Cap:13

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Son casi las siete y no he terminado de cambiarme por estar pensando en sus dulces labios... Es la primera vez que me siento de esa manera...
– Mami ¿Estás lista?
Me grita Angel detrás de mi puerta.
– Ya casi.
Digo para colocarme las sandalias.
Me miro al espejo para ver que tengo todo en orden, me hunto perfume, tomo mi bolso y salgo.
Hoy estoy muy casual, vaqueros ajustados, top, sandalias y listo.
Al bajar las escaleras observo a Máximo vestido de manera casual, lleva unos vaqueros negros y un polo... Así dejando ver esos fuertes brazos que ocultaban la camisa y su cebello suelto... Simplemente perfecto.
Observo a mi niño junto a él que lleva un cubre bocas y una gorra.
Frunzo el ceño.
¿– Por qué te estás cubriendo Angel?
Pregunto terminando de bajar las escaleras.
– Aún no puedo dejar que vean mi rostro, todo a su tiempo ma.
Dice para bajarse el cubre bocas y mirarme con una sonrisa.
¿– Verdad que me veo lindo?
Me pregunta acercándose a mí.
– Todo lo que te pones te queda lindo.
Digo para besar su mejilla.
Él sonríe y me halaga diciendo que soy la madre más hermosa.
Los dos sonreímos para ser interrumpidos por Máximo
– Madre e hijo son iguales ¿Ya están listos?
Habla sin dejar de mirarme.
– Deja echarme un poco de perfume ya vuelvo.
Dice mi niño para subir las escaleras a toda velocidad.
– Estás hermosa.
Dice Máximo para acercarse a mí.
– Gracias... Tu igual.
Hablo suavizando mi voz y mirando sus brazos... Luego sus labios.
Máximo sonríe y besa mis labios de forma casta.
– Gracias.
Dice con la voz ronca susurrando.
Se aleja un poco cuándo escuchamos pasos, pero sonreímos con complicidad.
– Estoy listo, ya podemos irnos.
Dice para cubrirse su hermosa cara y Máximo hace lo mismo.
Mientras vamos en el auto, reímos, cantamos y hablamos de cosa sin importancia hasta llegar.
Al bajarnos Máximo toma mano y entrelaza nuestros dedos y al otro lado toma la mano de Angel.
– Hay muchas personas, no se separen de mí.
Angel y yo asentimos como dos niños... Bueno el es un niño yo no.
Hacemos una larga fila, Angel va delante yo en el medio y Máximo detrás, este último va abrazándome por detrás... Y eso me pone algo nerviosa.
Al terminar de hacer la interminable fila nos dirijimos a comer algo hasta que llegue la hora de la peli.
¿– Quieren comer pizza?
Nos pregunta Máximo.
– Sii.
Dice Angel muy feliz.
Máximo me mira y yo solo asiento.
Nos sentamos hasta que llegan con nuestro pedido.
Cuándo llega la pizza con nuestras coca cola empezamos a comer, Angel y Máximo se suben el cubre bocas un poco para comer bién.
Con dos pedazos estoy satisfecha... Pero no puedo decir lo mismo de Angel y Máximo.
– Maxi, creo que lo mejor sería pedir otra pequeña ¿Que dices?
Habla Angel tomando de la coca cola.
– Estoy de acuerdo.
Dice Máximo llamando a una de las trabajadoras para pedir otra pequeña .
Yo solo los miro con la boca abierta.
– Ma ¿Segura que no vas a comer más?
– No, ya estoy llena.
Digo observándolos.
– Bueno más no rinde, Jajajaja.
Los dos empiezan a reírse.
Yo solo observo como entre los dos se comen casi dos pizza en medio de risas y chiste.
Cuándo terminan se aflojan la correa del pantalón.
– Hay estoy muy lleno.
Habla Máximo tratando de sentarse bién.
– Si, pero estaba muy buena.
Dice Angel tratado de acomodarse mejor en la silla.
– No sabía que te gustaban las pizza Maxi, ya tengo compañero.
Dice Angel con una sonrisa de felicidad en el rostro.
Mirarlo feliz me llena de emoción su felicidad es la mía.
– La peli ya va a empezar, voy a ir al baño para no estar saliendo.
Digo colocandome de pies.
Me dirijo al baño y tardo unos minutos ya que estaba lleno.
¿– Viste que guapo es el chico que tiene el cubre bocas? Tiene un cuerpo de infarto.
Habla una rubia pintandose los labios en el espejo.
– Si, está muy guapo, me atrevería a convertirme en la madrastra del niño con el que anda.
Dice la compañera de ella con una sonrisa coqueta.
– Si, se nota que son de esos hombres ricos, guapos, solteros, con hijo... Con el combo completo.
Hablan mientras se ríen... Que estúpidas.
pienso rodando los ojos.
Me dirijo al espejo para retocarme el maquillaje mientras ellas salen susurrando no se que.
Al salir me encuentro a Máximo y Angel esperándome fuera del baño y las dos chicas a sus lados tratando de coquetear.
Frunzo el ceño y me dirijo hacia ellos.
– Mami que bueno que llegaste, hay muchas moscas molestando.
Dice Angel cruzando los brazos y mirando a las dos chicas mal.
Sonrío y observo a Máximo que suspira, se acerca a mi y toma mi mano entrelazando nuestros dedos.
– Es molesto estar aquí, vámonos. Dice arrastrandome con él.
Tomo a Angel de la mano y así nos vamos los tres a ver la famosa película de Avatar, Angel estaba desesperado por verla, pero no sin antes pasar por nuestros combos de palomitas... Esto es para largo.
Por suerte encontramos tres asientos y Máximo se sentó a mi derecha y Angel a mi izquierda, según ellos deben de protegerme de cualquier cosa.
Así empezamos a ver la película que por cierto muy bueno, no perdí ningún detalle.
– Estás muy concentrada.
Escucho que me susurra Máximo haciendo que me sobresalte.
Le doy con el codo.
– No me asustes así.
Digo volviendo mis ojos a la peli.
– Te decía que Angel está dormido.
Me vuelve a susurrar.
Miro a mi niño y definitivamente está profundamente dormido.
Sonrío al verlo así y lo recuesto sobre de mí.
¿– Cuánto le falta a la peli para terminar?
Le pregunto susurrando.
– veinte minutos.
Dice dejando un beso en mi cuello que me hace temblar y dice otra vez.
– El tipo detrás de nosotros a la derecha no deja de mirarte.
Miro disimuladamente y en efecto un chico rubio de ojos azules me mira con una bella sonrisa y al ver que lo observo me guiña un ojo.
Volteo con una sonrisa
– Es muy guapo.
Hablo para mirar la pantalla.
– Si dices que es guapo tienes pésimos gustos.
Habla frunciendo el ceño.
Alzo las cejas mirándolo.
– Si mis gustos son pésimos entonces eres feo.
Hablo con una sonrisa burlona.
– Mejor ponte a mirar la película.
Dice tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos sin mirarme.
Así terminamos de ver la película y Máximo cargó a Angel hasta el auto.
En un tranquilo y cómodo silencio llegamos a mi mansión.
Máximo volvió a cargar a Angel hasta llevarlo a la habitación, le coloco su ropa de dormir y le dejo un dulce beso, lo cubro y salgo.
– Si quieres puedes dormir aquí, es peligroso que conduzcas a estas hora.
Digo mirando el reloj que son casi las una.
– No te preocupes estoy acostumbrado.
Dice colocándose de pies.
¿– Seguro que no te quieres quedar?
Digo haciéndo un puchero.
El asiente y se acerca más a mí.
– Me encantaría quedarme, pero debo de salir temprano, en unas horas será otro día.
Asiento y lo guío a la salida.
– Me escribes un mensaje cuando llegues a casa ¿Si?
– Está bién, te escribiré cuando llegue, que duermas bién.
Dice para dejar un casto y dulce beso en mis labios y se marcha.


La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora