Cap:27

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CELIA :
Al día siguiente estaba a primera hora en la empresa y todo lo que era de Mirian era echado al bote de la basura.
– Señora ¿También desea deshacerse de los muebles?
Pregunta uno de los trabajadores
– Si, no dejen nada.
Digo para salir y tomarme el día libre, ya mañana regreso con todo nuevo.
Mientras voy en mi auto mi celular suena.
¿– Diga?
Hablo contestando sin mirar.
¿– No conoces mi número?
Escucho la sensual voz de Máximo.
– Disculpa no miré el número ¿Como estás?
Hablo con una sonrisa.
– Estoy bién ¿Y tu como te encuentras? ¿Cómo va tu segundo día de trabajo?
Me pregunta.
– Estoy muy bien y sobre mi trabajo... Hoy tengo el día libre, estoy haciendo unos pequeños arreglos.
– Me alegra que estés bién y si estás libre ¿Por qué no visitas a tu prometido? Me siento solo y abandonado.
Empiezo a reírme.
– Bién iré a visitarte, estaré allá en media hora.
– Te estaré esperando, conduce con cuidado.
– Si, guardame algo bueno.
– Yo enterito.
Escucho que dice con una sonrisa.
– Aparte de ti, guardame algo bueno.
Digo sonriendo.
– De acuerdo te guardaré algo bueno.
– Está bien, hablamos al rato bay.
Digo cortando la llamada mientras sonrío.
Media hora más tarde estoy entrando en la empresa de Máximo.
Camino por el pasillo y el personal me saluda muy amable.
Al llegar en el último piso la secretaria me dice que Máximo me espera.
Toco su puerta y escucho un pase.
Al ingresar dentro unos fuertes brazos me rodean tomándome por sorpresa.
– Ooh, pero que bienvenida, tendré que venir más seguido para que me recibas así.
Digo rodeando su cuello para besarlo apasionadamente.
– Mmm, te aseguro que estaría encantado de eso.
Dice Máximo para levantarme y hacer que envuelva mis piernas alrededor de su cintura.
Empezamos a besarnos como dos locos desenfrenados y sólo sentí cuando era despejada de toda mi ropa y estaba a su merced en su escritorio.
¿– Te gusta?
Me pregunta moviendo sus caderas salvajemente, mientras me tiene de espalda en su escritorio.
– Aah, si me gusta.
Contesto mordiendo mis labios por el placer que estoy sintiendo.
Máximo abre mas mis piernas y entra su mano en mi parte íntimos moviendo su dedo en mi punto de placer.
– Mmm, Maxi voy a correrme.
Digo en medio de gemidos y jadeos.
– Vamos correrte para mí preciosa.
Dice besando mi cuello en medio de jadeos con la respiración agitada.
Siento mi espalda arquearse y gimo cuando me siento llegar.
Máximo me aprieta más a él y en con dos embestidas más siento mi interior llenarse de su esencia.
¿– Te sientes bien?
Me pregunta dejando pequeños besos en mi espalda.
– Me siento renovada.
Hablo para darme la vuelta y pararme derecha.
Él sonríe y besa mis labios.
– Esto es para tí.
Dice separándose de mí y entregándome un ramo de rosas rojas con chocolates dentro.
¿Donde eso estaba que no lo ví?
– Gracias.
Beso sus labios con una sonrisa.
– Ven a cambiarte que tengo buenas noticias para tí.
Dice ayudándome a vestir y limpiarme.

...

– He hablado con todos los socios de Víctor y han decidido reunirse contigo la próxima semana, pero quieren que sea de manera discreta y le he sugerido mi departamento.
Dice él mientras juega con mi cabello.
– Wao, no creí que fuera tan rápido ¿A que hora?
Digo comiendome los chocolates.
– Aún no se ha decidido les he dicho que primero hablaré contigo.
Asiento.
– Perfecto, la hora que ellos escojan para mí esta bién, solo deben de avisarme.
– De acuerdo, yo hablaré con ellos luego te aviso.
Dice Máximo acomodándome mas en sus piernas.
– Maxi, ya debo irme.
Hablo levantándome de sus piernas.
Él hace un puchero y me hala hacia él.
¿– Por qué te vas? Hoy no tienes trabajo.
Dice besando mi cuello.
– Quiero pasar tiempo con mi pequeño, estoy segura que en los próximos días apenas tendré tiempo para verlo.
– Tienes razón, te veré luego Celia...
Saluda al pequeño terremoto de mi parte.
Dice besando castamente mis labios.
– Está bién, nos vemos luego.
Digo levantándome para irme.

...

Pasé el resto del día con mi pequeño y Hugo, mientras Patri y Marcos andaban de citas.
Al día siguiente estaba en mi oficina mírando lo hermosa que quedó.
Las paredes están pintadas de blanco con gris, dándole un toque elegante y los muebles del mismo color haciendo una combinación perfecta.
Me siento en mi cómoda silla cerrando los ojos con una sonrisa... Bueno a trabajar.
Empiezo a organizar las montañas de papeles que están en desorden mientras investigo todos los fraudes de esta empresa, estoy segura que encontraré todas las pruebas para hundir esta empresa, sé de todos los secretos de Victor y estoy segura que esta empresa es solo una pantalla para el lavado de dinero.
– Mi niña como estás...
Interrumpen en mi oficina.
Levanto la cabeza para ver a la bruja de la madre de Víctor.
¿– Quién eres tú y qué haces en la oficina de mi niña?
Dice entrando como Pedro por su casa.
Suspiro pensando que esta es otro dolor de cabeza, aunque la miré pocas veces, pero sé que es igual o peor que su hijo, ella sabía perfectamente los abusos y maltratos de su hijo hacia mí y aún así se hizo de la vista gorda.
– Carlota deja la hipocresía conmigo, las dos sabemos que sabes perfectamente que soy la veceprisedente de esta empresa y no Mírian.
Hablo rodando los ojos.
¿– Que es lo que quieres? ¿Acaso quieres volver con mi hijo?
Dice mirándome con odio.
La miro alzando las cejas.
– Ni que tu hijo fuera un pedazo de oro... Bajate de esa nube, tu hijo no es el único hombre que existe.
Hablo haciendo una mueca de asco.
– Eres una Zorra maldita Cecilia Williams...
No dejo que termine.
– Corrección vieja, mi nombre es Celia Alvares, pero eso lo sabes tú desde que me mandaste a investigar ¿No?
Digo con una sonrísa.
Élla se acerca a mi furiosa.
¿– Como te atreves a faltarme el respecto? Hablaré con mi hijo para que te heche como la perra que eres.
– Anda ve y habla con tu inútil hijo ¿Crees que eso a mi importa? Vieja metiche.
Detengo su mano cúando intenta darme una cachetada.
¿– Que? ¿Pensabas pegarme? JAJAJA, vieja loca toma esto para que hables con gusto.
Digo dándole una cachetada no muy fuerte, aún tengo respeto por los mayores pero esta mujer me saca de mis cabales.
Élla solo me mira con los ojos abiertos.
¿– Que, quieres otra? No sabía que eras masoquista.
Digo levantando mi mano y ella se aleja de mí rápidamente.
– Esto no se quedará así Cecilia, juro que te haré sufrir de la peor manera.
Habla con la mano en su mejilla.
– Pues estaré aquí esperandote, no tardes mucho ¿Si?
Digo guiñandole un ojo con una sonrisa.

La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora