Cap:35

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MÁXIMO :
La chica rubia nos mira con la boca abierta y yo miro sorprendido a la señora que acaba de llegar... Es el retrato de Celia versión mayor.
La señora mira a Celia y le sonríe.
– Tenías tiempo que no venías hija.
¿Hija? ¿Pero que está pasando aquí?
Mi cerebro empieza a trabajar de una manera rápida.
– Tenía muchas cosas que hacer... ¿Cómo estás madre?
Dice para acercarse a ella y darle un corto abrazo.
¿– De verdad eres su esposo?
Me pregunta la chica rubia mirándome de arriba abajo.
Yo solo asiento sin prestarle mucha atención.
– Madre te presento a mi esposo Máximo Cooper.
Habla Celia acercándose a mi y tomando mi mano.
La señora me mira con una sonrisa amable.
– Es un gusto conocerte muchacho, espero que hagas muy feliz a mi hija.
– El gusto es mío señora... Pero ¿Que está pasando?
Pregunto algo confundido.
¿– Acaso no se lo contaste Celia?
Pregunta la señora mirandola y está niega bajando la cabeza.
– Entonces ven hijo, te contaremos todo, eres su esposo y debes de saber la verdad.
La señora me lleva a rastras hasta dejarme sentado en un lujoso mueble.
– Ve por té y galletas camilla.
Dice la señora tomando asiento en un mueble frente a mí.
– No te quedes ahí parada Celia y toma asiento.
Celia toma asiento a mi lado y suspira.
– Bién Máximo, mi nombre es Cintia Davis la verdadera dueña de la empresa Williams junto a sus mansiones y haciendas... También la verdadera madre de Celia.
Esta declaración me descoloca un poco.
– No entiendo... Entonces ¿Por qué usted no está dirigiéndo sus empresas y permite que otras personas estén al frente?
Pregunto.
– Cuándo cumplí los diecinueve años mis padres me casoron con Pablo Williams, un matrimonio arreglado como la gran mayoría de los empresarios... Al principio se portó muy bién conmigo me trataba como una reina y siempre estaba para mí, hasta el punto que mis padres lo amaron como su propio hijo y yo como una estúpida adolescente me enamoré locamente de él.
Cintia suspira y luego continúa.
– Un año después salí embarazada, en ese momento sentía que era completamente feliz, pero Pablo comenzó a cambiar, ya no era el mismo chico atento y amble, no me permitía salir y apenas iba a casa.
¿– No hablaste de eso con tus padres?
La interrumpo y ella niega.
– Nunca se los conté... Tenía esperanzas de que él cambiara... Pero todo empeoró cuando estaba en las últimas semanas de parto... Me encerró y no supe mas de él, hasta días después que llegó junto a una mujer que no se despegaba de su lado, me acuerdo que me tendió un periódico para que mirara lo que había.
En eso llega Camila y nos sirve el té con galletas... La verdad ni me acordaba de ella.
Cintia continúa con la historia.
– Lo que mis ojos vieron en ese periódico me dejó en estado de shock... En primera plana estaba el auto de mis padres hecho trizas y el titular decía MUEREN EN TERRIBLE ACCIDENTE LOS SEÑORES DAVIS JUNTO A SU ÚNICA HIJA... Pero me tenía confundida... Yo no estába muerta, en realidad no sabía lo que pasaba y recuerdo perfectamente sus palabras.
¿– Que significa esto Pablo?
Le pregunté
¿– Eres ciega? Tus padres han muerto en un terrible accidente... Y tú lo estarás pronto.
En ese momento debido al estrés y mala noticia entré en labor de parto y el muy maldito me dejó encerrada... Como pude di a luz a mi niña y sobrevivimos, Pablo al ver que aún vivíamos tomó a mi niña y se la entregó a la mujer diciendo que les servirían en un futuro y a mí, me encerró en un hospital mental y pagó para que me drogaran diario... Estaba loca, no conocía la realidad y las alucinaciones hasta que llegó mi hija perdida a salvarme de ese calvario.
– Waoo.
Es lo único que digo al escuchar esa terrible historia... No entiendo como el humano es capaz de hacer tantas cosas horribles a personas inocentes.
¿– Cómo te enteraste que Martha no era tu madre?
Pregunto dirigiéndome a Celia.
Élla respira profundo.
– Cuándo obtuve dinero suficiente investigué a los Williams, hasta lo más mínimo, tenía que saber todo de ellos si quería vengarme de esa asquerosa gente, y acabé descubriendo que mi madre fue su primera esposa... Cintia Davis, no había fotos de ella al parecer Pablo fue muy inteligente y se deshizo de todo, así que tuve que hacer una investigación profunda... Y eliminar algunas bocas sueltas.
Dice bajando la cabeza avergonzada.
– En la investigación encontré a Sam un viejo amigo de mi madre, descubrí que nunca abandonó su caso entonces lo contacté... Ese fue mi nuevo aliado. Sam me confirmó que mi madre no estaba muerta, pero no sabía dónde se encontraba así que los dos juntos investigamos dos años sin parar hasta que por fin la encontramos.
Dice con una sonrisa triste.
– Como mi madre te contó, estába loca debido a las drogas así que tuvimos que traerla a este lugar y contratar doctores expertos como Camila para desintoxicar su cuerpo y que pueda volver a la normalidad.
¿– Que pasó con los doctores que la drogaban? ¿Y qué pasó con el tal Sam?
Frunzo el ceño.
– Los doctores están todos muertos... Y Sam... Es el chófer personal de mi padre.
Alzo las cejas al ver que tenía todo perfectamente planeado.

CELIA:
Horas después estamos en nuestra habitación.
Miro a Máximo que no ha dicho ni media palabra.
¿– Estás enojado conmigo?
Le pregunto acercándome a él.
Máximo me mira y dice.
¿– Por qué nunca me contaste? ¿No confíabas en mí?
Dice mirándome a los ojos con una expresión de tristeza.
Me siento a su lado y tomo su mano.
– Siempre he confiado en tí Máximo... Sólo que no estaba lista para contar esas cosas que hice... ¿Sabes? Mis manos están manchadas de sangre Máximo, aunque yo no los haya asesinado... Soy igual de culpable que el que lo hizo.
Suspiro sintiendo algo de culpa.
Máximo tomo mi mentón y lo alza.
– Te entiendo Celia, pero quiero que sepas que yo nunca te juzgaría, todos tenemos nuestro oscuro pasado.
Dice para besar mis labios de manera lenta y pausada.
– Y no eres culpable de nada, esas personas no merecían seguir viviendo, no se sabe las cosas terribles que hicieron solo por dinero.
Susurra sobre mis labios.
Paso mis manos por su cuello y lo atraigo hacia mí.
– Te quiero Máximo.
Susurro para besarlo con pasión.
– Espera, espera...
Me detiene cuándo empiezo a entrar mi mano por su pantalón.
– Tengo muchas ganas Maxi.
Susurro con mi voz sensual.
Máximo muerde sus labios, pero no cae en mi provocación.
– Amor no podemos y sabes perfectamente por que... Mi deseo es comerte enterita, pero no quiero lastimarte, tu salud es primero.
Dice dejando un corto beso en mis labios para colocarse de pies.
Miro su enorme paquete y sonrío... Al menos yo no seré la única que voy a sufrir JEJEJ.

La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora