Cap:41

253 14 0
                                    

MANSIÓN WILLIAMS :
– No entiendo como sobrevivió, tenía que morir junto a ese ejendro hijo de élla.
Chilla Mirian haciéndo rabieta.
– Tranquila hija, no puedes alterar al bebé.
Dice Martha.
– Maaa.
Dice rodando los ojos.
– Lo sé cariño, pero hay que guardar las apariencias.
Mirian suspira y se sienta en el sofá.
– Mi prometido está preso y sin esperanzas de salir ¿Que haré?
Habla chillando.
– Hija mía, dejale todo a tu madre ¿Si? En dos días haremos la fiesta y te conseguirás un nuevo prometido, uno que sea guapo y rico.
A Mirian se le ilumina la hueca cabeza.
– Ma ¿Has visto a Máximo Cooper?
Martha frunce el ceño.
– Si lo he visto, todos hablan de su perfecto y hermoso rostro.
– La verdad sí, está muy guapo... Lo quiero para mí mami, el sería el hombre perfecto.
Dice con ilusión.
Martha lo piensa por un momento y su hija tiene razón.
– Tienes razón querida, es el hombre perfecto para tí... La inútil de tu hermana no se lo merece.
– Por supuesto que no, soy más hermosa que ella, merezco todo lo bueno.
– Claro cariño, les mandaré dos invitaciones para nuestra fiesta, va a ser tu oportunidad de conquistarlo.
– Dalo por hecho ma, Máximo va a ser mío.

CELIA :

Han pasado una semana desde que apresaron a Víctor, y su empresa pasó a ser mía.
Luego de la investigación algunos empleados estaban involucrados y también fueron apresados, al igual que el padre de Victor, era uno de los principales qué lavaba dinero.
En cuánto al abuelo de Victor por más que quería hacer algo con su hijo y nieto no podía, así que nada más se hizo de la vista gorda y dejó qué todo pasara como debía de ser.
La bruja de la madre de Víctor se quedó sin nada, su casa fue embarcada y todas las tarjetas fueron congeladas debido a la investigación, por eso vino a mí exigiendo qué la deje trabajar en mi empresa, pero yo como soy tan buena solo la eché afuera y la tiré a la calle... Tiene suerte de que no hice nada en contra de ella.
Lo último que supe de esa mujer era que los reporteros no la dejaban en paz y tuvo que huir al pequeño pueblo de donde vino.
Si yo fuera su familia no la habría aceptado, por que durante todos estos años los negó y jamás quiso saber de ellos solo por que eran humildes... En fin basura de persona la bruja esa.
En estos momentos me encuentro sentada en la oficina de mi nueva empresa.
– Vero, por favor quiero que me traigas dos servicios de patica de pollo con papas fritas y mucho ketchup.
Digo sin levantar la cabeza de los papeles, pronto uniré esta empresa junto a la mía.
– Señora, lleva una semana completa pidiendo lo mismo... ¿Está segura que quiere eso?
Habla Vero, y levanto la cabeza.
– Eso es lo que quiero, tengo mucha hambre muévete.
Hablo haciéndo un puchero y mi secretaria se va sin decir nada.
Veinte minutos más tarde, llega mi secretaria con mi almuerzo.
– Gracias Vero, puedes retirarte.
Digo sintiéndo como mi boca se hace agua.
Élla se retira y yo muy emocionada tomo una pata para darle el primer bocado, pero soy interrumpida.
– Disculpa por interrumpirte Celia.
Escucho ese acento ruso.
Levanto la cabeza y veo a Yulia.
– Hola Yulia ¿Cómo estás?
Hablo dejándo mis ricas patas.
– Estoy de maravillas, ¿Que son esas patas?
Dice mirando mi comida.
Alejo mis patas de élla.
– Si son patas, pero no me pidas que no te voy a dar.
Digo frunciendo el ceño.
– Pero... Celia... Tienes dos servicios...
Suspiro frustrada.
– Lo se Yulia... Sólo no mires mis patas, por favor.
– Esta bién... Si que eres extraña... Pero bueno a lo que vine, esta noche Víctor Cortés desaparecerá de la fas de la tierra.
¿– Vas a matarlo hoy?
Le pregunto interrumpiendola.
– Claro que no, primer lo haré sufrir, si deseas verlo en su sufrimiento solo tienes que avisarme, conoces mi número.
– Claro que quiero verlo sufrir... ¿Que te parece si mañana en la noche voy a verlo?
Digo con una sonrisa.
– Perfecto, mandaré por tí a las nueve, espero estés lista mentalmente.
– No te preocupes no soy débil.
– Bién, eso me gusta... Es hora de irme nos vemos mañana.
Dice levantándose.
– Si, otra cosa... ¿No te molesta que secuestre a tu amigo por unos días?
Sonrío pensando en Hugo.
– Para nada, has lo que quieras.
Hablo con una sonrisa y le guiño un ojo.
– Perfecto, seremos grandes amigas tu me entiendes... Ahora sí adiós.
Yulia se retira y vuelvo a mis patas antes de que se enfríe.
Cuándo voy a dar mi primer bocado soy interrumpida otra vez, cuándo la puerta es abierta.
– Me cago en el dia***.
Hablo furiosa.
Levanto la cabeza y veo a Máximo que entra con una sonrisa.
– Hola cariño, te traje el almuerzo para que lo compartamos.
Dice con una bella sonrisa, y yo sonrío como boba olvidando mi enfado.
– Hola amor, claro que sí... Ven toma asiento conmigo.
Máximo se sienta y saca dos almuerzo.
– Al parecer ya compraste el tuyo... ¿Por qué tienes dos servicios?
Muerdo mis labios y finjo una sonrisa.
– Son para mí, Máximo.
¿– Dos servicios? ¿Desde cuándo comes tanto?
Pregunta sorprendido.
– No es mucho Máximo y si te molesta...
– Claro que no me molesta cariño, por favor no quiero más peleas... ¿Sabes? Has estado muy extraña duerante esta semana ¿Te pasa algo?
Niego varias veces.
– Estoy bién, no me hagas caso.
Digo para empezar a comer mis patas de pollo... Mmm, qué rico está esto.
Cuándo acabo mis dos servicios mando por un pastel de chocolate.
– Celia cariño... ¿No crees que es demasiado?
– Mmm, no... Este es mi postre ¿Quieres?
Pregunto brindándole un poco.
– No gracias, estoy lleno.
Me encojo de hombros y termino mi rico pastel de chocolate.

...

Al día siguiente dos invitaciones para una fiesta llegan al depa de Máximo.
– Oh, pero que fácil me ha puesto el camino los Williams.
Digo con una sonrisa.
¿– De que hablas?
Me pregunta Máximo acercándose a mí.
– De esto.
Le enseño las invitaciones para la fiesta de mi supuesta familia.
¿– Que estarán tramando esa gente?
Pregunta Máximo con el ceño fruncido.
– Ni idea, pero me han hecho el camino más fácil.
Digo sonriendo.

A las nueve de lo noche un auto negro blindado pasó por nosotros.
– No creo que deberías ir Celia, esos lugares no son lindos.
– Lo sé esposito, no soy una mujer débil y lo sabes.
– Lo sé, pero...
– Tranquilo, estaré bién... Sólo quiero ver su estúpida cara sufriendo.

Dos horas más tarde llegamos a un viejo almacén destruido.
– La señora los espera, síganme.
Dice el hombre que nos recogió en el auto.
Caminamos dentro del almacén y bajamos unas viejas escaleras... Todo el lugar está un poco oscuro y tenebroso.
Voy agarrada de mano con Máximo y para nada lo suelto ¿Y si me sale la llorona?
– Es aquí.
Dice deteniéndose en una gran puerta de metal.
Nos hacen pasar y el olor a carne podrida me hace vomitar.
¿– Estás bién?
Dice Máximo tratando de sostenerme.
– Si solo...
No termino de hablar y mi estómago se vacía.
Máximo me saca afuera y trato de respirar con tranquilidad.
– Lo siento no creí que fueras a ponerte mal por el olor.
Dice entregándome una máscara de cristal.
– Con esto, no oleras la carne podrida... Es un lugar de torturas... Ya sabes.
Asiento colocándome la máscara.
Entro junto a Máximo que no me suelta por nada y en un pequeño rincón observo a un hombre con poca ropa, todo golpeado y magullado... Creo que le falta un ojo...
¿– Ese es Victor?
Susurro con los ojos bién abierto.
– Oh sí, creo que me pasé un poco... Solo me dejé llevar.
Dice Yulia con una pequeña sonrisa traviesa.
– Ayuda... Ayúdenme...
Dice Victor arrastrando las palabras.
– Nadie te ayudará Víctor, acepta tu destino... Mira te traje visitas... ¿Adivina quién? Celia Alvares y Máximo Cooper.
Víctor levanta la cabeza aturdido.
– Mi... Hijo... Celia... Mi hijo....
– Qué ¿Acaso está delirando? O ¿Es la conciencia?
Pregunto con el ceño fruncido.
– Seguro es la conciencia.
Dice Máximo acercándose a él con el ceño fruncido.
– No tienes hijo Victor... Mejor dicho no tienes a nadie... Es la consecuencia por ser el mounstro qué eres.
Tres hombres grandes y fornidos entran mirándo a Víctor con deseo.
– Yulia... ¿Acaso es lo que estoy pensando?
Élla sonríe cínicamente.
– Él muy maldito violaba menores... ¿Que tal si le damos algo de su propia medicina? Será divertido.

(Uufff, se lo merece Víctor)


La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora