La brutalidad de esos golpes fue sorpresa incluso para los bandidos. Ambos cuerpos reposaban completamente inertes a los pies de ese muchacho, quien sólo mantuvo una mirada serena, contando a los enemigos y analizando las posibilidades que tenía.
— ¿Otro más? —bufó Tomoro—. ¿Quién demonios eres tú?
Renku no contestó. Su mirada entonces se centró en aquel gigante, dándose cuenta de no podría librarse de esa situación fácilmente. Intentó mantenerse al margen para observar bien y dar con una estrategia, pero al ver lo que pasó con Kuroka no pudo controlar sus impulsos.
— ¡Renku! —se escuchó exclamar a Kuroka a sus espaldas, limpiando sus lágrimas e incorporándose como pudo. No fue capaz de ponerse de pie y aún estaba temblando, pero se podía notar el alivio en su mirada—. ¡Gracias, yo...!
—Silencio.
Esa simple palabra cortó las palabras de la chica. Renku volteó levemente la mirada por encima de su hombro; parecía molesto, al punto de parecer otra persona.
—Creí haberte dicho que esperaras hasta que encontrara a Kouga. Estamos en desventaja, desarmados y tu agotamiento debe ser enorme por usar magia —Renku apretó los puños—. ¡¿En serio creíste que lograrías algo en ese estado?! ¡¿Acaso no ocupas esa cabeza tuya?!
— ¡P-pero...! —jadeó Kuroka—. ¡Viste lo que estaban por hacerle a Lilian! ¿Cierto? ¡No podía sólo quedarme sentado sin hacer nada!
— ¡Debiste hacerlo! —interrumpió Renku—. Incluso si es difícil, actuar de forma temeraria te puede costar la vida y la de los demás... rayos, ¡serías afortunada si simplemente te mataran, pero por poco profanan tu cuerpo! ¿Lo pensaste antes de atacar?
— ¡Pero...!
—En una situación de esta clase uno debe actuar con sensatez. Un simple error puede ser fatal. Pensé que serías más inteligente que esto. A pesar de que dijiste querer aprender de mí, ¿crees que aceptaría a una persona tan inmadura como mi discípula?
Esas palabras se sintieron como una puñalada directa en el corazón. En un instante todas las ilusiones de Kuroka se derrumbaron. Sintió como su vista se nublaba y su cuerpo perdía incluso más fuerzas; leves sollozos se escucharon, llevó ambas manos contra su boca y varias lágrimas comenzaron a descender sin control por sus mejillas.
—Yo... Y-yo —sollozó ella en un hilo de voz apenas audible—. Yo sólo quería impresionarte... perdón.
Renku se mantuvo en silencio. Observó como la chica se derrumbaba y se cubría el rostro con las manos. Hizo lo posible por callar sus sollozos, pero le fue imposible controlar el llanto. Ante eso Renku no dijo nada más, volvió a voltear hacia Tomoro, y tras mentalizarse un momento, comenzó a acercarse hacia el líder de los bandidos.
Se quedó a unos pocos metros de él, y al estar tan cerca pudo notar mejor las proporciones de ese monstruo. Era enorme, tanto que el muchacho se sentía como un pequeño insecto.
Con el hacha sobre su hombro, el gigante le dio un rápido vistazo a los hombres que estaban inconscientes en el suelo. Al igual que la chica, ese niño había acabado fácilmente con sus subordinados, sin embargo, pudo notar inmediatamente una diferencia clave. Esa chica era impulsiva y por alguna razón que desconocía había colapsado, pero ese muchacho... él era diferente, tuvo la capacidad de matar a esos hombres, pero con esos ataques tan precisos evitó hacerlo. Eso no podía ser un accidente.
Tomoro relamió sus labios con emoción, para acercarse también y cruzar miradas con Renku. Ambos estaban frente a frente, y aunque el chico tenía que doblar mucho el cuello hacia arriba para verlo bien y lo superaba en altura casi por el doble, no se veía intimidado.
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Kurogami Vol# 1
FantastikCuando los dos grandes países del continente oriental se unieran bajo una sola bandera nació el imperio de Sacrath: un país rico en variedad de culturas, razas y sociedades que lograron coexistir. En este mundo seguimos a Renku, un joven vagabundo q...