Cap:32

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CELIA :
Los días pasaron y mi relación con Máximo iba creciendo cada vez más.
En estos momentos me encuentro almorzando en la empresa de Víctor junto a los demás empleados cuándo Carolina se sienta junto a mí.
¿Ésta mujer no se cansa de molestar?
– Hola Celia ¿Cómo estás?
– Muy bien, gracias por preguntar... ¿Que quieres Carolina?
Digo con una sonrisa fingida.
Élla me mira mal, luego sonríe.
¿– Ya le enseñaste a tu hijo quién es su padre? Creo que merece saber eso... ¿Sabes? Es el futuro heredero de esta empresa.
Habla un poco alto haciendo que mi hermana y algunos empleados de la empresa escuchen.
Esa maldita.
Le iba a contestar pero soy interrumpida.
– Disculpen... ¿Usted es la señora cooper?
Habla un señor con pinta de abogado dirigiéndose a mí.
– Así es... ¿Que desea?
Digo dirigiendo mi atención al señor.
– Disculpe por interrumpirla señora Cooper, mi nombre es Andrés White, su esposo me envió para hacerle entrega de algo.
Dice con una sonrisa amable.
– Claro, venga a mi despacho.
Digo para colocarme de pies.
– Hablamos luego Carolina, como puedes ver tengo cosas importantes que hacer.
Digo para salir con una sonrisa.
Su cara era épica, al igual que los otros empleados... Pues claro, nadie sabía que me había casado, era una sorpresa para todos y más para Carolina que anda detrás de Mi esposo.
Al llegar al despacho el amable señor me hace entrega de unos documentos que certifica que Máximo es el padre oficial de Angel.
– Muchas gracias por esto señor White, fue un placer trabajar con usted.
Le sonrío.
– El placer es mío señora Cooper, sin más me retiro.
Despido al señor White y con una sonrisa de felicidad miro los papeles.

En el caso de Carolina, esta se dirigía a toda velocidad hacía la empresa de Máximo.
Al llegar entró como Pedro por su casa e interrumpió una importante reunión que tenía Máximo.
¿– Es cierto que te casaste con la zorra de Celia?
Dice al borde de la histeria.
Todos los socios de Máximo la miran como si fuera una loca.
– En primer lugar señora Miller, no quiero volver a escuchar el nombre de mi esposa en tu sucia boca, y en segundo lugar ¿Quién te crees que eres para entrar de esa manera en mi empresa?
Dice Máximo frunciendo el ceño con el cubre bocas puesto... Estaba más que enojado.
Carolina se da cuenta de su error y muerde los labios... Que estúpida soy, me dejé llevar por la ira.
– Lo siento Máx...
– Señor Cooper para tí. ¡Seguridad! no la quiero volver a ver en mi empresa y si intenta hacerlo otra vez, llamen a la policía... Ya saquenla de mi vista.
Dice Máximo enojado, ¿Cómo se atreve a dirigirme la palabra después de lo que me hizo? Celia me enseñó la grabación y ese fue el día de mi accidente, por culpa de los dos ahora tengo que cubrir mi rostro.
Los de seguridad sacan a Carolina y la tiran afuera como si fuera una basura desechable.
– Por su bién señorita, le pedimos de la forma más amable que no vuelva a aparecer por aquí, el jefe no está feliz con su precensia.
Dice uno de ellos para darle la espalda y entrar dentro.
Muchas de las personas que pasaban por ahí, grababan la escena y sonreían.
Esta me la pagarás Máximo Cooper.

CELIA :
– Quiero conocer a mi hijo Celia, y si no quieres voy a quitartelo por las buenas o por las malas.
Dice Victor con una sonrisa malvada en el rostro.
Lleva varios días repitiéndome lo mismo.
– Me tienes harta con lo mismo Víctor, entiende que tú no tienes hijo, hace diez años murió junto con Cecilia Williams.
Digo mirándolo con el ceño fruncido.
– Bién, te lo buscaste Celia después no andes llorando atrás de mí.
Habla enojado.
Le sonrío inocentemente.
– Mejor largate Víctor, tu presencia me molesta.
Él se va dando un portazo y yo suspiro.
Disfruta tus últimos días Víctor, ya hablé con todos tus socios y están de acuerdo con sustituirte, solo espera y verás como vendrás a mí rogándome por ayuda.
Horas más tarde llego a mi mansión y soy recibida por mi pequeño.
– Mamiii.
Dice lanzándose a mis brazos.
– Mi pequeño... ¿Cómo estás?
Digo cargándolo y besando sus mejillas.
– Estoy bién mami.
– Me alegra escuchar eso, tu mami te tiene una sorpresa.
Sus ojos brillan.
¿– Qué es?
Dice emocionado.
Saco los papeles de mi bolso y se lo muestro.
– Eres oficialmente hijo de Máximo, ahora eres Angel Cooper Alveres.
Mi pequeño me mira con un brillo especial en los ojos y eso me hace pensar que hice lo correcto.
– Mami... Estoy tan feliz... Entonces ¿Eso quiere decir que puedo llamar a Maxi papi?
Habla emocionado.
– Amm, cariño... Eso lo tienes que hablar con el y preguntarle.
Mi pequeño asiente.
– Préstame tu celular ma, para llamarlo.
Le presto mi celular y el frunce el ceño el ceño al no encontrar su contacto.
¿– Cómo lo tienes agregado ma?
Sonrío con algo de pena.
–... Mi espochito...
Angel empieza a reírse, pero no dice nada.
Cuándo descuelga escucho su hermosa voz.
¿– Me extrañaste hermosa?
– Soy yo Maxi.
Habla mi pequeño frunciendo el ceño.
– Oh, hola campeón ¿Cómo estás?
– Estoy bién, te llamo para preguntarte algo.
– Si, dime.
– Mami me enseñó los papeles que dicen que eres legalmente mi padre... Entonces ¿Te puedo llamar papi?
Se escucha silencio a través de la línea por unos segundos.
– Si así lo deseas, estaría encantado de que me llames así, quiero que sepas que de ahora en adelante eres mi hijo, aunque no lleves mi sangre, eres un Cooper ¿De acuerdo?
Los ojos de mi niño brillan y brinca emocionado.
– De acuerdo Maxi... Bueno papi.
Angel me entrega el celular y se marcha emocionado.
– Gracias por esto Máximo.
Hablo con mis ojos aguados.
– No es nada, eres mi esposa, y todo lo que tienes es mío incluyendo a Angel.
Sonrío como boba.
¿– Vendrás hoy?
Pregunto
– Claro que sí, además habrá una tormenta con mucha lluvia ¿Sabes lo bueno que es dormir abrazado de tu esposa cuándo llueve?
– Me imagino que debe de ser rico... Lo de la tormenta no lo sabía, tengo que ir al super a comprar algunas cosas... Hablamos al roto, adiós.
– Adiós preciosa, ve con cuidado.
– De acuerdo.
Digo para colgar.
Busco a Patri y me la encuentro en la cocina preparando unas galletas.
– Mmm, huele delicioso.
Digo tomando una.
¿– Acabas de llegar?
Me pregunta.
– Sí y ahora iré al super, hacen falta algunas cosas y no podremos salír por que habrá una tormenta.
– Debiste decirme y yo hubiera ido.
– No hace falta, iré rápido.
¿– Puedo ir ma?
Aparece Angel en la cocina.
– Sólo si te abrigas bién y llevas un paragua, sabes que no te puedes mojar.
Angel asiente y hace lo que le digo.
Ya cambiado nos dirigimos al super.
Miro por los espejos para ver si nos siguen, llevo días sintiendo que me están siguiendo, pero no veo nada fuera de lo normal... Creo que estoy siendo paranoica.
Cuándo llegamos al super compramos todo lo necesario de forma rápida para que la lluvia no nos atrape, pero al salir ya había empezado a llover.
abrir el paraguas y cargue a Angel para que no se mojara.
– No debí de traerte, el agua lluvia te hace daño.
Digo entrandolo al auto y colocándole su cinturón.
– Estoy bien ma, no te preocupes.
Con un suspiro entro al auto y empiezo a conducir bajo la lluvia.
– Mami parece que ese auto negro que viene detrás de nosotros nos sigue.
Dice Angel mirando hacia atrás.
Miro por el espejo.
¿– Estás seguro?
Pregunto.
– Si, venía detrás de nosotros cuando íbamos al super.
Su declaración hace que me asuste.
– Bién sujetate voy a acelerar
Digo acelerando.
El vehículo de atrás igual acelera y de verdad me asusta... No tanto por mí, si no por mi pequeño.
– Toma el celular y llama a Máximo.
Digo pasándoselo, pero no termino de entregárselo cuando siento que mi auto es chocado por el auto de atrás.
– Mierda ¿Estás bién?
Le pregunto asustada a mi pequeño.
– Si estoy bién ma, preocupate por condu...
No termina de hablar cuando siento que chocan a mi auto con fuerza, debido a la lluvia pierdo el control y caigo en un enorme barranco.
Por favor, que no le pase nada a mi niño.

La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora