Parte 12

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Penelope no solo estaba enojada, se sentía decepcionada, como era posible que Colin después de tantos años, después de las cosas tan crueles que dijo en su momento, ya sea sobre su identidad o sobre su hiriente comentario pueda venir y decirle que es mentira lo que siente por Anthony y que muy en el fondo sabía que todavía lo amaba, el que sabe sobre lo que ella siente, como tenía el descaro de volver y querer pasearse en su vida como si nada, ya lo había perdonado, lo quería pero no se esa manera, ella en serio amaba a Anthony, estar con él le llenada la vida y el alma, él era su otra mitad, su complemento perfecto, no quería perderlo, había sufrido mucho por un amor no correspondido, por los comentarios malintencionados de las personas, de su madre y hermanas, por las palabras crueles que él había dicho sobre ella, por como trataban a las mujeres y por como en algún momento las personas denigraban su trabajo, por todo esto sentía que después de tantos años ella merecía la oportunidad de ser feliz, de amar y ser amada, no dejaría que nadie pudiera perturbar lo que sentía, hablaría nuevamente con Colin pues sentía y vio en sus ojos que aún tenía dudas al respecto además no quería que su relación se tornara incomoda más aun sabiendo que serían familia.

Lo mejor que podría hacer en ese momento es tomar las cosas con calma, mañana le comentaría a Anthony lo que ocurrió, no quería una relación llena de secretos y escucharía un punto de vista diferente para enfrentar este inconveniente, se alisto para dormir, se sentía agotada tanto física como mentalmente por lo cual no le fue nada difícil el quedar dormida casi enseguida de que toco la almohada.

A la mañana siguiente Anthony se levantó muy temprano en la mañana, se sentía un poco nervioso, el saber que la vería ese día no hizo extrañarla menos, la extrañaba a cada hora del día por eso adelanto la fecha para pedirle su mano, quería hacerlo como normalmente dicta la sociedad, primero a la madre y luego a su compañera pero sabía que Pen no se sentía cómoda con su madre y que no tenía mucha emoción por compartir esa felicidad con ella y la entendía, Portia Featherington no era una gran persona, menos una buena madre pero aun así no quería que su matrimonio o compromiso se viera manchado por no haber seguido las normas establecidas por lo que se estaba preparando mentalmente para pedir la mano de Penelope el día siguiente.

Un golpe suave en la puerta de su recamara lo saco de sus pensamientos, un criado ingreso para ayudarle con el baño y la vestimenta y aunque a él le gustara hacer solo ese tipo de cosas hoy no protesto, se sentía demasiado feliz y quería alistarse rápido para poder salir a Hyde Park, era un día maravilloso para compartir con los que más amaba, intuía que hoy sería un gran día.

Al bajar al comedor ya toda su familia lo esperaba para comer, como siempre el sentado en la punta de la mesa, les dio a todos un cariñoso saludo y se dio cuenta que Colin faltaba, el día de ayer tampoco lo había visto partir y cuando llegaron a la casa supieron por el mayordomo que no había llegado.

Quería hablar con él, lo que Ben le había comentado anteriormente lo había dejado pensando, era algo un poco complicado si resultaba ser cierto que Colin sentía algo por Penelope pero también era momento de que el madurara, Ella siempre estuvo para él, desde que eran niños y solo cuando veía que ella era feliz y estaba haciendo su vida al lado de otra persona, él quería tenerla de vuelta como si ella solo fuera un juguete de un niño que cuando lo tiene no juega con el pero cuando ve que otra persona lo quiere desea tenerlo de nuevo, sabía que la conversación que se avecinaba no sería algo grato pero si necesaria.

Cuando terminaron su grato desayuno cada uno se fue alistando para salir, les gustaba ir al parque aunque muchas veces o casi siempre eran el centro de atención, no solo por su fortuna sino por lo numerosa de su familia.

Anthony no había terminado de bajarse del carruaje cuando ya estaba buscando a su hermosa prometida y no fue difícil hallarla, se encontraba cerca de un árbol con su madre y hermanas, ellas se encontraban sumidas en una conversación mientras que Pen un poco más retirada estaba concentrada leyendo, estaba tan sumida en su lectura que no se percataba de nada en su exterior y mirarla de esa manera hacia que se enamorada más, sus gestos, su forma tan delicada de estar y de ser, le gustaba todos los colores que ella utilizaba pero sin dudas su favorito siempre iba a ser los rosas claros, combinaban perfecto con su Piel blanca perlada, en definitiva ella era como una ninfa.

ELLA SERÁ AMADA (PENELOPE FEATHERINGTON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora