cocina y me dirigí a la habitación de Roi.

Cuando abrí la puerta me lo encontré durmiendo. Sí que estaba magullado. Tenía un ojo hinchado, el labio partido. Pero estaba dormido y parecía tranquilo.

Me acerqué a su cama sigilosamente, me senté, le cogí de mano y entonces entreabrió un poco los ojos, sonrió y movió el brazo invitándome a que me acurrucara en su pecho.

En cuanto puse la oreja cerca de su corazón y oí sus latidos empecé a sollozar. Está vez sin freno, lo solté todo.

-Siento haberte asustado. -me susurró.

-No pasa nada. Solo quiero que te pongas bien y que dejes está mierda de vida que llevas- dije gimoteando- Porqué, ¿ sabes qué? Que solo me quedas tú y estás perdido.

Entonces Roi alzó mi barbilla con la mano para que le mirase y rompió a llorar.

Permanecimos así abrazados sin movernos durante al menos una hora. No nos dijimos nada más, no era necesario. Los dos compartimos el dolor hasta que poco a poco se fue desvaneciendo. No del todo, una parte siempre permanecería con nosotros.

-Dale las gracias a Jack de mi parte. Supongo que a pesar de todo me sigue considerando su familia. - dijo Roi apenado.

-No creo que vuelva a hablar con él. Dárselas tú mismo en cuanto te mejores.

-¿Por qué dices eso?

-Primero porque podría decirse que no estamos en nuestro mejor momento y segundo porque ni siquiera me contó lo que había pasado.

-Lia - me regañó. - Fui yo el que le dije que no debía preocuparte contándote lo sucedido, pero estaba seguro de que lo haría de todas formas.

-Pues ya ves, con Jack no puedes dar nada por sentado.

La vibración de una llamada entrante nos interrumpió. Era Cami y aunque no respondí, me despedí de mi primo y de mi tía sucesivamente hasta cruzar el umbral de la puerta principal.

Una vez allí antes de ponerme el casco, volví a sacar mi teléfono y descubrí la cantidad de mensajes que tenía de ella, de Nate y de Jack.

Me sentí un poco mal, así que llamé a mi amiga para decirle que me dirigía hacia casa para prepararme para la fiesta.

También respondí a Nate y le dije que nos veríamos más tarde. Pero no pude contestar a Jack, sus mensajes empezaban pidiendo disculpas, para luego transformar esas disculpas en enfado por no obtener respuesta alguna y finalmente sonaba preocupado porque ninguno de ellos sabía dónde estaba.

No sabía cómo sentirme al respecto, ¿estaba cabreada con Jack por no habérmelo contado? ¿Agradecida por cuidar de Roi? ¿Decepcionada porque no solo pasaba los días con Willow sino que además también parecía confiar más en ella que en mí? ¿Indignada porque me devolvió el beso, porque permitió que mi cuerpo sintiera descargas para luego salir corriendo y hacer como si nunca hubiese pasado? O ¿más bien furiosa porque lo echaba de menos? 

Destellos de aguamarina y mielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora