Cap:44

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En un lugar no muy lejos de la ciudad, se encontraba Corolina en un viejo motel.
– Esos inútiles... ¿Y ahora que voy hacer?

MÁXIMO :

Despierto mirándo el rostro de mi bella esposa.
Aún no puedo creer que crece un hijo mío en su vientre...
Pienso con una sonrisa en los labios.
Beso su frente y luego su plano vientre, qué estoy seguro que en unos meses estará muy abultado.
Me levanto y me dirijo al baño para hacer mis necesidades.
Al salir ya Celia no está en la cama... Que raro, esa dormilona no le gusta despertar temprano.
Cuándo termino de cambiarme con mi traje de oficina, me dirijo a la cocina y la encuentro preparando el desayuno.
– Buenos días amor.
Digo abrazándola por detrás y besando su cuello.
Élla me sonríe como siempre lo hace.
– Buenos días cariño, ¿Cómo amaneciste?
Dice terminando de preparar un chocolate con galletas.
– De maravillas ¿Y ustedes?
Pregunto colocando mis manos en su vientre.
– Muy bién, vete a sentar te voy a servir el desayuno.
Dice y hago lo que me dice.
Los dos desayunamos en un cómodo silencio.
¿– Cuándo le diremos a nuestras familias que estás embarazada? Sólo Angel lo sabe.
Pregunto mirándola.
– No sé... Creo que sería lindo reunirlos a todos y darle la noticia ¿Que dices?
– Perfecto ¿Te encargarás de eso?
– Sí, yo me encargo no te preocupes.
Me sonríe.
– Bién, me iré a la empresa, no comas nada de dulces ni comida chatarra, toma mucha agua y jugo para que estés hidratada.
Élla me hace un puchero y asiente.
– De acuerdo, ve con cuidado.
Dice colocándose de pies y besando mis labios para despedirse.
– Sí, tu también cuidate, nos vemos.
Digo para salir de mi depa.
Mientras conduzco hacía la empresa, uno de mis guardaespaldas se comunica conmigo a través de los auriculares.
– Jefe, un auto negro lo sigue.
Miro por el espejo y tiene razón.
¿– Que hacemos jefe?
Me pregunta.
– Déjalo qué me siga... Veremos que hace.
Les digo observándo el auto... Estoy seguro que debe de ser Carolina.
Mis guardaespaldas me siguen a una distancia considerable para no perderme de vista y cuidar qué algo malo no me pase.
Mientras conduzco, un camión de carga se atraviesa en mi camino haciéndo qué frene de golpe y choque contra el... Al parecer esto fue a propósito.
Es lo último que pienso.

CAROLINA :

– JAJAJA, veremos si sobrevives a esto Máximo Cooper, ahora iré por tu querida esposa.
Dice cómo una lunática.
De pronto los cristales de su auto fueron rotos y fue sacada a la fuerza.
– Responderás por esto Carolina Miller.
Dicen unos hombres vestidos de negro con armas en las manos.
– No, sueltenme... Les pagaré el triple quién sea que los haya mandado.
Dice algo asustada, pero un golpe en la cabeza le hace perder la conciencia.

CELIA :

Llego a mi mansión sintiendo un mal presentimiento.
Trato de respirar profundo y me pongo a pensar que todo estará bien.
Encuentro a Patri preparando el desayuno y me acerco por detrás.
– Bummm.
La asusto.
– Aaaahhh.
Grita asustada.
– Cielos ¿Piensas matarme Celia?
Habla con una mano en su pecho y yo no paro de reír.
– Lo siento Patri.
Digo sin parar de reír.
– Se que no lo sientes mocosa, dime ¿Cómo va todo?
Paro de reír y suspiro.
– Todo va excelente y... Hay algo que quiero contarte.
Digo con una sonrisa.
Ella me presta toda su atención.¿–Qué pasa?
Pregunta curiosa.
Tomo su mano y la coloco en mi vientre.
– Patri... Voy a ser mamá otra vez...
Hablo casi llorando.
Patri se queda sorprendida por unos segundos  y luego me abraza emocionada.
– Cielos, cielos... Mi niña muchas felicidades... Seré abuela otra vez, me siento más vieja.
Dice con una sonrisa de oreja a oreja.
– No se lo digas a nadie aún, los únicos que lo saben son Angel y Máximo, luego haré una cena para anunciarlo a todos.
Patri asiente mirándome con cariño.
– Me alegra que seas feliz mi niña, me emociona saber que has encontrado a alguien con quién compartir tu felicidad, te deseo lo mejor Celia.
Habla con los ojos aguados.
– Oh, Patri.
La abrazo con fuerza.
Luego de ese lindo momento, uno de los guardaespaldas de Máximo llega agitado.
– Señora.
Dice tratando de respirar bien.
Al verlo, mi corazón golpea en mi pecho como si se fuera a salir.
¿–Qué pasa?
Pregunto nerviosa y un poco asustada.
– Él jefe... Ha tenido un accidente.
Cuándo escucho esas palabras siento que me falta el aire y trato de pensar con claridad.
¿– Cómo está?
Pregunto con la voz temblorosa.
El guardaespalda suspira y baja la cabeza.
– Está siendo operado de emergencias... Está muy grave.
Dice bajando la cabeza.
Mis manos tiemblan y mi cabeza es un caos.
– Celia mirame, tienes que tratar de calmarte.
Dice Patri sentándome en un sillón y pasándome un vaso de agua.
– Tómate el agua, no puedes alterarte... Piensa en el bebé ¿Sí?
Asiento tratando de mantener la Calma... Pero rayos... Es difícil.
– Llévame al hospital... Quiero estar con él...
Le digo al guardaespaldas y este asiente.
– Celia... ¿Estarás bien? ¿No quieres que vayas contigo?
Me pregunta Patri nerviosa.
– No te preocupes, cuéntale a los demás lo que pasa y comunicate con su familia por favor.
Ella asiente y me marcho junto al guardaespaldas qué por cierto se llama Manuel.
¿– Cómo pasó?
Pregunto mientras el conduce a una velocidad considerable, lo primero que le dijo Patri era que me cuidara qué estoy embarazada.
– Creemos que todo fue obra de Carolina, lo estaba siguiendo y de repente un camión se atravesó y...
– No es necesario que continúes... ¿Que pasó con Carolina y la persona  del camión?
Le pregunto interrumpiendolo.
– Lo tenemos en la bodega, no escaparán.
– Buen trabajo Manuel.
Digo suspirando... Espero que todo salga bien... No puedes dejarnos Máximo.
Pienso mientras coloco mis manos en mi vientre plano.
Llegamos al hospital y lo primero que hago es buscar dónde está Máximo.
– Lo siento señora Cooper, su esposo está aún en la sala de operación está muy delicado... Tiene que esperar.
Dice una enfermera para marcharse a toda velocidad.
Tomo asiento en una de las sillas qué está en la sala de espera y me quedo con la mente en blanco... El que ha pasado por esto... Sabe lo difícil que es.
Minutos después llega la madre de Máximo vuelta loca junto a sus hermanas.
– Mi hijo... ¿Dónde está?
Pregunta nerviosa.
No le puedo contestar y lo único que puedo hacer es llorar con un nudo el pecho.
– Ésta... Está... En la sala de operación... Está muy delicado.
Hablo con dolor y las lágrimas salen como una cascada

La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora