Cap:33

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MÁXIMO :

Llego a la mansión de Celia lloviendo a cántaros junto a un ramo de rosas rojas, sé que le van a encantar.
Tomo las copias de las llaves que Celia me dió y abro la mansión con una sonrisa.
– Cielos, creí que era Celia que había llegado.
Dice Patri acercándose a mí con cara de preocupación.
Frunzo el ceño
¿– Celia no está aquí?
– Fue al super hace unas horas y aún no ha llegado... Es raro ella nunca tarda.
Dice suspirando.
¿– Le has marcado?
Pregunto.
– Si, pero su celular está fuera de servicio.
Le entrego el ramo de rosas a unas de las chicas de servicio y marco el celular de Celia.
¿– No suena?
– No, al parecer dónde ella se encuentra no hay señal...
Digo sintiendo un mal presentimiento de esto.
¿– Crees que le pasó algo? Le dije que contratara guardaespaldas y no me hizo caso.
Habla Patricia desesperada.
– Tranquila Patricia, Celia es una mujer muy fuerte nada va a pasarle... ¿Dónde está Angel?
Le pregunto.
– Celia anda con Angel... Eso es lo que más me preocupa Máximo.
Suspiro tratando de pensar con claridad... La verdad... Tengo miedo de que algo malo les pase.
– Iré a revisar las cámaras del super donde ella fue, si llega me marca ¿De acuerdo?
Patricia asiente varias veces con preocupación evidente.
– Yo iré contigo.
Dice Hugo saliendo no se de donde.
– No hace falta...
– No te estoy preguntando Máximo, además te conviene una ayuda extra.
Patricia asiente.
– Es mejor que vayan lo dos, Marcos y yo estaremos aquí esperando, cualquier información se los hago saber de inmediato.
Suspiro mirando mal a Hugo.
– De acuerdo.
Digo para salir bajo la fuerte lluvia y dirigirme a mi auto.
Los dos llegamos al super y hablamos con el superior para revisar las cámaras, todo estaba normal y no había nada fuera de lo común.
Observé perfectamente como Celia y Angel compraron y luego se fueron de manera normal.
Al no encontrar nada salimos del super algo frustrados y pensativos.
¿– Que haremos ahora?
Me pregunta Hugo.
– Iremos a la casa de un amigo.
Hablo dirigiéndome a mi auto.
¿– Amigo? ¿Cómo amigo? Debemos de hacer algo para encontrar a Celia.
Dice desesperado.
No le contesto y arranco a toda velocidad, la verdad su presencia me está hartando.
¿– Acaso eres sordo? Estoy hablando contigo Máximo.
Ruedo los ojos
– Si vas a continuar hablando te juro que voy a lanzarte por la ventana.
Hablo sin expresión, de verdad no lo soporto.
Llego a la casa de mi amigo Martín y toco la puerta.
– Pero Máximo, es un milagro tenerte aquí ¿Que tal estás?
Dice abriendo la puerta con una sonrisa.
– Necesito tu ayuda Martín.
Digo entrando a su casa.
– Es un honor servir a la gran bestia ¿Que deseas?
Dice serio
– Necesito revisar las cámaras de la ciudad.
– De acuerdo... Y él ¿Es de confianza?
Dice mirando a Hugo.
Lo miro y veo que no ha dicho ni media palabra.
– No debes de preocuparte por él.
Martín asiente y nos lleva a una enorme habitación con varios ordenadores.
– Bien, dame los datos.
Dice Martin.
Le doy todos los datos necesario, y los tres observamos como Celia era seguida por un vehículo negro sin placa.
¿– Es tu chica?
Me pregunta y yo solo asiento.
En las zonas más desiertas no hay cámaras así que no hay nada más que ver y eso me tiene muy frustrado, asustado y nervioso.
Por favor necesito que aparezcas Celia, no puedo imaginar como sería perderte.

CELIA :
– Mami por favor despierta.
Escucho muy lejos la voz de Angel... Tengo tanto sueño...
– Mami por favor no te mueras... Prometo portarme bien y no comerme los dulces a escondidas.
Escucho su voz en medio de llanto y eso hace que abra mis ojos un poco.
– Angel...
Susurro.
– Mami, mami, estás despierta ¿Te sientes bién? ¿Te duele mucho la cebeza?
Su pregunta me deja algo confusa, pero luego todo pasa por mi mente como una película.
– Estoy bién... ¿Y tu como te sientes? ¿Tienes alguna herida?
Pregunto mirando su pequeño cuerpo.
– No te preocupes ma, sólo tengo algunos rasguños nada que lamentar.
Suspiro al saber que no le pasó nada.
Así que miro a mi alrededor y literal, mi auto está completamente destruido y estamos en medio del bosque, mientras llueve a cántaros.
– Es un milagro que hayamos sobrevivido a esto.
Susurro mientras observo algunas heridas que tengo en los brazos.
– Ma, ¿Segura que estás bien? Tu herida está sangrando.
¿– Que herida?
Pregunto confundida
– La de tu cabeza.
Dice señalandola
Coloco mi mano donde me señaló y un fuerte dolor me invade.
– Auch, eso dolió.
Hablo observando mi mano con sangre.
– Mami, tienes un golpe muy fuerte en la cebeza ¿Vas a morir? No quiero que me dejes... Aún no me puedes dejar.
Dice mi pequeño a punto de llorar.
Le sonrío abrazándolo.
– No voy a morir cariño, jamás voy a dejarte solo ¿De acuerdo?
Digo estrechandolo en mis brazos.
Mi pequeño empieza a llorar y me abraza fuerte.
– Mami te quiero mucho.
– Yo también te quiero mucho mi amor.
Hablo sintiendo como una lágrima baja por mi mejilla.
Mi pequeño no me suelta y llora más fuerte.
– Ya mi pequeño todo estará bién, tu mami te promete sacarte de aquí y nunca más ponerte en peligro... Lo siento mucho.
Digo sintiéndome culpable, si le hubiera hecho caso a Patri de contratar guardaespaldas esto no hubiera pasado.

...

Angel y yo abandonamos el destruido auto y empezamos a caminar para ver si encontrábamos señal para llamar por ayuda.
– Ma, ¿Segura que puedes caminar? ¿Te has vuelto a marear?
Me pregunta Angel preocupado.
– Estoy bién, no te preocupes.
Digo forzando una sonrisa, la verdad es que creo que tengo algunas costillas rotas... El dolor hace que pierda la respiración, pero no puedo detenerme.
Ya empezaba a oscurecerse y el frío junto a la lluvia no eran una muy buena combinación... Empezaba a estornudar y eso hace que sienta un dolor horrible en mis costillas.
¿– Aún no hay señal?
Pregunto con la respiración agitada.
– Aún no, pero estoy seguro que en esa pequeña montaña si debe de haber.
Habla Angel como si no estuviera caminando de manera normal... Admiro la resistencia de los niños.
Mientras subía la montaña cien mil mareos me atacaban, pero aún así no podía detenerme... Soy una mujer fuerte y esto no es nada para mí, cuándo se quiere, se puede.
Me doy ánimo mentalmente.
– Sólo aguanta un poco mami, ya estamos llegando.
Me anima mi pequeño temblando de frío.
– Soy yo la que debe de decir eso...
Mi pequeño me interrumpe.
– Siempre has estado para mí desde que nací, hoy me toca animarte y cuidarte.
Sonrío pensando que mi pequeño será un gran hombre.
Al terminar de subir puedo observar la calle a unos cuántos metros, pero mi ánimo no da para más, así que me siento en el suelo.
Tomo el celular para llamar, pero una llamada de Máximo entra haciéndo que sonría de forma inconsciente.
Lo descuelgo.
– Celia mi amor ¿Eres tú?
Escucho su voz con desesperación.
– Máximo...
Siento mi voz quebrarse.
– Gracias al cielo... Dime ¿Dónde estás? ¿Estás bién? ¿No te ha pasado nada?
Me pregunta de manera rápida.
Siento mi garganta cerrarse y las ganas de llorar me invaden... La verdad pensé que iba a morir y escuchar su voz, hace que me entre ganas de llorar.
Angel toma mi celular al verme de esa manera y empieza a hablar con Máximo.
– Papi ven rápido, mami se encuentra muy mal.
Es lo último que escucho cuándo siento que un fuerte mareo me invade haciendo que pierda el conocimiento.
Coloco mi mano sobre la herida y aunque vendé mi cabeza, la sangre sale a chorros.
– Ma, ya papi viene... Solo aguanta ¿Si?
Le sonrío.
– Estaré bien mi pequeño, no te preocupes.
El solo asiente no muy convencido... ¿Tan mal me veo?

Mientras eso pasaba, Mirian y su familia brindaban muy felices.
– Ya me confirmaron que Celia junto a su hijo están eliminados.
Sonríe Mirian más que feliz.
– No sabía que esa inútil tenía un hijo... Pero gracias a Corolina nos enteramos... Fue la mejor idea sacarla del camino.
Dice la madre de Mirian tomando de su bebida.
– Si fue la mejor idea y todo gracias a nuestra inteligente hija, te amamos hermosa.
Dice el padre de Mirian emocionado.
– Y yo a ustedes padres.

La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora