Noté una cálida sensación en las mejillas y bastante pesadez. Entreabrí los ojos y pude ver los primeros rayos de sol atravesar mi ventana.
Poco a poco fui acostumbrándome a la luz mientras miraba las pequeñas motas de polvo suspendidas en el aire. Hasta que pude elevar por completo los párpados. Solo entonces fui consciente del dolor punzante que sentía en la cabeza: ¡Bienvenida resaca!
Entonces recordé la calidez de su brazo pesado sobre mi abdomen, el aliento que me estremecía en el lóbulo de la oreja, su respiración pausada y tranquila...
Sin embargo, tan solo era eso un recuerdo lejano porque lo que ahora sentía mi cuerpo era frío, ausencia y soledad.
Y fue en aquel preciso instante en el que advertí que Jack no estaba junto a mí, se había marchado.
Sacudí la pereza hasta conseguir levantarme de la cama y fui flotando por la casa comprobando cada estancia a pesar de que sabía que ya no lo encontraría allí.
Cuando alcancé el salón pude ver que Marc y Cami seguían acostados. El primero, percatándose de mi presencia alzó la vista y se dirigió a mí con sigilo:
-Si buscas a Jack, ya no está. Se ha ido a eso de las 5 de la madrugada. Ha bajado maldiciendo y se ha marchado dando un portazo. ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo?
-Sí, estoy bien. Es que no lo he oído marcharse y tampoco me ha dicho nada- respondí en susurros.
-Mira Lia, si quieres un consejo. Olvídate de él porque si bien es cierto que te quiere, te quiere mal. Ya no sabe como querer porque está roto por dentro. Y tú lo que necesitas es que te quieran bien - dijo Marc con gesto compasivo.
-Gracias Marc - le respondí con cariño mientras volvía a hacer el recorrido en sentido contrario.
Sabía que sus palabras estaban calculadas centímetro a centímetro porque Marc no era como Cami, él solo decía cosas importantes después de haberlas meditado mucho.
Supongo que era testigo de las idas y venidas de su amigo, que le debía su lealtad pero a la vez, tras pasar tanto tiempo juntos me apreciaba y preveía que aquella situación terminaría por lastimarnos a todos.
No estaba de acuerdo en absoluto. Jack no estaba roto, estaba más bien perdido, pero yo sabía que el Jack auténtico, el de antes, seguía estando ahí, en alguna parte, esperando a ser rescatado.
Lo que no tenía tan claro era si debía ser yo quien le ayudase o si debía hacerlo solo. Porque su dolor y el mío se parecían tanto que cuando estábamos juntos se mimetizaban y llegaban a confundirme hasta tal punto que, ignoraba dónde terminaba el suyo y empezaba el mío.
Regresé a mi habitación. Cogí el teléfono y Le llamé:
-¡Eh! - respondió.
-¿Dónde estás? - pregunté sin darnos tiempo a analizar la situación.
-¿Acaso importa?
-Sabes que a mí sí - dije en tono irritado porque a ver, era evidente que me preocupaba por él.
-Amelia, me he ido sin despedirme, sin agradecerte lo que sea que hiciste por mí porque no recuerdo nada de nada. No sé lo que hicimos y...
-¡NADA! - le corté - pero ¿sabes qué? Que eso si me jode, ¿crees que ha podido pasar algo y tu primera reacción es salir corriendo?
Pues voy a despejar tus dudas, voy a hacer que dejemos de estar confusos y de sentirnos incómodos de una vez por todas: ¡No quiero saber nada más de ti!
No hasta que quieras ser mi amigo, hasta que perdones lo que sea que creas que te haya hecho, hasta que vuelvas a mí para no desaparecer ni dejarme tirada. Pero hasta entonces, hasta que eso pase, no te voy a seguir el juego porque ya me he cansado y creo que merezco más, mucho más.-¡Amelia! - me gritó, pero era tarde porque le colgué el teléfono.
Y así, sin más, decidí que había tenido suficiente de todo aquello.
Prefería estar lejos de él que seguir perdida en su tormento de idas y venidas. En su quiero, pero no puedo, en su no quiero que te pase nada malo, pero soy yo el que te jode hasta el fondo.¡Adiós querido Jack!, la vida continua...
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Destellos de aguamarina y miel
RomansaAmelia intenta mantener el control de su vida y de sus emociones, luchando con todas sus fuerzas para no parecer vulnerable. En su soledad, Jack se muestra distante con todos; es mejor que mostrar su dolor, el vacío y la frustración que lo consumen...